Una síntesis razonada sobre la alimentación de los astures

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Este post es la transcripción del episodio 9 de mi podcast, Historias de la Protohistoria, con enlaces a todos los temas que menciono en esta edición para complementarlo. El tema que abordamos es el de la alimentación, la dieta. Vamos a tratar de dar respuesta a esa interesante pregunta, ¿qué comían los astures? Quizá es uno de los temas más interesantes que podemos estudiar para conocer a cualquier pueblo de la antigüedad. Así que seguidme y vamos a colarnos en una cocina de la Edad del Hierro.

Lo primero que debemos decir es que algo tan cotidiano como saber lo que come una comunidad humana nos aporta una cantidad ingente de información sobre su vida diaria. Os pongo como ejemplo procesos de cultivo, qué ganado criaban, incluso si nos fijamos en eso que se llama ajugar doméstico, podemos saber mucho sobre la alfarería, la cestería, incluso la metalurgia si me apuráis. Así que quizá lo que debamos responder es a la pregunta de ¿qué sabemos realmente de lo que se comía en los castros astures?.

Consiguiendo (y creando) alimentos en la Edad del Hierro astur

En mi opinión es un tema complejo y creo que la mejor manera de abordarlo es desde un enfoque multidisciplinar y por tanto desde distintas perspectivas. Una de las miradas habituales que se hace sobre la alimentación en la edad del hierro viene lógicamente derivada de qué tipo de productos tenían a su disposición. Esa clasificación podría ser: consumo de cereales y otros productos agrícolas, qué tipo de carnes tenían, qué ganadería practicaban, por tanto cuántos productos y qué productos procedían de la caza o de la pesca y también de la recolección, puesto que con una masa boscosa muy abundante en torno a los poblados fortificados y también en aquellos lugares de la costa donde se puede practicar el marisqueo pues es evidente que sería una fuente de proteínas.

Por tanto no es de extrañar que ésta sea una de las perspectivas más habituales. Vamos a seguirla. En cuanto al consumo de cereales y otros productos agrícolas tenemos que decir que es probablemente el apartado que mejor se ha documentado por las fuentes y por la arqueología del mundo castreño.

Alimentos procedentes de la agricultura

El mundo de los poblados fortificados se está revelando como un entorno esencialmente agrario en el que la importancia de las cosechas y la explotación del territorio cercano a los castros, a las aldeas fortificadas, es la base de la subsistencia. Un ejemplo lo tenemos con los cereales. La arqueología nos habla de distintos tipos de trigo en el noroeste hispánico. El predominio es el de una escanda o trigo de montaña además de otras variedades. Hay una pequeña diferencia entre los castros de montaña del norte de la cordillera y los del sur, al menos en lo que a campos de cultivo se refiere. Esa diferencia es fácilmente explicable por el tipo de suelos y también por el relieve por supuesto.

Los suelos de mayor altitud y de relieve más pronunciado son más aptos para determinados tipos de cultivo, por ejemplo la escanda. Por otro lado, por ejemplo los castros astures de la meseta, el trigo desnudo es el más eficiente y el que permite una mayor densidad de recolección por cosecha. Es un tema súper interesante porque nos permite trazar la evolución de los cultivos en estos espacios. Las fuentes nos dejan alguna información sobre el cultivo de cereales entre los pueblos del norte.

Campo de trigo. CC
Campo de trigo. CC

Por ejemplo Dion Casio nos dice que cuando Augusto se va tras la guerra y deja al mando a Lucio Emilio, los astures y los cántabros prometiéndoles trigo a las tropas romanas organizan una matanza que luego será duramente castigada. Pero bueno nos deja la información de que disponían de ese tipo de cultivos. Estas fuentes posteriormente se vieron confirmadas por la arqueología, por supuesto y los restos de granos de trigo son bastante comunes en todos los castros al norte de la cordillera.

Concretamente la escanda, el trigo vestido, es muy frecuente en los castros del centro oriente de Asturias y creo que al menos en algunos de los castros de la ría de Villaviciosa es el lugar donde antes se ha documentado su consumo en Asturias. En la Campa Torres, en Llagú y en una serie de castros del centro oriente de Asturias, se han documentado granos de escanda. No era el único cereal disponible puesto que la cebada y el mijo también son parte de esa tríada digamos de cereales que había en los castros asturias transmontanos.

