Detalle del retrato idealizado de Ramiro I pintado por Isidoro Lozano. Museo del Prado
Detalle del retrato idealizado de Ramiro I pintado por Isidoro Lozano. Museo del Prado
Actualizado: 2 febrero, 2024

A medida que escribía el post sobre el cristianismo entre los astures me surgía una pregunta ¿Cuánto tardó en completarse ese proceso? La respuesta a esa pregunta nos permitiría saber hasta qué momento pervive la religión antigua entre ellos. Vamos a ver qué podemos averiguar sobre este asunto.

Antes de empezar creo que debemos distinguir desde el principio lo que es el culto público o comunal de la del ámbito de las creencias domésticas. Porque en realidad tienen una dinámica completamente distinta y, en muchos aspectos, va a condicionar su supervivencia o no dentro de los avatares sociales de todo este periodo, como veremos a lo largo de este artículo.

Religión estatal y culto privado en el ámbito astur en el bajo imperio

El punto de partida es una Asturia que está inmersa en la dinámica propia del mundo romano bajoimperial. La religión del Estado contempla el culto al emperador y al panteón latino de divinidades. En la práctica se traduce en un culto oficial que incluye un sincretismo entre las religiones romana e indígena que ya tenía su origen en el alto imperio. Es la expresión de un culto público del que la epigrafía nos proporciona algún ejemplo tardío, como la veneración a algunas divinidades indígenas en el noroeste en el siglo III d.C. o la existencia de verdaderos santuarios, como el del dios galaico Berobreo, del que os hablé en otra ocasión, que siguen en activo en el siglo IV d.C. Existen en un mundo que es plenamente romano. El número de testimonios de este culto experimenta un gran descenso en los siglos finales del imperio, algo que tiene mucho que ver con el paulatino abandono del hábito epigráfico.

Santa María de Lugás, Santuario sobre un viejo castro Luggon de la ría de Villaviciosa
Santa María de Lugás, Santuario sobre un viejo castro Luggon de la ría de Villaviciosa

Debemos ser cautos porque la epigrafía apenas nos muestra aspectos de la religiosidad «pública» de quienes tienen capacidad económica, o poder institucional para encargar este monumento. Es decir, nos muestra la expresión comunitaria de la religión, incluso en el caso de que el dedicante sea un particular cumpliendo un voto. Es un objeto hecho para ser visto, y esto tiene una serie de implicaciones importantes cara a servir de patrón para estudiar el sistema de creencias. Es una forma de expresión, hasta cierto punto, de unas élites. Y es que para estudiar este fenómeno tenemos que aceptar que la expresión religiosa, e incluso las creencias, no son iguales entre las élites y entre el resto de la sociedad.

La entrada en escena del cristianismo debió ser paulatina1, y como dije en otro post, más temprana e intensa en el sur del conventus asturum por la presencia más numerosa del ejército romano. Es el ejército quien difunde nuevos sistemas de creencias, como las religiones mistéricas que llegan antes que el cristianismo. La imposición del culto cristiano como religión oficial del Imperio en en 388 por Teodosio, tuvo que tener un gran impacto en este sentido. Evidentemente, primero sobre las clases dirigentes y en aquellos lugares donde se rinde culto al emperador y al panteón clásico, es decir, los centros de poder. En el caso astur hablamos de Legio o Astúrica, que es desde donde se articula en un periodo anterior el culto al emperador, y posteriormente el cristiano. No penséis que es casualidad que Astúrica sea un obispado desde tiempos antiguos, lo es porque toda la estructura del poder religioso ya estaba allí, simplemente porque esa estructura está asociada al poder civil y militar del Estado.

Murallas de Astorga
Murallas de Astorga

Recordemos que en el bajo imperio la situación teológico política cambia. El emperador deja de ser princeps y pasa a ser dominus. Señor de un territorio y unas gentes por mandato de Dios. Empieza a tener rasgos de un señor protofeudal. Y en este sistema hay oprimidos y siervos, cuya situación es algo mejor que la de los esclavos altoimperiales, desde luego, pero que viven en un régimen en el que el Estado les aprieta las tuercas. Es el caldo de cultivo para que una doctrina que predica que todos somos iguales ante Dios (ya no ante el emperador) resulte convincente. También es el caldo de cultivo de violentas revueltas sociales.

