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Actualizado: 29 agosto, 2023

Hoy os traigo una, bueno dos, piezas sorprendentes que descubrí gracias a esta cuenta de Twitter hace unos días. Se trata de una pareja de brazaletes, (o pendientes) expuestos en el British Museum, que tienen un parecido decorativo más que razonable con la diadema de Moñes , Asturias y que lógicamente despertaron mi curiosidad. Así que me puse a buscar información sobre ellos a ver si podía encontrar datos adicionales o si existen otros objetos similares que pudieran enriquecer lo que sabemos de la joya astur más relevante hasta el momento.

Dos piezas del Museo Británico procedentes de Italia

Las dos piezas se pueden consultar online en el catálogo del British Museum. Su lugar de procedencia es Tarquinia, en la provincia de Viterbo, Italia. Fueron obtenidas en las excavaciones realizadas en 1917 en la ciudad etrusca.

Las medidas exactas son 16.50 cm de longitud por un ancho máximo de 3 cm. En la ficha del museo las consideran casi con toda probabilidad brazaletes, sin embargo hay autores que consideran que pueden ser pendientes. Se han datado entre el 650 y el 625 a.C.

Dos parientes etruscos de la diadema de Moñes
Brazalete de oro procedente de Tarquinia. Museo Británico. Referencia: 1917,0601.1359
Dos parientes etruscos de la diadema de Moñes
Brazalete de Tarquinia.

La descripción del museo viene a decir que son piezas de oro formado por dos láminas unidas con decoración a ambos lados que comprende diseños figurados y geométricos.

El anverso está decorado con técnica de granulación y presenta el siguiente motivo (de arriba abajo) un meandro; dos esfinges caminando hacia el lado derecho; tres medias lunas soldadas posteriormente; una estrella de diez puntas inscrita en un círculo solar; dos figuras humanas en redondo (formadas por la unión de dos láminas de oro) colocadas sobre las dos medias lunas exteriores; un campo central con motivos geométricos y tres escenas narrativas (dos guerreros enfrentados con lanzas en un entorno natural con arbustos / un caballero armado / dos guerreros enfrentados con lanzas en un entorno natural con arbustos); dos medias lunas soldadas posteriormente; un león mirando hacia atrás y dos esfinges. El reverso presenta la siguiente decoración en relieve: una trenza vertical; cinco esfinges; tres volutas; una trenza vertical; dos arpías; una trenza horizontal; tres arpías estilizadas en volutas; tres esfinges; un león mirando hacia atrás y dos esfinges. La placa decorada termina a ambos lados con una bisagra.

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Paralelismos figurativos

Fijaros en las dos figuras del motivo central en el brazalete (izquierda o arriba en móviles) Se trata de dos antropomorfos enfrentados. Presumiblemente guerreros (masculinos) armados y de perfil. Los dos aparecen representados con un pico en la cara. Quedaros con ese detalle porque ha sido estudiado en la península ibérica.

Están profusamente decorados tanto por su cara posterior como por la anterior y es en esta cara donde encontramos el paralelismo con la diadema astur, concretamente en las figuras humanas

Las dos figuras se sitúan enfrentadas, armadas con una especie de lanza y encajadas en motivos vegetales. Más evidente es el caso de la figura inferior montada a caballo. que también aparece representada con pico en la cabeza y blandiendo sus armas encima de su montura.

Veamos ahora el detalle de los portadores de calderos de la diadema de Moñes (derecha). Todas las figuras apuntan al lado derecho. Las dos que os he recortado portan calderos, por lo que la postura de sus brazos es distinta, pero también están de perfil y en su cara aparece el enigmático pico. Es más evidente en el caso del jinete de Tarquinia, mientras que los jinetes astures aparecen sin pico pero con casco de penachos.

Dos parientes etruscos de la diadema de Moñes
Detalle lateral diadema de Moñes. MAN

Por último es evidente el paralelismo del entrelazado lateral y un pequeño detalle que puede pasar inadvertido. En los dos casos se encaja el entrelazado en dos bordes rectos que contienen la imagen, tanto la central como el lateral. En la diadema de Moñes vemos el mismo efecto. Da una sensación de regularidad a la escena. En cuanto a la composición. Se trata de dos objetos realizados con finas láminas de oro.