El empleo más habitual de la escanda yendo ya a lo que es la cocina propiamente dicha es la fabricación de harinas para consumo humano. Se pueden preparar de diversas maneras pues platos como les fariñes, platos tradicionales asturianos que aún han llegado hasta hoy. Evidentemente se puede hacer pan con ellos.

Por su parte la cebada se puede emplear para hacer bebidas con cierto grado de alcohol por ejemplo la caelia que vendría a ser como una especie de cerveza primitiva que se elaboraba en la hispania de la era del hierro. Pero bueno los cereales serían solamente una parte de los alimentos obtenidos a través de los cultivos. Por ejemplo sabemos que tenían huertas donde se cultivaban algunas leguminosas, también fabáceas, guisantes, etcétera.

Lo que nos dice la arqueología es que los productos consumidos derivados de la producción agraria pues eran más variados de lo que pensábamos en un principio. Seguramente se estructuraban en dos ambientes. Uno más cercano basado en pequeños productos de huerta como os digo y otro pues que quizá llevaba más trabajo y sobre todo más trabajo comunal el que corresponde pues eso con el cultivo de los cereales.

Volveremos luego sobre este tipo de productos puesto que al hablar de la recolección tendremos que hablar de un de un alimento que aparece en las fuentes que es la bellota porque la producción agraria seguramente se complementaba con un proceso de recolección bastante intenso de esos bosques que rodeaban a los castros y que incluiría pues tanto la bellota como castañas y bayas y otra serie de productos que estarían disponibles para estas gentes.

Proteínas procedentes de la carne

Otro de los alimentos o otras de las fuentes de alimentos más documentadas es el de la ganadería. Conocemos la diversidad de la cabaña ganadera de los castros astures gracias a estas evidencias óseas que aparecen tanto en yacimientos como en cuevas de ese periodo y en ellas probablemente la cría de ganado es la más importante.

En realidad es una actividad que dependería bastante de las condiciones circundantes del asentamiento pero mantiene unas ciertas constantes que se están documentando en todos ellos. Por ejemplo podemos decir que la especie más abundante de la segunda edad del hierro en el ámbito cismontano es el ganado ovino y caprino. Estrabón nos dice que los montañeses comen carne de macho cabrío.

Suponemos que en alguna festividad concreta ya que la arqueología nos dice que el consumo mayoritario de esta especie es en animales jóvenes. Este hecho nos indica que hay una abundancia de este tipo de animales ya que si no se dejan crecer para la reproducción y para la obtención de productos secundarios como lana, leche, etcétera. Sin embargo en el ámbito transmontano, es decir al norte de la cordillera, las ovejas ocupan el segundo lugar frente a la cabaña ganadera bovina que es la mayoritaria en los yacimientos mejor estudiados.

vacas
vacas

Por ejemplo en la Campa Torres y Llagú donde el elevado número de muestras óseas de animales permitió hacer una reconstrucción bastante fiable vamos a decir de la cabaña ganadera de estos lugares. Y es que precisamente en estos dos castros lo que destaca es la abundancia de vacuno. Vamos a decir que por lo menos lo que proporciona es el mayor peso específico de carne para la alimentación.

Este dato es interesante pero hay que matizarlo. Es evidente que el ganado vacuno es el que proporciona la mayor cantidad de kilos de carne disponible para una comunidad porque básicamente los animales son más grandes y producen mayor cantidad de proteína. Pero tenemos que tener en cuenta que no siempre se destinan a este uso.

Por ejemplo las vacas son buenas productoras de leche y también hay que pensar en razas más pequeñas que las actuales. En cuanto al uso de estos animales pues el régimen de consumo es similar al de los ovicápridos. Es decir se consumen animales jóvenes para carne y se les deja crecer para su uso en la agricultura.

No son los únicos animales. El cerdo también está presente en los castros. Estrabón dice que los montañeses cocinan con manteca generalmente elaborada con grasa de animales.