En cuanto al culto doméstico es mucho más difícil de detectar. Casi no tenemos información en el ámbito astur de su existencia, ni de cómo se llevaba a cabo el ritual. Lo que se ha dicho sobre ello se basa en comparaciones con otros pueblos prerromanos. Podemos pensar en pequeños exvotos y ofrendas, a tenor de los pocos indicios documentados. Ritos como el de depositar ollas cerámicas con un pequeño animal como sacrificio para construir una casa (por ejemplo las ollas votivas de Lucus Asturum), pero es más un rito propiciatorio que un culto doméstico. Podemos pensar en la existencia de lararios (pequeños altares domésticos) una vez que el estilo de vida romano se difunde en el territorio astur, pero a tenor de los hallazgos arqueológicos, o no es un fenómeno que tiene amplia difusión, o simplemente su huella arqueológica se pierde.

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Olla votiva. Lucus Asturum 2023. Foto Esperanza Martín
Olla votiva. Lucus Asturum 2023. Foto Esperanza Martín

Dicho esto, es difícil pensar que se abandonen los viejos cultos de un día para otro2, y más en aquellas zonas alejadas de los grandes centros de poder como la Asturia transmontana.

La penetración del cristianismo en áreas apartadas de estos centros de poder, como los asentamientos de las montañas, o en general los del norte transmontano (excepción hecha de algunos puntos de la costa, la llanura central, y aquellos asentamientos cercanos a las grandes vías de comunicación) debió ser desesperadamente lenta para los deseos de la naciente curia eclesiástica. Entre los siglos IV y V el ascetismo que se había desarrollado entre el fin de las persecuciones en el 313 y el 380 debió funcionar como la semilla que llevó el cristianismo3 a los pequeños asentamientos rurales. En definitiva se ponía cerco al «paganismo», entendido desde el ámbito cristiano como una religión de carácter sincrético entre religión astur y romana, en los lugares más recónditos del territorio. Nuevas doctrinas como el pelagianismo tuvieron mucho que ver.

Pero sabemos que la vieja religión pervive de alguna manera

Paganismo en la Tardoantigüedad

La caída del Imperio no pone las cosas fáciles a esa expansión del cristianismo aunque confirma a la autoridad eclesiástica como una de las pocas que se mantiene en pie. Los obispos son auténticos líderes sociales en ese momento, sufriendo las consecuencias en muchos episodios. En territorio astur, como en el resto del noroeste, donde llegan los Vándalos (arrianos) y los Suevos (paganos directamente) la cosa no debió ser fácil 4.

Asturias
Asturias

Desde el punto de vista del culto privado sorprende descubrir que se podría dar un sincretismo entre cultos locales5 y foráneos que aparece reflejado en algunas expresiones de la mitología que ha llegado a nuestros días. Por ejemplo el personaje del Nuberu que recuerda en muchos aspectos a Wotan, o la Güestia que algunos autores consideran un refrito local de la cacería de Odín (de nuevo Wotan), o el trasgu, cuyas leyendas asturianas tienen un paralelo idéntico en zonas de centro Europa. La influencia del paganismo germano en las creencias del culto privado tienen más alcance del que creemos.

Pero el cristianismo se va imponiendo y la vieja religión (no me gusta el término paganismo, que por cierto hace referencia a la gente del campo, la del mundo rural) se transforma en superstición. Un cristianismo que integra elementos del paganismo, por cierto. Algunas de esas supersticiones son las que llegan a nuestros días y recogen autores como Aurelio de Llano aquí en Asturias. Cuando hablamos de la Xana, no debemos olvidar que estamos hablando de un viejo sistema religioso que se esconde detrás de los cuentos de las abuelas.

Es precisamente esa lucha, la de separar las viejas creencias paganas de las cristianas la que adquiere mayor intensidad6. En ámbito rural (mayoritario a lo largo de la Historia), donde la sociedad es más reacia al cambio es donde perviven los cultos precristianos. Cuando ya no se le puede llamar religión porque la autoridad no lo permite, se le llama «creencias y supersticiones». Las fuentes nos hablan de un programa sistemático para erradicarlas como se aprecia en la carta de Martín de Braga, de Correctione Rusticorum que, por otra parte, es un maravilloso catálogo de cómo ser un buen «pagano» en su tiempo. Os dejo un ejemplo:

«Porque encender velas junto a las piedras y a los árboles y a las fuentes y en las encrucijadas, ¿qué otra cosa es sino culto al diablo? Observar la adivinación y los agüeros, así como los días de los ídolos, ¿qué otra cosa es sino el culto del diablo?

Observar las vulcanales y las calendas, adornar las mesas, poner coronas de laurel, observar el pie, derramar en el fogón sobre la leña alimentos y vino, echar pan en la fuente, ¿qué otra cosa es sino culto del diablo? El que las mujeres nombren a Minerva al urdir sus telas, observar en las nupcias el día de Venus, y atender en qué día se hace el viaje, ¿qué otra cosa es sino el culto del diablo?

