Es muy probable que estemos ante una herramienta que se utilizaba en la Edad del Hierro en los campos de cultivo astures y que, con seguridad, sea mucho más antigua, quizá del Neolítico.
Lo parecen por su sencillez y su efectividad. Su adaptación a la recolección de espigas de un cereal en concreto, la escanda, y su pervivencia hasta la actualidad en Asturias.

Son dos varas de entre medio metro y 80 cm que están unidas por una cuerda o una tira de cuero en su parte superior. Es una herramienta especializada que permite arrancar las espigas y no cortar el tallo1 que se utilizaría para otras funciones. Lo bueno es que fueron comunes en el siglo XX y aún se siguen usando en puntos concretos de Asturias.
Su uso es sencillo con una mano se hace pinza para sujetarlas, mientras que con la otra, tras atrapar los tallos justo por debajo de la espiga, se aprieta por la parte delantera.


Se recolecta la escanda cuando el tiempo es muy seco, tanto que los tallos quiebran con facilidad. Entonces se rompe y se recogen las espigas enteras.

Las hay desde una sencillez absoluta siendo simples varas de avellano o de otra madera que tenga una cierta dureza y que sea recta, hasta auténticas obras de arte decoradas con motivos geométricos tradicionales tallados.
Eran un objeto que se regalaba a las «mozas» por lo que se ponía cuidado en hacerlas bonitas y bien trabajadas según me contaron. Es un detalle de esta pieza que trasciende el aspecto de la utilidad y nos adentra en el mundo social tradicional y, por tanto, tiene un valor único.


Bibliografía de interés
- Alvargonzález, C. (1908). La Escanda: su origen, su cultivo. Gijón: Imprenta de. ↩︎