Marcial nos habla de que la calidad de los jamones de los cántabros es extraordinaria. Al menos si no la calidad hace suponer que su elaboración no era desconocida por sus vecinos astures. La arqueología nos muestra huesos de estos animales en muchos de los yacimientos que están al norte de la cordillera.

Aquí quiero poner en consideración la costumbre de los astures y otros pueblos de realizar racias de ganado, es decir expediciones de robo de ganado a otros pueblos vecinos. En otro lugar ya os hablé de las costumbres en cuanto a los ritos de paso de estas culturas de jóvenes guerreros. Posiblemente una de las principales acciones de estos grupos de guerreros noveles, vamos a decir, fuera esa, fuera la del robo de ganado.

Y ojo, esto tendría también su importancia en cuanto a la genética de estas especies porque permite una mezcla, una variedad genética que de otra manera pues haría que las cabañas ganaderas tuvieran una cierta variedad genética porque si no serían, bueno, pasto de la endogamia y desaparecerían en pocas generaciones.

También a veces en los restos óseos que aparecen en los castros, por ejemplo en la Campa Torres, generalmente el porcentaje de huesos de caballo que aparecen en estos entornos es de un 2%, lo cual suele indicar que no ocupan, no tienen un papel muy importante en cuanto al consumo alimenticio. Posiblemente estos animales fueran empleados con más efectividad para otras tareas como la monta o el tiro.

Asturcones. ACPRA
Asturcones. ACPRA

Lo mismo podemos decir del perro, que aparecen documentados en los restos óseos de los castros. No podemos decir que se consumiera perro en ese periodo, pero sí al menos que esos animales estaban en los poblados. Y el último aporte de proteínas procedentes de animales lo proporcionaría la caza.

Aunque es habitual la creencia de que la caza sería algo fundamental en la subsistencia de los poblados fortificados, lo cierto es que debió ser una actividad residual en comparación con la ganadería. No obstante, se documenta el consumo de cérvidos, la utilización de las cuernas, objetos realizados con huesos de estos animales, también el consumo de jabalís y de otras especies, seguramente aves y otro tipo de animales que habitarían esos bosques que rodeaban a los castros.

Pescados y mariscos

Algo parecido sucede en los castros que se sitúan en la costa, donde está bastante bien documentada la pesca y la recolución de moluscos.

En la primera suele aparecer por la fabricación de diversos utensilios destinados a la captura de peces en el entorno costero. Por ejemplo, los anzuelos de la Campa Torres, etcétera. Pero también están presentes en castros de interior, que están orientados a la pesca fluvial, por ejemplo.

Los concheros también son una fuente de información incuestionable sobre el consumo de determinadas especies de moluscos, donde se hallan también espinas de algunas especies, como maragotas, como xarabú, como chopas doradas, lubinas, etcétera. Son todo peces que se capturan desde la línea de costa y no hace falta ir mar adentro a buscarlos. Por las especies documentadas, se ha supuesto que la pesca serían en aguas muy cercanas a la costa o probablemente en estuarios.

Vista general de la Campa Torres y las excavaciones de 2023
Vista general de la Campa Torres y las excavaciones de 2023

La importancia de la bellota

Y ya por último, os hablo de la recolección. Estrabón en la exaltación de la rudeza de los pueblos del norte, nos dice que su dieta principal se compone de pan hecho con harina de bellotas durante al menos dos tercios del año. A ver, no miente cuando dice que se alimentan con bellotas, ya que Plinio el Viejo también lo menciona en el siglo I d.C. en los mismos términos.

Estrabón concretamente dice, los montañeses se alimentan con bellotas dos partes del año, dejándolas secar y triturándolas. Luego las muelen y hacen con ellas pan para conservarlo largo tiempo. En Castros, como por ejemplo Morillón, se han encontrado algunos espacios situados fuera de las viviendas que servían precisamente para la acumulación de bellotas.

También en la capa Torres hay un molino rotatorio donde se detectó que se habían triturado bellotas para fabricar harina. Plinio dice que la bellota constituye incluso ahora el principal recurso de muchos pueblos hasta cuando disfrutan de paz y asimismo cuando escasean los cereales se obtiene harina moliendo bellotas tostadas y luego se amasa una especie de pan. Más aún actualmente en las hispanias se sirven bellotas en la comida como segundo plato.