Hechizar hierbas para los maleficios, e invocar los nombres de los demonios con hechizos, ¿qué otra cosa es sino el culto del diablo? Y otras muchas cosas que es largo el decirlas.

Los viejos dioses y espíritus ahora son demonios. Aunque Martín predica entre los suevos, que son paganos en el tiempo que él escribe, habría que ver cuánto de lo que se dice se refiere a la tradición germánica y cuánto a la pervivencia del culto prerromano. El empleo de nombres y deidades latinas puede ser un recurso literario orientado a quien recibe el texto más que a la realidad local del noroeste o bien una manifestación de la pervivencia del sincretismo hispano romano. En realidad, de lo que conocemos de los cultos germanos precristianos y los que tienen las sociedades prerromanas de la Península no hay muchas diferencias. Ofrendas en espacios abiertos, pequeños sacrificios, empleo de hierbas… sigue estando ahí, y en el mundo prerromano no debió ser demasiado distinto.

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Una de las representaciones de mitos astures hecha con elemenos naturales.
Una de las representaciones de mitos astures hecha con materiales naturales.

Otro factor a tener en cuenta es que la conversión tiene un cierto carácter político. Hasta que los suevos no se convierten al cristianismo no se produce una verdadera integración con las élites hispanorromanas del territorio. Para eso se hace precisamente y entre los astures transmontanos y otros grupos no hay ni siquiera un control territorial pleno, por lo que difícilmente las estructuras eclesiásticas van a marcar la conversión de ruccones, sappi o aregenses, entre otros. Probablemente ni entre el pueblo llano en los territorios controlados por los propios suevos.

El noroeste no es un caso aislado. Martín de Tours escribe en el siglo IV que en la Galia todavía hay festivales y templos paganos. En el siglo VI el obispo de Mérida es alabado por convertir a los paganos de Lusitania, que no habían aceptado el cristianismo.

Pizarra de Carrio. Conjuro contra la tormenta
Pizarra de Carrio, Asturias. Siglo V al VII. Conjuro contra la tormenta

El primer cristianismo tuvo que tener mucho de pagano. Lo vemos en la pizarra de Carrio, descubierta a principios del siglo XX en Villayón. Se trata de una laja de piedra que tiene grabado en letra visigoda un conjuro contra la tormenta y en el que aparecen elementos paganos y cristianos. Su transcripción dice así:

Conjuro a vosotros, todos los patriarcas Miguel, Gabriel, Ceciteil, Oriel, Rafael, Ananiel, Marmoniel, que tenéis las nubes cogidas con vuestras manos: estén exentas de la villa con nombre de Ciuscau, donde habita su fámulo Auriolo con mi cementerio, con los frades y vecinos suyos, y de todas las posesiones del mismo; sean expulsados de la vila y de sus habitaciones; por montes vayan y vuelvan, donde ni el gallo canta ni la gallina cacarea, donde ni el arado ni el sembrado obtuvo semilla ni nada es de nombrar.

Por tanto en el periodo tardoantiguo, siglos VI al VIII, lejos de estar resuelta la cristianización parece que aún está en proceso. Al menos hasta bien entrado el periodo visigodo donde ya vemos una arqueología del cristianismo en todo el estado, incluido el norte de la cordillera, que responde a una mayor presencia del poder estatal, con una iglesia, la de Toledo que dirige la cristianización del territorio. Jarritos litúrgicos, platos, epigrafía incluso, que son el reflejo de una mayor presencia de cristianos entre Pésicos y Luggones.

En mi opinión es en este momento en el que comienza la verdadera cristianización de los astures transmontanos que la arqueología aún está en proceso de definir y en el que tienen mucho que ver aspectos socioeconómicos como la expansión del monacato por los territorios de la Península. Es difícil aceptar que en un espacio rural dominado por la Iglesia no se persiga ningún culto pagano y el establecimiento de estos lugares en zonas apartadas significó la implantación radical del ideario cristiano en lugares que habían permanecido en el paganismo hasta entonces.

En definitiva se mantiene la dualidad entre el culto «público» o comunal, cristiano, donde la basílica se perfila como el templo donde se realiza el culto. La iglesia más antigua de Asturias, la de San Martín de Argüelles, en Siero, se funda el 28 de abril del año 583. En cuanto al ámbito privado, las viejas costumbres paganas son las que sirven para enfrentarse al día a día.

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Los últimos paganos en el Reino de los Astures

Puede parecer sorprendente, pero lo cierto es que las fuentes nos hablan de una pervivencia de las viejas creencias entre los astures del siglo IX. Ramiro I reina entre el 790 y el 850. Es el mismo que tuvo que enfrentarse a vikingos en la costa asturiana y en el faro de Brigantium en Galicia y que mandó construir Santa María del Naranco.

