caravia 1918
caravia 1918
Actualizado: 29 enero, 2024

Estamos ante uno de los hitos en la arqueología de los astures ya que se trata del primer castro astur transmontano excavado y uno de los primeros de todo el territorio. En 1917 Aurelio de Llano abre por primera vez la tierra depositada durante dos milenios en este asentamiento del oriente de Asturias, y con ello nos deja la puerta abierta a los primeros pasos de la investigación científica sobre los astures…

Aurelio de Llano y el Picu’l Castru

El libro de Caravia 1 es uno de esos compendios de principios del siglo pasado donde se recoge una cultura tradicional que está en extinción. Aurelio de Llano cuya obra más conocida versa sobre el folklore de Asturias, era consciente de que, de igual forma que los cuentos y leyendas debían ser anotadas y publicadas para transmitirlas a las generaciones futuras antes de que desaparecieran, el conocimiento «material» de la Historia, podía preservarse a través de la investigación arqueológica, que por aquel entonces daba sus primeros pasos en nuestro país.

El Picu’l Castru es un lugar de leyendas en Caravia. El folklorista lo conocía perfectamente, y por ello no dudó en incluir la investigación que realizó entre 1917 y 1918 en la monografía que escribió sobre el concejo.

El Picu'l Castru de Caravia
Picu’l Castru. Caravia. Asturias. Foto Google Maps

La leyenda principal habla de que la terraza que rodea la cumbre del pico de 380 metros de altura recibía el nombre de El corredor de los moros (la veis en la foto de arriba), y que bajo él «había un hermoso palacio habitado por los moros al que se entraba por la puerta de una cueva… por las tardes salían a pasear al corredor en compañía de hermosas moras…»

Este tipo de descripciones legendarias que se recogen donde hay asentamientos castreños, no le pasaron inadvertidas al autor, quien no dudó en excavar esa «terraza de los moros» con acierto en su elección, pues lo que estaba a punto de descubrir era un poblado fortificado de la Edad del Hierro, ni más ni menos.

Las excavaciones de 1918

Aurelio de Llano describió perfectamente la morfología del sitio. Se trata de un anillo fortificado en torno a la cumbre del monte. Una muralla que perimetra la parte alta y que es fácilmente defendible. Se asemeja mucho en la forma a los castros más significativos de la ría de Villaviciosa, con los que mantiene una relación tanto morfológica como en los materiales. Estamos ante un castro Luggon en cuanto a cultura material. Es muy curioso leer en la obra «todas estas obras han sido atribuidas a los romanos, pero está demostrado, y además lo confirman nuestros hallazgos, que son erróneas tales afirmaciones; por eso ya nadie se toma la molestia de refutarlas». Poco sabía de Llano que 80 años después habría todavía quien las defendiera 🙂

El castro tiene 225 metros de perímetro, y la terraza construida entre seis y nueve metros de ancho dependiendo de la zona. En 1917 estaba conservada aún «en buen estado», y se refería a que no había sido reventada por buscadores de tesoros, como descubre al hablar del sector meridional, donde los vecinos «habían buscado la puerta del palacio de encierra el tesoro…»

El Picu'l Castru de Caravia
Castro de Caravia. Aurelio de Llano

El 1 de Agosto de 1918 abrieron los primeros sondeos y ya nos dice que al poco de cavar aparecieron los primeros restos de fauna, carbones, cerámicas, etc… Documentaron además dos estructuras rectangulares con restos de hogares que interpretó como vivienda (actualmente se consideran alternativas a esta explicación). La muralla era lineal, y había un camino de ronda entre ella y las estructuras.

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Basándose en las medidas de las estructuras excavadas calculó que podría albergar unas 45 edificaciones, aunque contando con que alguna tendría un uso auxiliar como almacenes, talleres, etc… estimó la población del castro en 30 familias.

Consideraba que cada familia estaría compuesta por 8 miembros, lo que corresponde a las sociedades históricas de ese periodo, por lo que estaría habitado por unos 240 habitantes. Hoy en día estas cifras están puestas en tela de juicio, más por los razonamientos seguidos por el autor que por la posibilidad de que albergara a una población así.

