Tegula con inscripción de la Legio VII. Museo de León
Tegula con inscripción de la Legio VII. Museo de León
Actualizado: 3 enero, 2024

Es un tema que no ha estado exento de debate desde su planteamiento. Los primeros indicios de un culto cristiano en el territorio de los astures son escasos y en muchos casos dependen más de la interpretación que de la evidencia explícita que contienen. Vamos a ver cuándo llegó el cristianismo por primera vez a los astures y de qué manera.

Como en todo lo relativo a nuestros ancestros hay que hacer una distinción entre el territorio transmontano y el cismontano al sur de la cordillera. El grado de romanización, o si se prefiere, el tipo de romanización que experimentaron unos y otros no fue el mismo. Es evidente que un territorio que contó con la capital administrativa del conventus y la base militar romana más potente de la península en época imperial, como fue el de los astures cismontanos, estuvo expuesto a una serie de influencias y nuevas ideas que en el territorio al norte de la cordillera tardarían más en aparecer.

Puerta de la muralla de Asturica Augusta
Puerta de la muralla de Asturica Augusta

Empecemos por tanto por la influencia de Legio y Asturica en la llegada del cristianismo a los astures. Los siglos anteriores a la declaración de la libertad de culto en el Imperio, que tuvo lugar en el 313 con el edicto de Milán por Constantino, están marcados por una ausencia casi total de fuentes que mencionen específicamente el culto cristiano en territorio astur. Antes de ese momento se produjo, a caballo de la transición entre el alto y bajo Imperio, una difusión por todo el occidente de cultos mistéricos, de caracter orientalizante, que fueron transmitidos esencialmente por el ejército. Es el caso del mitraísmo, del que hay varios ejemplos en el noroeste peninsular, como el mitreum de Lugo y posiblemente otro en Colunga, Asturias, donde se halló una lápida a Mitra. Hay una relación de similitud entre el culto mitraico y el culto cristiano, compartiendo algunas características formales en cuanto a los fenómenos de bautismo, muerte y resurrección.

En el caso del cristianismo suponía un peligro para quien lo practicaba, sobre todo por el rechazo implícito que mantenía hacia el culto imperial, que era el oficial en los tiempos en los que llegaron los primeros cristianos a territorio astur. Por tanto se trata de una práctica no oficial que se realiza en un ambiente de intimidad, lo que dificulta mucho su detección por la arqueología. No obstante hay fuentes, por ejemplo los textos de la Carta de Cipriano de Cartago, los escritos de Valerio de Bierzo, o disposiciones de los concilios de Elvira, Toledo o Zargoza. También por supuesto la martirología deja evidencias de la presencia de cristianos en el ejército romano, como Marcelo, y otros. Arqueológicamente no podemos dejar de hablar de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera, en León, vinculada a la Legio VII y considerada uno de los primeros templos cristianos de la Península.

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Foto cenital de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera. León. Foto Universidad de Oviedo.
Foto cenital de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera. León. Foto Universidad de Oviedo.

Y es que el ejército y el ámbito urbano debieron acoger a los primeros cristianos en el noroeste y sobre todo las primeras comunidades que organizaron para su culto. Podemos precisar con seguridad la presencia del cristianismo en territorio cismontano en torno al 254-255. Es el momento en el que se redacta la carta de Cipriano. En ella se menciona a dos obispos, Basílides y Marcial, que aparecen como responsables de las sedes de Astorga1 y Mérida, y que aceptan un libellum por el que certifican su aceptación del culto romano. Era una práctica que se hacía simplemente para evitar el castigo ya que lo hacen en el contexto de la persecución de los cristianos por Decio, en torno al 250 d.C. No obstante las comunidades que estaban bajo su mando rechazan la actitud de los obispos y los deponen. La carta2 cuenta que Basílides hace una apelación al papa Esteban para que fuera repuesto en su sede de Asturica. No obstante acabó depuesto por el obispo Cipriano que era el poder de la iglesia en Cartago quien escribe la respuesta (la famosa carta). Por tanto a partir del siglo III d.C. existen comunidades cristianas establecidas a sur de la cordillera.

