
El Picu’l Castru de Caravia es, sin lugar a dudas, uno de los yacimientos astures más notables de la Edad del Hierro. Tiene un cierto aire legendario en el ámbito de los poblados fortificados asturianos por ser de los primeros excavados (1919), con cierto rigor científico, y del que, afortunadamente, tenemos abundante información de primera mano y material fotográfico, gracias a Aurelio de Llano Ampudia.
Se trata de un poblado de la II Edad del Hierro en la asturia trasmontana, del que se recuperó abundante material que se puede ver en el Museo Arqueológico de Asturias. Una de esas piezas es la que da título al post. La fíbula de Caravia1.
Es una pequeña fíbula zoomorfa de bronce, de 5×3,5cmx 5mm de grosor. Le falta la aguja y el resorte, y representa un pequeño caballito de forma esquemática. La decoración, que aparece en las dos caras, se distribuye a lo largo del cuello, tronco y patas del animal reforzando la figura. Está formada por una banda rectangular rellenada de círculo troquelados, que se repiten a lo largo de todo el diseño. Aurelio de Llano2 hizo un dibujo maravilloso que os reproduzco en la fotografía tomado de su informe de 1919.

La aparición de este objeto conecta al yacimiento con el mundo de la Meseta3. No es extraño ya que aparecen materiales similares más al oeste, en la Campa Torres, que constituye el límite occidental por el norte de este tipo de fíbulas. Su diseño aparenta una antigüedad mayor que los productos bien elaborados más tardíos, próximos al cambio de era entre los celtíberos, como la fíbula de Lancia, y otras del pequeño conjunto de fíbulas de caballito presentes en el Conventus asturum.
Su cronología está entre el siglo II y el I a.C. Pertenece al tipo LaTene 8B.1 que abarca desde el siglo V al cambio de era. Estas fíbulas son una evolución de las de pie vuelto4, a las que se les sustituye el arco por la figura zoomorfa.
El Picu’l castru de Caravia, por su proximidad al Sella presenta una notable influencia material del mundo cántabro, aunque del estudio de las piezas se observa una mezcla entre el mundo castreño del noroeste, por ejemplo muy apreciable en las cerámicas, y un mundo meseteño que destaca sobre todo en los metales, (se habla por ejemplo de dos puñales de tipo Monte Bernorio). Lo que es evidente es que se ubicaba en un territorio de influencia de ambos mundos, por lo que estaríamos ante un asentamiento de frontera dentro de la Asturia Trasmontana. No obstante hay que decir que los límites entre los pueblos de la Edad del Hierro son siempre una cuestión a debate.
La pieza se puede ver en el Museo Arqueológico de Asturias, donde podéis ver otros materiales del mismo yacimiento. Está en una de las vitrinas más reconocibles de la planta de Edades de los Metales.

Notas al pie y bibliografía
- Adán Álvarez, G. E. (1999). Fíbula zoomorfa del castro de Caravia (Caravia, Asturias). Catálogo de CÁNTABROS. La génesis de un pueblo.
- LLANO, R. D. A., & DE, A. (1919). El libro de Caravia. IDEA. p.49 Oviedo.
- Cid López, R. M., González Santana, M., & Adán Álvarez, G. E. (2009). El castro de Caravia y la Edad del Hierro en la Asturias oriental: Caravia–Diadema de Moñes-Vadinienses.
- VV.AA (1995)Astures. Pueblos y culturas en la frontera del imperio romano. Catálogo de la exposición. Ed. Asociación Astures, Gran Enciclopedia Asturiana, Gijón, p.251