El trabajo se centró en las estructuras desenterradas, bajo cuyo suelo cuenta que encontró fíbulas, adornos de cuentas, etc… Evidentemente estaba documentando un estrato inferior al que acababa de aludir, ya que levantó el suelo copuesto por «pavimento de arcilla», o fondo de cabaña típico, y bajo él estaría un nivel inferior de la Edad del Hierro, según los materiales dibujados en su libro. Entre las fotografías, la fíbula de caballito conocida por todos, pero también otros objetos de la segunda Edad del hierro, como fíbulas de torrecilla y otros adornos y herramientas de bronce y de hierro.

El Picu'l Castru de Caravia
Fíbula de Caravia. Modelo La Tène 8b.1 siglos II al I a.C. Museo arqueológico de Asturias

Cuenta que bajo los objetos de metal encontró un hacha neolítica. Esta pieza de piedra pulimentada probablemente pertenece al mismo contexto que los objetos metálicos. A 60 cm de profundidad ya no hay más material.

En la excavación de 1918 no se encontraron monedas, una prueba para Aurelio de Llano, de que el castro no tenía ocupación romana, aunque consideraba que su desmantelamiento había sido obra militar para sacar a los astures de esa fortaleza.

Los materiales cerámicos forman un corpus que define un estilo decorativo propio de los astures del centro y oriente de la Asturia transmontana, pero que no les son exclusivos ya que encontramos paralelismos con el mundo cántabro y con el galaico como ya he comentado en otras ocasiones.

El Picu'l Castru de Caravia
Reconstrucción ideal de la muralla. Aurelio de Llano 1922

En las conclusiones de su investigación afirmaba que se trataba de un poblado de final de Hallstatt y principio de La Tène,(mediados del primer milenio a.C.). Es curiosa la denominación para un estudiante de hoy en día de algunos objetos. Por ejemplo, la fíbula de caballito, que hoy se considera de las más occidentales del conjunto de fíbulas de caballito de tipo celtibérico, cree que «quizá haya sido importada por el comercio griego; en su ornamentación se ve influencia helénica». No obstante, tiene el mérito de haber hecho un trabajo sistemático de excavación, documentación fotográfica y de ilustración de los objetos, hacer un estudio exhaustivo de los mismos y sobre todo publicarlo para darlo a conocer entre la comunidad científica y el público general.

Además sus conclusiones son muy interesantes para su tiempo. Al haber visto (los descubrió él) de primera mano los patrones decorativos de las cerámicas del castro, en seguida los puso en relación con los motivos decorativos de la talla de madera tradicional en Asturias. Se dió cuenta de la identidad de las formas y trazados, que habrían sobrevivido en la sociedad rural asturiana durante siglos. En este sentido concluye su estudio con un espectacular (aunque erróneo): «la ornamentación de la madera es una supervivecia del arte hallstático». Sustituyamos la referencia al yacimiento austriaco, y digamos «castreña» y encontraréis varias tesis y papers en publicaciones científicas sobre el tema.

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Las excavaciones de 1992. Gema Adán

En ese año se llevó una revisión estratigráfica del asentamiento, que no se había vuelto a excavar. Aplicando los conocimientos y técnicas de casi un siglo de diferencia, se pudo confirmar su fundación entre los siglos V y IV a.C. La muralla se erigió al principio de la ocupación del cerro. Se hizo por materiales cerámicos aparecidos en el derrumbe de lo muros, también por objetos de bronce de ese periodo.

En e 390 a.C. se documenta un incendio que afectó a toda la superficie del castro. No fue el final del asentamiento, que se reconstruye por dentro y se refuerza la muralla, abriendo una nueva terraza.

Fue abandonado definitivamente en el siglo II a.C. probablemente nunca fue atacado por los romanos como imaginaba Aurelio de Llano, y tampoco se detecta según los investigadores actuales que se dejara de forma violenta. Se atribuye más a cambios en la dinámica de poblamiento de la zona que habría que poner en relación con otros castros del concejo. Es curioso que el mismo fenómeno lo vemos en los castros de la ría de Villaviciosa como Camoca por ejemplo.