En el norte la cosa es completamente distinta. El arraigo del cristianismo entre las comunidades astures transmontanas fue más tardío. Los primeros testimonios aparecen a finales del bajo imperio y con seguridad tras la caida del mismo3. La pervivencia del sincretismo religioso entre el culto astur y romano que aparece en momentos tardíos como el siglo III d.C. es una evidencia de la pujanza que mantenían aún esos cultos en el norte del conventus asturum y, como dije, la ausencia de un urbanismo pujante, convirtió al fenómeno del cristianismo transmontanto en rural, dándose las primeras manifestaciones de culto entre el ejército y las élites territoriales del momento, las que viven en las villae.

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Maqueta de la villa romana de Veranes.
Maqueta de la villa romana de Veranes.

Si os fijais es un proceso inverso al del sur. Por un lado parece que en el ámbito urbano cismontano el cristianismo aparece entre las clases menos favorecidas, estando las élites a la sombra del poder estatal y se produce una implantación de abajo a arriba. Sin embargo en el ámbito transmontano llega en un momento posterior y en un ámbito esencialmente rural. La religión cristiana llega a través de las élites una vez que la religión cristiana ya es oficial, vinculada al ejército y a los centros de poder, que en ese momento son las villae.

Siguiendo este razonamiento, es en estas zonas «urbanas» donde se produce una concentración de los efectivos militares, como por ejemplo en el entorno de Cimadevilla en Gijón, posible base militar romana, igual que en la zona de Colunga donde pudo haber una acumulación de tropas (donde aparece el posible mitreo) o en el ámbito de las explotaciones mineras del occidente asturiano donde hubo una comunidad cristiana ligada esencialmente a Lugo en vez de a Asturica.

De la influencia de las primeras parece consecuencia directa la aparición de una basílica paleocristiana en el entorno de la villa de Veranes 4 con una cronología no anterior al siglo IV d.C. y que aparece posteriormente vinculada con enterramientos en época posterior (siglo V d.C), así como ser el precedente del posterior templo cristiano erigido en las ruinas de la villa. La presencia de crismones en algunas de las lápidas aparecidas en la necrópolis viene a reforzar el carácter cristiano de los últimos tiempos de la residencia y explotación rural de Veranes.

Crismones de la tumba 593 de Veranes. (Ochoa, 2013)
Crismones de la tumba 593 de Veranes. (Ochoa, 2013)

No es tampoco extraño que sea sobre las villas o en su entorno donde aparecen los primeros templos cristianos de la Tardoantigüedad y posteriores.

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Estas comunidades cristianas del territorio transmontano dependen jerárquicamente de las del sur de la cordillera, no existiendo obispos ni cabezas visibles de la Iglesia entre los astures del norte hasta un periodo muy posterior a estos siglos.

Pero no por ello debemos pensar que no había una expansión del cristianismo entre ellos. En el siglo IV se produce la difusión por todo el noroeste de la doctrina de Prisciliano. El movimiento encabezado por él, el Priscilianismo, gozó de una aceptación entre las comunidades rurales de la vieja Gallaecia. Su credo proponía una religión cristiana opuesta a los intereses de los terratenientes, dominus de las villae, y de la Iglesia oficial, encabezada en territorio astur por los prelados de Asturica. En mi opinión, Prisciliano es el verdadero introductor de un cristianismo en la población rural astur, y no fue un proceso pacífico como podéis imaginar.

La caída del Imperio, ya cristiano oficialmente, así como la implantación de una iglesia controlada desde territorio visigodo que tuvo jurisdicción en prácticamente todo el territorio peninsular, cambiarían completamente las reglas del juego aunque ya habría prendido la mecha del cristianismo en todo el noroeste ibérico aunque todavía en época tardoantigua observamos pervivencias de viejos cultos en todo este espacio como la expresiva de Correctione rusticorum, o referencias medievales a paganismo en la monarquía astur.

Notas al pie y bibliografía

  1. Centeno, M. D. R. P. (1999). Un enclave romano de primer oden en el norte peninsular: Asturica Augusta en el siglo III d. C. Gallaecia: revista de arqueoloxía e antigüidade, (18), 265-274.
  2. Teja, R. (1990). La carta 67 de S. Cipriano a las comunidades cristianas de León-Astorga y Mérida: algunos problemas y soluciones. Antigüedad y cristianismo, (7), 115-124.
  3. Yanguas, N. V. S. (1992). El cristianismo primitivo en Asturias. Memorias de historia antigua, (13), 217-246.
  4. Fernández ocHoa, C., Gil Sendino, F., & Salido doMínGuez, J. (2013). Nuevas evidencias del cristianismo en Asturias: los crismones de la villa romana de Veranes (Gijón).

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