A finales del año pasado os contaba los excepcionales descubrimientos que se produjeron en una prospección en la sierra de La Sobia, en Quirós, Asturias relacionados con objetos de la Edad del Bronce.
El trabajo arqueológico llevado a cabo por Alfonso Fanjul Peraza en este complicado territorio de la montaña central asturiana tuvo como recompensa el hallazgo de varios objetos fechables en la Edad del Bronce.
Hoy conocemos a través de la prensa que el que ya se conoce como «puñal de Quirós» en realidad podría tratarse de un fragmento de una espada de la Edad del Bronce.
A la espera de un análisis material y cronológico por radiocarbono, Álvar Martiño (colaborador del equipo dirigido por Alfonso Fanjul) opina que la hoja «forma parte de un estoque, arma de hoja alargada de filos rectos y aguzada punta que disponía de un área ancha y plana a la que se fijaba una empuñadura de material orgánico por medio de remaches.»
Datable en torno al 1500 a.C, en las últimas etapas del Bronce Pleno (periodo que encajaría con la primera estimación que se hizo de algunas de las piezas de la Sobia) «pertenecería a una época de transición y gran desarrollo tecnológico en la que las dagas se convertirán lentamente en verdaderas espadas«.
Existen varios ejemplos conocidos en el Noroeste de la Península (siendo el más representativo el hallazgo en el río Ulla, cuyos sendos ejemplares se exponen actualmente en el museo de Pontevedra), pero esta tipología de dagas/espadas se encuentra extendida por toda la franja vinculada al bronce atlántico, por lo que aún no sabemos si se trata de una importación o de un producto local, dato importante que podrá conocerse en cuanto se realice un estudio metalúrgico del objeto.
Las razones de que no apareciera el cuerpo íntegro son numerosas. Queda preguntarse si se trata de una rotura casual o intencionada, ya que «la muerte» de armas en la Edad del Bronce, de modo ritual, es una constante.