60 años después de esta investigación se volvió a intervenir en este castro tan significativo de la Edad del Hierro de Asturias. Sí, 60 años, no habéis leído mal. El objetivo según el equipo dirigido por la recientemente fallecida Gemma Adán, era triple. Querían ver la profundidad a la que había llegado Aurelio de Llano, pudiendo comprobar si había zonas que hubieran permanecido fuera de su alcance. Segundo establecer a través de la estratigrafía la secuencia de ocupación del mismo, basada no sólo en los materiales como, por fuerza, había podido establecerse en 1918. Por último intentar conseguir, a partir de esa información, una crono-estratigrafía del castro.

El Picu'l Castru de Caravia
Materiales de Caravia, Excavación de 1992. (Adán et alii)

Lo cierto es que los trabajos de Aurelio de Llano habían otorgado una fama de yacimiento arrasado al Picu’l Castru, principalmente este era uno de los primeros objetivos a determinar como os dije arriba. Aprovechando uno de los cortes, que se atribuyeron al investigador, se procedió a aumentarlo y establecer los niveles estratigráficos. Os recomiendo el paper que os dejo en la bibliografía1 para ver los detalles de la excavación, que son interesantísimos. En síntesis el artículo viene a decir que se demostró que tras esta excavación se podía asegurar que aún hay sectores del castro que no habían sido alcanzados por la excavación de 1918. Aparecieron nuevos materiales cerámicos y de metal, armas, herramientas y material pétreo.

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Se estableció una secuencia de ocupación que sigue esta evolución:

Primera fase, o de fundación, en el que se levanta la muralla y se procede a aterrazar la zona donde se ubican las viviendas. Tendría un pavimento de arcilla. Las cerámicas tendrían motivos geométricos, triángulos, etc… Se usa el bronce mayoritariamente, y la subsistencia se sustenta en la agricultura, ganadería, caza y marisqueo. Este momento termina con un incendio generalizado que Aurelio de Llano documentó en los sectores en los que intervino.

Segunda fase, o de reconstrucción. En esta fase se reconstruye la muralla y se levanta un nuevo pavimento. Los materiales son de hierro y bronce, y el patrón de subsistencia sigue el siendo el mismo que en la fase anterior.

Gema Adán habla de un tercer momento, que sería el de abandono del castro y que se produjo de forma pacífica, al no documentarse ni material romano ni restos de incendio, etc… En el momento en que se publicó el artículo no se sabían las dataciones de C14 que se habían solicitado, pero de nuevo por los materiales, la investigadora habla de una secuencia de ocupación prerromana.

El Picu'l Castru de Caravia
Modelo LiDAR del Picu’l Castru de Caravia.

La confirmación de las cronologías

En 2009 en un artículo encabezado por Rosa Cid2, en el que Adán aparece como coautora, se publican las fechas del sector excavado y en el que se habían distinguido hasta 11 niveles.

El resultado fue de 2300±40 BP es decir 390 a.C. que una vez calibrado establece un marco entre el 410 a 360 cal. BC. Las autoras consideran que ese momento es el del potente incendio que arrasó el castro. El resto de niveles se dató por materiales y cuyos paralelos hablan de un abandono entre el II y el I a.C. de forma pacífica. Se confirman por tanto los dos momentos de ocupación del asentamiento según Aurelio de Llano y se detallan en los que se pudieron constatar con una excavación realizada con métodos científicos actuales.

Por último no puedo terminar este post sin hacer referencia a la posible relación de este castro con otra pieza espectacular que se encuentra a muy corta distancia y con la que no es descabellado establecer o bien su origen o bien una relación territorial clara. Se trata de la Estela de Duesos, que se encuentra en la localidad que le da nombre en las inmediaciones del castro.

Una pieza a la que se le ha atribuido un paralelismo decorativo con motivos claramente prerromanos, que coincidirían en fechas con el castro.

El Picu'l Castru de Caravia
Reconstrucción ideal de la estela de Duesos.
  1. de Ampudia, A. D. L. R. (1919). El libro de Caravia. Imprenta Gutenberg. ↩︎

Notas al pie y bibliografía

  1. Adán Álvarez, G. E., Martínez Faedo, L., & Díaz García, F. (1994). Limpieza estratigráfica del Castro de Caravia (Caravia, Asturias): reconsrrucción arqueológica/histórica.
  2. Cid López, R. M., González Santana, M., & Adán Álvarez, G. E. (2009). El castro de Caravia y la Edad del Hierro en la Asturias oriental: Caravia–Diadema de Moñes-Vadinienses.

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