Loma donde especula con la existencia de un asentamiento de Argandenes. Google Earth
Loma donde especula con la existencia de un asentamiento de Argandenes. Google Earth
Actualizado: 11 junio, 2024

Argandenes es una pequeña localidad del concejo de Piloña situada a menos de 3 km en línea de vuelo desde Infiesto. A unos 500 metros de la población actual se levanta una suave loma en cuya ladera la suerte permitió que, en el transcurso de unas obras en 2010, se documentara una importante necrópolis tardoantigua de la que os hablé en otra ocasión.

Excavaciones en Argandenes, donde se ve el perímetro del edículo cuadrangular. Foto El Comercio
Excavaciones en Argandenes, donde se ve el perímetro del edículo cuadrangular. Foto El Comercio

Sin embargo uno de los enigmas de este descubrimiento sigue sin resolver ¿De dónde proceden los más de 30 cuerpos descubiertos en este espacio funerario? La cronología de los enterramientos hace que sea compleja su determinación. En un amplio abanico de tiempo, como es desde el siglo IV al VII d.C. los tipos de hábitat se multiplicaron en la Asturia transmontana exponencialmente. Quizá a causa de su topónimo, que ha sido relacionado con el clan de los Luggones Arganticaeni, se sugirió que el lugar podría haber estado poblado desde la Edad del Hierro. Si lo estuvo, la ubicación más probable es la pequeña loma, en cuya ladera apareció la necrópolis, pero a día de hoy sigue sin estar clara esa ocupación tan temprana. Vamos a realizar una revisión de lo que se conoce hasta hoy y ver en qué punto está este asunto

Un lugar favorable para un asentamiento

La pequeña loma, orientada a mediodía, se sitúa a unos 300 metros sobre el nivel del mar en una ladera al norte del cauce del Piloña. Está protegido de los vientos del norte por las elevaciones de la sierra del Pino o Cuesta Cayón, que corren paralelas a este cauce. En sus cercanías hay tres fuentes y un pequeño arroyo que abastecerían sin problemas a una población estable. Las dimensiones del área habitable de esta pequeña loma son de algo más de una hectárea.

Croquis de la loma de Argandenes. Caso y Miyares, 1980
Croquis de la loma de Argandenes. Caso y Miyares, 1980

El sistema tiene forma de una pequeña acrópolis a la que suceden por el lado norte una vaguada y por el lado sur, el mejor defendido, un posible foso que tiene 500 metros de longitud y una profundidad media de 3 alcanzando los 6 metros en algún punto. En las inmediaciones de lo que se ha denominado «acropolis» hay tres muros de los cuales uno tiene 4 metros de ancho. En este lugar, más elevado, es donde se han documentado estructuras circulares, hasta cuatro, que tienen unos 3 metros de diámetro1. Fuera de este espacio superior hay otras estructuras con perímetro rectangular pero esquinas redondeadas de 5m por casi 4 de ancho.

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La que consta con seguridad es la existencia de una capilla con advocación a San Pedro situada al norte de la zona más alta de la colina, de la que no hay más información que la recogida por los autores que elaboraron el primer y único estudio hasta el momento del sitio.

Evidencias arqueológicas

Se han documentado restos de cerámica roja, con aparencia «similar a la terra sigillata», cerámica gris con incisiones y un fragmento de cerámica negra con decoración en incisiones, similar a la anterior. Todos los fragmentos fueron hallados en la parte superior, cerca de las estructuras circulares de piedra.

Tras la primera revisión del lugar realizada en los años 80 lo más significativo fue el descubrimiento de algunas evidencias más. La primera una fantástica piedra decorada con entrelazados procedente de esta localidad que fue publicada en 2009 por Alberto Álvarez Peña y Amadeu Benavente2. Estos autores sugieren la posibilidad de que estemos ante un lugar destacado desde tiempos antiguos basándose en la calidad de la pieza documentada.

