Acebo con sus frutos rojos. Oviedo
Acebo con sus frutos rojos. Oviedo
Actualizado: 26 octubre, 2023

Estoy muy contento porque este diciembre participé en la grabación de Navidad del programa Déxate d’Histories en la TPA (la televisión del Principado de Asturias). La idea era hablar de costumbres navideñas asturianas, y yo quise destacar aquellas que están relacionadas con pervivencias que se registran en sociedades agrícolas y ganaderas, como era la asturiana mayoritariamente hasta mediados del siglo pasado.

En el tiempu de Nadal (sí, al igual que en Cataluña, en el asturianu central usamos esa palabra para la Navidad), confluyen en Asturias tradiciones que están relacionadas con la liturgia cristiana con otras que no tienen tanto que ver con la Iglesia y sí mucho más con los ritos de paso que están asociados al solsticio de invierno.

Las tradiciones a las que me refiero son esencialmente el nataliegu, el ramu de Nadal y el sorteo de los devotos o les estreches. Vamos a verlas y analizar si es posible que provengan de un periodo anterior al cristianismo.

El nataliegu

Es la versión asturiana de una tradición que se encuentra, además de en muchas otras partes de la península ibérica, en otros países de Europa occidental, donde se le llama, como aquí, tronco de navidad básicamente.

La tradición consistía en poner un tronco grande de roble en el fuego del hogar en la noche del día 23 de diciembre. Se dejaba allí quemando poco a poco hasta el día de año nuevo. Sus cenizas, como recoge Alberto Álvarez Peña, traían buena suerte, y protegían a la casa de la caída de rayos. Se esparcían por la casa, y también en Galicia y en otros lugares por los campos con el objetivo de proteger o favorecer a las cosechas.

Esta costumbre era muy apreciada por los niños pequeños de la casa, para quienes iban destinados unos pequeños bollos de manteca y harina de los que nos da noticias Xuan Fdez. Piloñeta en la montaña asturiana. En otros países la tradición hace que el más pequeño de la casa participe también en el ritual, precisamente en la elaboración de dulces relacionados con el tronco de navidad, y en el caso de Cataluña, donde recibe el nombre de Tió de Nadal, los padres lo cubren con una manta dejando que asome sólo una parte que decoran con una cara y esconden dulces bajo la tela. Los niños la golpean «para sacarle» los dulces 🙂

¿Ritos precristianos que hoy son tradiciones de la navidad en Asturias?
El fuego es una parte fundamental de los ritos relacionados con el solsticio de invierno

Bien, hasta aquí la tradición a grandes rasgos. En ella vemos varias cosas que nos pueden llamar la atención. Por ejemplo el que el tronco sea de roble. El carballu, cuya variedad quercus robur es la más extendida por Europa y por la cordillera cantábrica, es de hoja caduca, es decir, que en invierno pierde las hojas que le vuelven a salir en primavera.

Es el árbol de la realeza en la tradición irlandesa, y sagrado para celtas y germanos. Cuando San Bonifacio predicó entre los Frisones en el siglo VIII, descubrió horrorizado cómo celebraban el solsticio de invierno sacrificando a un niño a Thor ante un roble consagrado al dios del rayo. El propio árbol en sí, es un símbolo de la muerte y renacimiento que se identifica claramente con el solsticio de invierno.

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El que se usen las cenizas para la buena suerte en los campos no es exclusivo del solsticio de invierno. En las hogueras de San Juan se hacía algo parecido, tanto en Galicia, como en Bretaña por ejemplo. Siendo las cenizas de las hogueras consideradas como protectoras y favorecedoras de las cosechas.

No hay en todo esto nada que recuerde a la liturgia cristiana, es más, parece más bien que se trata de una de esas «supersticiones» que criticaba ya Martín de Braga en De correctione rusticorum en el siglo VI hablando de las costumbres de las gentes del norte de la península, donde los acusaba de adorar al fuego y a los árboles.

El fuego en las sociedades rurales tradicionales estaba en el centro del hogar. La casa tenía su núcleo en el llar, en la cocina, donde se reunía la familia a comer, charlar, y contar historias. El fuego en realidad estaba vivo, y se le alimentaba echándole pan, como recoge Alfonso Fanjul Peraza en su fantástico libro sobre rituales de la muerte en la península ibérica. De hecho el echar pan al fuego estaba tipificado expresamente como pecado. El fuego por tanto vivía y moría, y lo hacía con el año. Al empezar el siguiente se renovaba el fuego, y el nataliegu se usaba como base del hogar del siguiente año.