Su apelativo de Vara de la justicia, le fue otorgado entre otras cosas por reprimir severamente a los magi o magos, es decir, las últimas personas que mantenían una religión precristiana en el reino. Sabemos además que fueron exterminados por el fuego, como dice la crónica Albeldense. En ese momento el paganismo hace tiempo que se considera un delito. En la legislación visigoda está definido el castigo:

«Los desmenuzaremos, así como el viento hace al polvo ante si, y los desharemos como el lodo es deshecho en el campo» 7

No debemos pensar en un fundamentalismo religioso, o sí, pero no enfocado exclusivamente contra el paganismo sino contra todo lo que no fuera cristiano. En este grupo entraban tanto las viejas creencias como la religión musulmana. Ramiro I tiene que enfrentarse a un gran número de enemigos, como todos los reyes astures antes que él. Por un lado Al-Andalus, por otro facciones enemigas internas, herejías como la adopcionista e incluso los vikingos, paganos, que comienzan a pulular por el Cantábrico y la frontera atlántica del reino. Responder a todas estas amenazas es cuestión de supervivencia, y se van a emplear a fondo: a los ladrones les sacan los ojos, a los paganos los queman, etc… Además la idea del orden gótico flota en el ambiente, tendrá su máxima expresión con el Magno (Alfonso III), que crea una historia de proyección hacia algo parecido a un imperio basado en la restauración del reino godo, algo nuevo en el solar astur.

Pienso en que es curioso que el fin del paganismo «oficial» entre los transmontanos tuvo lugar a la vez que terminó también la idea inicial del reino de Asturias como algo propio y diferente. Sin duda comenzaron otros tiempos.

La virgen de Covadonga en un pequeño altar dentro de un fresno en un cruce de caminos. Asturias
La virgen de Covadonga en un pequeño altar dentro de un fresno en un cruce de caminos. 2022. Asturias

Para terminar este largo post, me gustaría decir que la vieja religión nunca desapareció del todo. Claro que su estructura, dirigentes, etc… acabaron hace siglos, pero las creencias subsisten en la mitología y en la tradición oral. Al menos hasta la primera mitad del siglo XX cuando son recogidas por los folkloristas. Imaginaos la intensidad que tendrían dos siglos antes, por ejemplo. Pero no la encontramos solamente en los cuentos y la tradición oral.

Ni siquiera la potente infraestructura de una organización como la Iglesia es capaz de erradicar siglos de religión pagana. De hecho resultó más sencillo transformarlos a su medida que acabar con ellos. Bajo la devoción a vírgenes y santos perviven, incluso hoy, viejas creencias que no tienen mucho sentido en una doctrina estrictamente cristiana8 y que son explicables desde esta perspectiva.

Respecto a por qué perviven, mi opinión es poco romántica. Lo hacen porque funcionan. El mito sigue siendo útil en la comunidad rural que es donde se perpetúa ¿Cómo lo sé? 2000 años de Iglesia católica no terminan con ellos y apenas 100 años de desarrollo tecnológico y transformación del campo hacen un daño irreversible a este sistema. Debería hacernos reflexionar.

Notas al pie y bibliografía

  1. Santos Yanguas, N. (2021). Las villae astur-romanas, primer escenario de culto cristiano. Las villae astur-romanas, primer escenario de culto cristiano, 119-137.
  2. Álvarez, P. A. A. (2022). Santos Yanguas, Narciso. Muerte y más allá en Asturias antigua. Inscripciones oicomorfas y mundo funerario en época romana. Studia Historica: Historia Antigua40, 446-449.
  3. Yanguas, N. V. S. (2011). Primeros siglos del cristianismo en Asturias. Tiempo y sociedad, (4), 6-46.
  4. Conde, F. J. F. (1993). Lugares de culto en Asturias durante la época de transición. Asturiensia medievalia, (7), 31-55.
  5. de Ampudia, A. D. L. R. (1922). Del folklore asturiano: mitos, supersticiones, costumbres. Talleres de Voluntad.
  6. Andujar, I. M. S. (2016). Pervivencias paganas en la Hispania Tardoantigua (ss. IV-VII): Una aproximación desde la religiosidad popular. Historias del Orbis Terrarum, (17), 8-30.
  7. Liber Iudiciorum, 12,2,1 ; Fuero Juzgo, 12,2,1
  8. de Milio Carrín, C. (2015). Los monstruos del inframundu ya l’infiernu de los ástures. Asturies: Memoria encesa d’un país, (35), 26-37.

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