El papel de las lanzas en el armamento astur

Creo que no me equivoco si digo que probablemente el arma estrella del guerrero astur fuera la lanza. He comentado en varias ocasiones que el perfil de combate de las tribus astures contra las unidades militares romanas fue de una guerra de baja intensidad, donde las escaramuzas y la lucha con armas arrojadizas tendría todo el protagonismo como nos relatan las fuentes.

Este aspecto viene atestiguado por la arqueología ya que uno de los escasos, todo hay que decirlo, vestigios de armamento que nos llegan de los astures es precisamente el de las puntas de lanza.

La lanza es una de las armas más antiguas de la Historia

A diferencia de otros elementos de la panoplia del guerrero de la Edad del Hierro¹ que nacen en las edades de los metales, la lanza es un arma que proviene de la pura necesidad de cazar para alimentarse. El hecho de añadirle punta metálica la convierte en un elemento mucho más eficaz desde la Edad del Bronce y forma parte del armamento especializado en las primeras sociedades guerreras.

Es un arma versátil que se puede emplear a pie o a caballo, y que nos suele informar de una forma específica de hacer la guerra. La de punta metálica alcanza en la Edad del Bronce un status sobre todas las demás². Se rodea además de un aura de misticismo que se transmite a la mitología que recogemos en época medieval en toda la franja atlántica europea³. Ese misticismo no es incompatible con una funcionalidad y eficacia que la hacen imprescindible en los ejércitos de la Antigüedad.

Las representaciones de armamento astur en las fuentes

Una de las fuentes utilizadas para conocer las armas que utilizaron los astures fueron las acuñaciones romanas de tiempos de la conquista. Lo vimos con la caetra, que se convirtió en el objeto más representativo de estas series de monedas, pero acompañando al característico escudo de la Hispania prerromana, se encuentran también las lanzas.

En este dupondio vemos que su reverso muestra, no una, sino dos lanzas en el centro. Es más que probable que se trate de lanzas del tipo falarica o lanzas ligeras, y que la estrategia de combate hiciera conveniente tener más de una de ellas en el momento del ataque.

Lo cierto es que no es el único lugar donde los guerreros aparecen con dos lanzas. La otra gran fuente de información es la conocida como diadema de Moñes, de la que tenéis un artículo específico dedicado a ella si hacéis click en el enlace anterior. En ella, aparecen guerreros a caballo y a pie. Algunos de estos últimos portan dos lanzas como veis en la imagen.

Por tanto tenemos una fuente plenamente indígena que nos proporciona algunos detalles sobre el uso de las lanzas, así como otras características de los guerreros astures. Por cierto, el guerrero de las lanzas parece portar un casco de tres penachos que se ha relacionado con los recientemente descubiertos en Ribadesella.

Lancea, ¿una palabra lusitana?

Como ya comenté en el artículo sobre los Lancienses, es Martin Almagro-Gorbea quien defiende un origen lusitano de esta palabra hispana⁴, que luego pasó al latín. De hecho como nombre de tribu el término «lancienses» aparece entre los lusitanos y los astures en la península. Almagro-Gorbea cree que antes de ellos la palabra tiene un origen atlántico, que luego heredarían tanto astures como lusitanos.

Tipología y morfología de las lanzas astures

Del análisis de las fuentes no podemos deducir mucho más de lo dicho hasta ahora, pero en este punto es cuando llega a echarnos una mano la arqueología.

Como ya comenté en otras ocasiones hay que ser muy cautos a la hora de adscribir los restos arqueológicos a una etnia o a otra, sobre todo cuando se trata de asentamientos que están ubicados en las zonas de frontera de lo que luego se denominarían conventus, pero en este caso podemos decir que, al menos en cuanto a lanzas se refiere, el modelo predominante parece una evolución de los tipos de lanza de la Edad del bronce (de tradición atlántica) a modelos meseteños.

Estas lanzas antiguas tenían un nervio central muy similar al de las lanzas de la Edad del Bronce, que se pierde a partir del siglo II a.C. en el norte de la península ibérica, por influencia meseteña como digo. También tendrían un enmangue tubular en el que se inserta un asta de madera de forma cilíndrica del que no tenemos referencias si modificaba su perfil para facilitar el agarre o se le añadía algún elemento de sujeción perecedero. Lo que si sabemos es que en la parte inferior estaba rematada por un «regatón». Se trata de una pieza de enmangue tubular y terminada de forma cónica y afilada, que permitiría clavarla al suelo sin dañar la punta, e incluso reutilizarla como arma en caso de rotura.

Las puntas tienen una longitud cercana a los 20 cm, lo que permite atravesar el escudo o la protección del enemigo. Sin embargo requieren de mayor precisión y potencia para atravesar las resistentes armaduras romanas, o los grandes escudos de las legiones de la época de la conquista.

Tenemos lanzas en diversos yacimientos, algunos de ellos como el de Caravia, han arrojado distintas piezas, fabricadas en hierro⁵, que tienen más que ver con el mundo meseteño que con el atlántico de la Edad del Bronce.

Algunas de las lanzas encontradas en territorio de los cántabros del oriente de Asturias, como los Orgenomescos, tienen formas de hoja de sauce, es el caso de las procedentes de la sima de la Cerrosa⁶, en la que participé en la excavación y tuve oportunidad de fotografiar en detalle. Estas lanzas ya han perdido el nervio central y tienen paralelos claros con lanzas del tipo de las encontradas en Monte Bernorio. Este tipo está presente en todo el territorio astur trasmontano, apareciendo lanzas más arcaicas cuanto más al occidente nos desplazamos.

1. Almagro-Gorbea, M. (2015). Guerra y sociedad en los pueblos celtas del norte de Hispania. Las Guerras Astur-Cántabras, 45-67.
2. de Castro, G. D., & Manzano, J. F. (1983). Bronce final atlântico en el noroeste de la cuenca del Duero. Portugalia: Revista de Arqueologia do Departamento de Ciências e Técnicas do Património da FLUP, 4.
3. Bermúdez, M. T. (2007). La lanza en la tierra: Rituales jurídicos de toma de posesión de la antigüedad a la edad media. Pasado y presente de los estudios celtas, 365.
4. Almagro-Gorbea, M. (2016). Lancea, palabra lusitana, y la etnogénesis de los Lancienses. Complutum, 27(1), 131-168
5. Peraza, A. F., & Suárez, C. M. (2006). La metalurgia del hierro en la Asturias castreña: nuevos datos y estado de la cuestión. Trabajos de Prehistoria, 63(1), 113-131.
6. de Luis Mariño, S., Serna Gancedo, M. L., & Fanjul Peraza, A. (2021). La panoplia de finales de la II Edad del Hierro de la sima de La Cerrosa-Lagaña (Suarías, Peñamellera Baja, Asturias). ¿Un conjunto asociado a las Guerras Cántabras?. Complutum, 32(1), 141-165. https://doi.org/10.5209/cmpl.76452