La misma bellota resulta más dulce tostada en la ceniza. A ver, acaba de introducir un dato clave. Dice que cuando escasean los cereales se obtiene harina moliendo bellotas tostadas.

En un reciente estudio en el que estuve trabajando precisamente incido en este aspecto. Incido en el que la bellota posiblemente era un alimento de emergencia. ¿Por qué a Estrabón le parece que la bellota era un alimento mayoritario en época de la conquista? Pues precisamente porque se trataba de un periodo de excepción.

Precisamente el mantener un conflicto con una potencia como Roma debió desestructurar notablemente lo que fue la capacidad agrícola de los pueblos asturias preromanos. Y esto pues derivó inefectiblemente pues en una serie de malas cosechas, en el abandono de los campos de cultivo, etcétera. Así que cuando Estrabón escribe sobre ellos, seguramente a través de militares romanos, lo que está reflejando es una situación de empobrecimiento de estos pueblos.

No la realidad arqueológica que nosotros percibimos cuando excavamos o cuando excavan los arqueólogos que estudian estos castros. Por ejemplo, Jorge Camino Mayor en los castros de la Ría de Vioviciosa, Alfonso Bagul Peraza en el centro de Asturias o José Luis Maya, por ejemplo, en la Campa Torres. Estos autores lo que documentan es una variedad tanto en el tipo de granos como en el tipo de cultivos y una capacidad productiva agraria suficiente como para sostener una expansión del número de poblados en la Segunda Edad del Hierro, previa a la llegada de Roma al territorio.

Entonces, bueno, es un paréntesis que acabo de abrir simplemente para dedicar un minuto a reflejar un poco la exactitud de las fuentes. Es decir, en resumen no podemos decir que las fuentes mientan, pero sí podemos decir que están omitiendo una serie de detalles que la arqueología nos está revelando y que desmienten bastante ese papel de bárbaros sin recursos que reflejan las fuentes. Por cierto, otro producto que seguramente recolectaban eran las castañas.

Hasta hace unas décadas se creía que el cultivo de castañas en el norte tenía su origen en la llegada de Roma al territorio. Sin embargo, se han estudiado las especies autóctonas y lo que se ha obtenido son muestras de unos árboles que son mucho más antiguos que el periodo romano. Así que es difícil que a una sociedad que depende de los recursos que la rodean se le escape que estos frutos eran una fuente de alimentos.

Seguro que lo complementaban con frutas silvestres, avellanas, moras, etcétera, que por ejemplo ya vimos que eran bastante frecuentes en el siglo I después de Cristo al analizar la dentición del hombre de la sobia. Seguro que ya eran aprovechados. Por supuesto, también los huevos de algunos animales silvestres.

A modo de síntesis

Pues bien, este es a grosso modo un pequeño resumen de qué tipos de alimentos disponían o qué tipos de alimentos cultivaban los astures transmontanos. Evidentemente hay diferencias entre el norte de la cordillera y el sur de la cordillera, pero básicamente la dieta se correspondería con estos patrones. Casi seguro que mayoritariamente era agrícola.

También habría consumo de proteína animal, por supuesto, y los bosques y la costa, en los que lo tuvieran al alcance, pues jugaría un papel fundamental. Evidentemente también se producen variaciones en el aprovechamiento entre distintos castros. Por ejemplo, es llamativo que en el Picu’l Castro de Caravia no haya algunas evidencias, no haya evidencias de una agricultura excesivamente desarrollada.

Sin embargo, sí que hacen un uso intensivo de la caza y de los recursos que tienen disponibles a su alrededor y también, curiosamente, del marisqueo. Están cerca de la costa, pero bueno, hay que hacerse un buen camino para bajar y volver a subir a este nido de águilas. Sin embargo, en la producción metalúrgica del Castro aparecen hoces, aparecen, bueno, bastantes aperos de labranza que pueden servir para una agricultura.