Pieza decorada con entrelazados. Argandenes. Foto Astur Paredes
Pieza decorada con entrelazados. Argandenes. Foto Astur Paredes

Un año después se descubría la necrópolis tardoantigua que citamos arriba y que puso definitivamente el foco de atención sobre este lugar. Lo más significativo es un espacio rectangular de piedra caliza, con restos de 19 enterramientos, es el elemento principal de este yacimiento. Se cree que fue un panteón por la cantidad de restos óseos encontrados. Las tumbas, de diversa construcción, datan entre los siglos IV y VII d.C., con un apogeo en el siglo VI. Se encontraron elementos ornamentales y de ofrenda, indicando la importancia social de los allí enterrados. La construcción romana original se mezcló con elementos visigodos, propios de la época3.

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Interpretación en conjunto

Pese a todas estas evidencias, la opinión generalizada es que no es posible atribuir a esta pequeña loma la consideración de castro de la Edad del Hierro. Ni González Montes, ni Fanjul Peraza, por ejemplo, lo tienen en cuenta como tal a pesar del profundo análisis del segundo del complejo castreño transmontano4.

La disposición de los muros no parece responder a una ocupación de un periodo prerromano, ni por los materiales ni por la técnica de elaboración de los mismos. Las edificaciones circulares que fueron propuestas como casas en los años 80 no corresponden en absoluto con la morfología ni el tamaño de las viviendas castreñas circulares al uso, que en sus tamaños más pequeños las duplican en diámetro sólo correspondiendo a los edículos de reducidas dimensiones su carácter como edificios auxiliares.

Muros de Argandenes. Fuente Asturnatura
Muros de Argandenes. Fuente Asturnatura

Pero si no es un castro, qué es. Posiblemente estemos ante uno de esos lugares fuertes que toman forma en el periodo tardoantiguo cuyo origen podríamos decir que está en la debilidad del Estado en el bajo Imperio y que permitió o casi mejor dicho, obligó, a unas élites rurales astur romanas a tomar las riendas del territorio. Es un proceso que vimos en Veranes y en otras villas.

Cuando el sistema romano se desmorona estas élites son el último reducto de poder en un territorio periférico que ya no cumple esa función de abastecedor de un estado imperial. Estas gentes crecen a la sombra de otra debilidad, la de los reinos germanos que tampoco parecen ser capaces de ejercer un poder territorial en esta zona.

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Me pregunto si esos muros que aún se conservan son restos de una fortaleza o villa fortificada de este periodo de la que la necrópolis sea la evidencia más plausible. Las cerámicas aparecidas en la «acrópolis» no desentonan con los tipos cerámicos tardoantiguos, ni tampoco la estela decorada, cuyo motivo principal, si bien aparece en un momento prerromano, no es extraño en épocas posteriores bajo dominio germano.

Recreación del cuchillo y otros objetos de la necrópolis de Argandenes- CpLeathergoods
Recreación del cuchillo y otros objetos de la necrópolis de Argandenes- CpLeathergoods

El propio topónimo de Argandenes no tiene por qué hacer referencia a un asentamiento de los arganticaenos sino a un territorio que fue ocupado por ellos y que quedó fijado en la toponimia imperial del territorio, de la que desconocemos casi todo. Un fenómeno parecido lo vemos en el genérico Ruccones de época tardoantigua que parece hacer referencia a los Luggones históricos cuando hacía cinco siglos que habían desaparecido.

Mi pregunta es ¿Se puede descartar la existencia de un castro en un lugar con estos antecedentes sin una excavación arqueológica? Creo que adivináis la respuesta. Simplemente falta un estudio que podría comenzar por una prospección geofísica de la ladera así como una intervención con varios sondeos en torno a esas estructuras que se han puesto de manifiesto en las prospecciones. Lo demás son todo especulaciones.

El futuro nos dirá si hubo castro o no.

Bibliografía

  1. Caso, E. y Miyares Fernández, A. (1980). «El castro de Argandenes (concejo de Piloña)». Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 101:
    663-668. ↩︎
  2. Benavente, A., & Peña, A. A. (2009). Un nuevu bloque pétreu decoráu con entellazos, d’Argandenes (Piloña). Asturies: Memoria encesa d’un país, (28), 18-21. ↩︎
  3. Montes, B. G., García, R. E., Fernández, E. P., Blanco, E. C., Ordóñez, N. F., & Nieto, N. R. (2019). Argandenes: un espacio de enterramiento entre la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media. Nailos, 531-547. ↩︎
  4. Peraza, A. F. (2004). El complejo castreño de los astures transmontanos (Vol. 128). Universidad de Salamanca. ↩︎

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