El ramu de Nadal

Se trata de una tradición que actualmente está vinculada, y mucho, al ámbito cristiano, pero cuyo origen parece remontarse a una época precristiana. En Asturias se mantuvo sólo en la zona de las Peñamelleras y en Cangas del Narcea, pero poco a poco va cogiendo fuerza, gracias en gran parte a la gran recuperación que está experimentando en la vecina provincia de León, con la que lindan estos concejos.

Allí, los investigadores que lo estudian, dicen que el origen de esta tradición, o al menos en los lugares donde se conserva desde hace más tiempo es una zona comprendida en los alrededores de Astorga. Otros dicen que entre Astorga y León, y que desde allí se extendió a zonas como Asturias, Cantabria y Galicia, colindantes con la provincia de León.

Hay que decir que los ramos no son específicos del tiempo de Navidad. Hay ramos en fiestas patronales, en semana santa como veremos, e incluso en comuniones, asociados a los ritos de Mayo. También Elviro Fernández recoge la tradición de que se usaban los ramos para recaudar dinero con el que se pagaba el billete a los que emigraban a América.

Sin embargo el que os voy a comentar es del periodo navideño. El rito en realidad se compone de tres partes. Una física, que es el ramu en sí. Se trata de una estructura de madera de hasta dos metros de alto que tiene diversas formas. La más extendida es un triángulo en su parte superior, pero los hay con dos, con forma de rombo, de abanico, redondos, etc…

¿Ritos precristianos que hoy son tradiciones de la navidad en Asturias?
Ramo en el Ayuntamiento de León

La madera utilizada para fabricarlos era habitualmente de roble o de fresno, aunque actualmente se utilizan casi de cualquier tipo, ya que las dimensiones para los ramos que se colocan en casa, de entre medio y un metro así lo permiten.

El ramu se viste. Es decir, se le colocan telas llamativas y adornos. Además en su parte superior presenta unos orificios donde encajar velas. Normalmente 12, pero pueden ser 9 o 15 también. Dicen que representan los meses del año, aunque pueden representar otra cosa, como veremos más adelante. Del travesaño cuelgan ofrendas, en forma de roscas, dulces y manzanas.

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La segunda parte del ramu son las canciones, ya que el ramo se canta. Lo cantan las mujeres. Se procesionaba el ramo hasta la puerta de la iglesia donde la letra de las canciones pedía permiso al párroco para entrar. Las canciones, de las que se conservan ejemplos antiguos, hablan del propio ramo, del misterio de la Natividad, etc… también incluían algunas cuestiones divertidas sobre la actualidad del pueblo.

La tercera parte es la misa, la de gallo, que tiene lugar a las 12 de la noche en Nochebuena. Dicen que los párrocos aprovechaban esa ceremonia para demostrar su virtuosismo componiendo cánticos religiosos, y que aprovechaban los cantares del ramo y la misa de gallo para ello.

Como os digo, el ramo no es exclusivo de navidad. Los ramos que se sacan en fiestas patronales y en otros momentos del año, tienen varias funciones. Algunos investigadores lo consideran el pago de un tributo a la iglesia. Inicialmente el ramu no llevaba velas. Berto Peña considera que las versiones primitivas debían ser una simple rama de la que se colgaban adornos y ofrendas. De ahí a una estructura en la que primero sólo había hojas verdes y luego velas, hay una evolución. Probablemente el añadido posterior de los agujeros es cosa ya de la influencia de la Iglesia.

Daros cuenta que el pago de tributos se hacía en especie en muchos casos. Se pagaba con cera, necesaria para los oficios religiosos, madera, etc…

El sorteo de los devotos o les estreches

Probablemente estamos ante otro de esos ritos relacionados con el ámbito del paso de la oscuridad a la luz. Una especie de rito de emparejamientos que están documentados en las sociedades tradicionales, que suelen tener como función el establecer relaciones entre los miembros de la comunidad. Aurelio de Llano decía, en torno a 1920, que ya estaba casi en desuso. La Guerra Civil acabó con muchas de estas tradiciones.