No sabemos si la llevaron a cabo o simplemente lo que hacían era comerciar con estos productos metalúrgicos. Como os digo, la escanda fue el cereal más consumido en los castros transmontanos. Ya os digo que los castros de la Ría de Villaviciosa son los que tienen seguramente la producción agraria más antigua y precisamente el estudio del cultivo de la escanda nos ha permitido saber, gracias a algunos estudios, por ejemplo los publicados por Jorge Camino Mayor en la Ría de Villaviciosa, cuál era el régimen de explotación de los suelos en torno a los castros.

Y es curioso porque los suelos que hoy en día consideramos que no son aptos para los cultivos, en realidad en aquel momento sí debieron serlo. Es decir, ellos practicaron una agricultura de subsistencia que yo creo que estaba condicionada tanto por factores geográficos, el número de horas de sol, de riego y de inclinación de los campos, con algunos aspectos sociales como la capacidad de defensa de esos suelos, etc. También se da otra cosa curiosa.

Los campos de cultivo en torno a los castros siguen siendo los campos de cultivo que se siguen utilizando hoy en día. Ya os lo comenté en algún episodio anterior. Esto lo que demuestra es que esta gente tenía un control bastante avanzado, digamos, de lo que eran los suelos en su entorno y la capacidad de producir alimentos.

Les iba la vida en ello, tampoco estoy diciendo nada nuevo. Pero bueno, lo que quiero decir es que la arqueología lo que nos está demostrando es que existía tanto una diversidad agraria que además sabemos que iba en crecimiento a medida que nos acercamos al cambio de era, con la introducción de nuevos cultivos y nuevas herramientas, por ejemplo los molinos rotatorios que os mencionaba antes, y seguramente también pues nuevas técnicas de cultivo. Esa agricultura que nos dice la arqueología que era eficiente y diversa junto a una ganadería que experimenta exactamente lo mismo, una nueva diversidad con la introducción de nueva genética y nuevas especies, pues lo que sostienen es un crecimiento demográfico, seguramente en torno a la segunda edad del hierro que se traduce en la fundación de nuevos poblados.

Para sostener este ritmo de fundaciones es necesario que haya un conocimiento y una capacidad de producción agrícola y ganadera que alimenta a toda esta gente. En todo esto juega un papel fundamental el hierro, la introducción del hierro permite mejorar el trabajo agrícola y seguro que la eficiencia, pero por sí solo no explica esta mejora. También es necesario que haya cambios en algunos patrones como el aprovechamiento de los campos, llámale barbecho o otro tipo de técnicas de abonado, quizá del ganado, que permiten obtener cosechas y que alimenten a toda esta población.

La perspectiva del ajuar doméstico

Por último, por ejemplo, si nos fijamos en ese ajuar doméstico que os decía, los tipos de cerámicas que encontramos son cerámicas que se utilizan tanto para poner directamente sobre el fuego, seguramente para la cocción y guiso de carnes y de verduras, como para el almacenamiento de líquidos, quizá es acaelia o quizás es citos, esa sidra de consumo rápido hecha a base de frutas que fermentan y también para la para la conservación de alimentos. Hay grandes ollas, grandes recipientes cerámicos como los que se puede ver, por ejemplo, en la Campa Torres, que seguramente servían para almacenar alimentos, seguramente cereales. Las fuentes nos están hablando también de cómo se curaban esas carnes, por ejemplo, esos jamones de los cántabros, pues es probable que se utilizaran algún tipo de salazones o quizá pues la cura de esos derivados de los cerdos, de las carnes de vaca o de oveja, para conservarlas durante más tiempo.

Recreación de cerámica astur de la Campa Torres en el museo de l yacimiento.
Recreación de cerámica astur de la Campa Torres en el museo de l yacimiento.

No hace falta decir que tenían a su disposición algunos conservantes, por ejemplo, la miel es uno de los alimentos que no mencioné en cuanto a la recolección, pero que casi seguro que se utilizaron y la miel es un buen conservante de alimentos, de frutas y de castañas y de otro tipo de productos. Los cereales, por su parte, se tostaban, aparecen tostados en gran cantidad de contextos arqueológicos y seguramente tiene que ver con su conservación. Se tuesta el grano y que la verdad es que facilita mucho que se hagan harinas con él.

escanda
escanda

Y ya por último, me gustaría reseñar que tenemos información fascinante sobre la alimentación, al menos a finales del siglo I después de Cristo, que quizá no cambiaría demasiado respecto al periodo anterior. Se trata del individuo de la Sobia, en Teberga, que nos proporciona una información bastante interesante de lo que se comía en el periodo del que os hablo. De sus dientes se dedujo que habían identificado restos de gramíneas de triticum espelta, la escanda que os decía, además de peras y manzanas.

