Interesante el nuevo libro (Companha Editora) de Fernando Alonso Romero , uno de los especialistas en navegación antigua de este país. En esta ocasión se centra en la llegada de contingentes germanos por mar al noroeste peninsular. Eso significa la arribada a las costas de la provincia romana de Gallaecia en la que estaba comprendido el territorio de los astures al final del Imperio.
Una breve reseña
De nuevo el autor se adentra en la investigación de un fenómeno tan difícil de rastrear como es la navegación en la antigüedad y tardoantigüedad. El amplio momento histórico abordado en la obra abarca desde la navegación prerromana en torno al cambio de era como su desarrollo a lo largo del imperio Romano y la herencia dejada a las tribus germanas de las costas del Mar del Norte y el Canal de la Mancha. Esas mismas tribus que tiempo después encontramos en el noroeste peninsular.
La historia de los suevos y vándalos que dominan la provincia de Gallaecia tras el derrumbe del aparato estatal romano, es fascinante por muchos motivos. Quizá uno de los más importantes es el que se trata de una frontera de la investigación sobre la que gota a gota se va poniendo luz a base de estudios como este. Tradicionalmente se ha explicado su llegada a través de desplazamientos que tuvieron las vías romanas como soporte. Sin embargo, el autor explora la ruta marítima que había mantenido su vigor durante el alto Imperio y que, a tenor de la dispersión de mercancías procedentes del Mediterráneo ibérico en puertos del norte de la Galia y Britania parecía seguir activa en el bajo Imperio.
Precisamente la presencia de los germanos en esas costas, donde la actividad naval galo-romana tuvo una intensidad motivada por el abastecimiento de una provincia insular como era Britania, desembocó en la configuración de una flota germana impulsada por los mismos motivos que provocaron la entrada de esos pueblos en el Imperio, que tuvo el occidente como destino. Estos movimientos de pueblos en el norte del continente también se relacionan con el desplazamiento de bretones a las costas de Galicia y Asturias en ese periodo.
La apropiación de naves romanas, la participación de estas tribus como auxiliares de las tropas imperiales con el consiguiente aprendizaje y adaptación a ellas de unos pueblos, que por sí ya era navegantes, como demuestran las incursiones de anglos, jutos y sajones en Inglaterra, o el dominio naval de los vándalos en el norte de África y el Mediterráneo occidental tras su salida de la Península, constituye una parte importante de esta obra.
Por otro lado, el autor emplea una serie de recursos complementarios al análisis de las fuentes, escasísimas por otro lado, sobre los suevos y su dominio del noroeste. Por ejemplo, a través de la etnografía de los pueblos de pescadores del atlántico gallego y portugués explora la posibilidad de que las embarcaciones de tipo arcaico y características nórdicas, como la dorna, que forman parte de la tradición de la zona, hayan sido introducidas por los suevos. La idea parece tener más fundamento que la introducción por parte de los vikingos, cuya presencia también está atestiguada en aquellos puertos, sin embargo el arcaísmo de estas embarcaciones así parece demostrarlo. No se olvida de otro fenómeno interesantísimo, como es el de las marcas poveiras de Pontevedra y el norte de Portugal hasta el Duero.

Las rutas de los suevos por la costa atlántica europea, pero también la de los vándalos, hérulos, y otros pueblos germanos de frecuentaron estas costas en época tardoantigua, está detrás de la fortificación de las costas cantábricas en ese periodo. En este contexto, lugares como Rodiles, en la costa asturiana adquieren un mayor sentido, lo mismo que otras posiciones militares como el cerro de Santa Catalina en Gijón y otros puestos de época romana en la costa astur. En Galicia es un fenómeno que abarca tanto la costa cantábrica como la atlántica.
En definitiva, un libro fascinante, que por ponerle un matiz, hubiera sido correcto titularlo «la arribada de los suevos a Gallaecia» para ser más preciso, aunque en el texto queda claro que no se refiere a la Galicia contemporánea en exclusiva, sino a un amplio territorio costero del noroeste, como corresponde a la provincia romana.

Sinopsis
«Poca o ninguna atención le han prestado los historiadores a las relaciones marítimas que tenía el pueblo suevo en un amplio territorio al que llamaban Gallaecia, situado en el noroeste de la Península Ibérica. Posiblemente porque son muy escasas las noticias históricas que se conocen sobre los navegantes suevos. La fuente de información más cercana a su estancia en Gallaecia se encuentra en las obras de Hidacio y de Orosio; cuyos testimonios relacionados con los viajes marítimos se analizan en este libro, contando con la ayuda complementaria de datos arqueológicos, etnográficos y geográficos sobre el mundo de los suevos y de otros pueblos germanos, que por vía marítima también arribaron a las costas de Gallaecia durante los siglos V y VI d. C.»
Índice
Capítulo 1. Los orígenes marítimos de los germanos invasores.
Capítulo 2. Las embarcaciones, las rutas de navegación y los itinerarios terrestres hasta Gallaecia.
Capítulo 3. Algunas características étnicas y artesanales del pueblo suevo.
Capítulo 4. Debilitamiento final del reino suevo: sus repercusiones religiosas y culturales.
Apéndice: itinerario suevo
Agradecimiento
Bibliografía