Se trataba de un momento festivo en la tarde del día de San Silvestre, el 31 de diciembre. En el lugar convenido se juntaban los jóvenes y no tan jóvenes, solteros, para el sorteo. Se preparaban dos montones de papeletas con los nombres de los hombres y en el otro el de las mujeres. Se establecían también las reglas del juego, como la edad mínima para participar, etc. y que los grupos estuvieran equilibrados. A veces entre los nombres se metía el de algún anciano, o el de un animal, lo que era motivo de risas.

Se elegía una mano inocente, que en ocasiones era uno de los chavales que había cumplido 18 años en el último año. El quinto tenía que ser aceptado por los mayores para lo que tenía que pagar una botella de aguardiente como prenda. La ocasión era motivo de fiesta y acaba con un baile.

¿Ritos precristianos que hoy son tradiciones de la navidad en Asturias?
Tarjeta postal, h. 1910, col. Muséu del Pueblu d’Asturies. Fuente. Touspatous.es

Las parejas quedaban vinculadas, sin validez legal por supuesto, pero existían unas obligaciones. Por ejemplo ellos le regalaban unos cordones para el pelo a ellas, y los padres de ellas invitaban al «devoto» a merendar y ellas le regalaban una camisa de lino. En Caravia dice Aurelio de Llano que eso se hacía en Reyes.

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A la Iglesia no le debió hacer mucha gracia el tema, y fomentó una versión en la que en un montón se ponían santos y en la otra personas o familias. La gente quedaba bajo la protección del santo que le hubiera tocado y le rezaba todo el año.

En Asturies los etnógrafos que recogen la tradición hablan de que esta relación duraba unos días, pero sin embargo existen elementos que permiten pensar que se trata del típico emparejamiento anual que está presente en culturas antiguas como la celta, en la que los matrimonios se celebraban por un año y un día.

El mismo ritual lo hay el día de San Valentín en otros lugares de Europa, y los emparejamientos son por un año. Además si pensamos en la versión alternativa de la Iglesia, la vinculación al santo era para todo el año por lo que es de suponer que la original también.

¿Ritos precristianos?

Al menos no parecen ritos cristianos. Quizá el del ramu de Nadal actualmente esté muy vinculado a la liturgia cristiana, aunque parece tener un origen antiguo relacionado con la dendrolatría, o el culto a los árboles. Pero el del nataliegu o el de los devotos o les estreches no lo parecen. En ellos vemos elementos que nos hacen pensar en rituales de paso entre la oscuridad y la luz propios del ámbito del solsticio de invierno. Muerte del fuego y renacimiento en el nataliegu, o en el caso de los devotos emparejamientos rituales que nos hablan de la fertilidad que se espera a partir del momento de más oscuridad del año.

Tenemos la suerte de que etnógrafos como Constantino Cabal, o Aurelio de Llano recogieran ya algunas de ellas a principios del siglo pasado, pero también de que gente como Alberto Álvarez Peña, Xuan Fernández Piloñeta, Ambás o el propio Cristobo de Milio Carrín, que colabora en estas páginas, estén actualmente sobre el terreno recogiendo aún testimonios vivos de estas tradiciones, en un momento crítico además, cuando ya la gente que las vivió de primera mano nos está dejando.

La libertad y el conocimiento nos están ayudando a recuperar lo que somos. Os invito a no dejar que se pierdan nuestras tradiciones, sean las que sean. No hace falta quemar el nataliegu, por ejemplo. Si lo puedes hacer pues mejor, sino, en muchos otros lugares, como en Cataluña, no se queman, simplemente adornan y divierten, y si te sirve de algo, es un rito de «buena suerte» y de protección de tu casa, un amuleto, que nunca vienen mal. El ramu de Nadal es un elemento decorativo, con el mismo sentido que puede tener un árbol de Navidad, que en sus orígenes tenía un significado más profundo que el ser un adorno. Por qué dejar vamos a dejar de usar algo que hubo entre nosotros en su momento. Lo de los devotos lo dejo para la manera de divertirse de cada uno 🙂

BIBLIOGRAFÍA

DE LLANO, Aurelio (1923) Del folklore Asturiano. Mitos Supersticiones y Costumbres. Oviedo. RIDEA (reimpresión 1972)

MARTÍNEZ, Elviro. (1994) Tradiciones Asturianas. León. Editorial Everest

FERNÁNDEZ CONDE, Francisco Javier y SANTOS DEL VALLE, M.C. (1988) «El aguinaldo como rito de paso: análisis fenomenológico». Lletres Asturianes. Oviedo.  Academia de la Llingua Asturiana

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