También se detectaron hongos de tipo penicillium, que son conocidos por su capacidad para provocar fermentaciones. Esto unido a la presencia de este tipo de frutas, pues llevó a la deducción de que seguramente habría una producción de algún tipo de sidra, que vino confirmada por los cristales de este tipo de bebidas que aparecían en el sarro de este individuo. En su dieta también estaba pues la recolección, pues que aquí estaban presentes arándanos, que eran típicos de este entorno de montaña, pues en torno al momento de su muerte.

Mandíbula de uno de los individuos de la Peña Sobia en Teverga. Siglo II d.C.
Mandíbula de uno de los individuos de la Peña Sobia en Teverga. Siglo II d.C.

El análisis de los dientes también confirmó la presencia de pulmentum como base alimentaria, es decir, una papilla de escanda que estaba hervida en lácteos. Aún forma parte de la dieta tradicional asturiana, son las famosas fariñes y que se elaboran de forma muy similar a las gachas o a eso que llaman porridge en el ámbito atlántico. Esta especie de papilla es igual a las gachas de avena que se consumen en toda Europa en la Edad Media y también en periodos anteriores.

Se trata de un alimento sencillo y contundente que aporta hidratos de carbono de consumo lento, lo que lo convierte en ideal para una persona que tenga que hacer un trabajo físico a lo largo del día. Además se puede adaptar al gusto de cada persona agregándole frutas y otros ingredientes de temporada. Como curiosidad os dejo un enlace donde os enseño cómo se preparan estas gachas de avena, que son muy sencillas y cualquier receta de porridge actual sería muy parecida a la que se utilizaría en la Edad del Hierro y que podéis hacer en vuestra casa.

Gachas de avena o porridge.
Gachas de avena o porridge.

Os lo digo por si os apetece hacer una comida de la Edad del Hierro en plan arqueología experimental.

Y bueno, aquí finaliza el recorrido que quería hacer con vosotros sobre lo que es la alimentación en la Edad del Hierro y creo que más o menos ha quedado bastante claro. Hemos repasado qué tipos de fuentes de alimentos tenían, algunos se podían obtener saliendo a buscarlos, otros era necesario cultivarlos, otros animales hay que criarlos y toda esta actividad, todo este conjunto de procesos de trabajos, etcétera, tienen su reflejo y más inmediato en la cultura material, tanto en los poblados como lugares fuertes, garantes de un territorio en el que abastecerse, en el que plantar tus semillas y que nadie te las venga a robar o criar tus ganados sin que nadie te lo venga a robar, como os digo no siempre lo conseguían, aparte de esas pequeñas huertas y esos bosques que había en el entorno y que eran gestionados ya por estas poblaciones.

La ganadería, por otro lado, pues es uno de los factores que más condiciona la evolución del paisaje en torno a los castros, por supuesto, pero también en cuanto a las cabañas ganaderas, eso que hoy llamamos razas autóctonas, tiene sus antecedentes más cercanos en estas razas que criaban en torno a los castros, por ejemplo la ovella sialda o las vacas de raza casina y también por supuesto pues el asturcón. Y nada más, hasta aquí este episodio, espero que os haya gustado y planteadme cualquier duda que os surja en los comentarios, os dejo enlaces a todas estas cosas y os invito a que echéis un ratín en verlo, porque la verdad es que es un tema fascinante, es un tema que nos conecta directamente con estas poblaciones de la Edad del Hierro.

Os dejo el podcast aquí por si os apetece escucharlo

Astures
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Me apasiona la historia de Asturias y los astures en todas sus facetas. Pateando museos y yacimientos. Excavando cuando puedo y divulgando como mejor sé.
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