Origen local pero técnica oriental

Las diademas como la de Moñes se consideran objetos plenamente regionales. De la de Moñes os hablé en varias ocasiones, sobre todo en este post, pero por no repetirme sólo diré que es considerada una de las primeras muestras de arte figurativo del noroeste, y además por su complejidad narrativa y lo elaborado de su motivo, una pieza excepcional dentro del arte castreño.

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Su lugar de aparición es en Moñes, Piloña, como ha quedado sobradamente demostrado tras las investigaciones de especialistas como Oscar García-Vuelta1.

En realidad las diademas (si es que verdaderamente lo son) aparecen en todo el continente europeo, desde Grecia hasta la península Ibérica, pasando por Europa Central. Como han aparecido desde la Edad del Bronce hasta el siglo I d.C. es difícil datarlas. En el caso de la asturiana se ha hecho por el paralelismo con otros objetos similares en torno a los siglos III al I a.C.

Dos parientes etruscos de la diadema de Moñes
Disco de orfebrería castreña. Asturias. Referencia del museo Arqueológico. MA03298

El caso de los brazaletes de Tarquinia están datados en el siglo VII a.C. Este hecho, sólo significa que la antigüedad de los motivos representados en la diadema astur es considerablemente anterior a lo que se pensaba, sin embargo, la narrativa no tiene por qué serlo. Y a eso me refiero con un origen local pero una técnica oriental, ya que las diversas interpretaciones de la narración representada en la diadema de Moñes2, apunta a un sistema de creencias de tipo céltico, donde el elemento predominante es el desfile de jinetes, y la figura del caldero además de los animales, peces, aves, etc… que los acompañan.. Elementos muy presentes en la iconografía del occidente de la Europa de la Edad del Hierro y que parecen tener un origen gráfico en las representaciones del estilo geométrico griego, y el etrusco precisamente. El contacto de las culturas mediterráneas con el mundo celta de centro Europa (sobre todo el Hallstatt final) es intenso, y la representación de motivos locales con técnicas orientales, no es infrecuente siglos después, en el periodo La-Tène como podemos ver en el Caldero de Gundestrup, otro paralelismo que se ha supuesto a la diadema asturiana.

Dos parientes etruscos de la diadema de Moñes
Panel de Cernunnos. Caldero de Gundestrup. Museo de Copenhage

Un taller peninsular

Probablemente, y es lo que se viene defendiendo hace tiempo, hubo un contacto entre el noroeste y algunos focos de orfebrería de claro sabor oriental en la segunda Edad del Hierro que actualmente se han identificado con talleres procedentes del territorio extremeño3. Estos talleres a su vez, están vinculados al suroeste, Portugal y Andalucía occidental.

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A partir del siglo IV a.C. aparece la filigrana y el granulado en torques y otro tipo de joyas, como arracadas, colgantes, etc… Hoy sabemos que se aplicaron técnicas de origen mediterráneo a la metalurgia castreña, como los discos castreños, o este colgante (abajo izquierda), de la colección Soto Cortés, que recuerda a la orfebrería de El Carambolo.

Dos parientes etruscos de la diadema de Moñes
Orfebrería castreña asturiana. Extraido de http://www.man.es/man/dam/jcr:33a76528-52f7-4d13-a4d7-16e9bc328d9b/man-bol-2017-36-09-gvuelta.pdf|||

Podemos decir sin temor a equivocarnos que sobre un sustrato de la metalurgia de la Edad del Bronce en la segunda Edad del Hierro peninsular se empiezan a aplicar técnicas que provienen del mediterráneo probablemente a través del suroeste peninsular. Es algo que sucede en todo el ámbito galaico y astur4 y que nos está hablando de un contacto y una movilidad de ideas entre el noroeste (que no debemos ver como un lugar remoto y aislado) y el área occidental peninsular, con sus estímulos de la cuenca mediterránea.

No es de extrañar por tanto que encontremos elementos remotos en ese ámbito que nos recuerden a motivos decorativos locales, como en la diadema de Moñes, y tampoco podemos pensar en grupos aislados que den la espalda a innovaciones en este estilo. ¿Por qué?, pues es evidente que hay unas élites que demandan estos productos, y los orfebres que trabajan para ellos tienen a su disposición una amplia gama de técnicas y probablemente mano de obra que ha recibido estas influencias. En definitiva, no estuvimos aislados en la Edad del Bronce, y como os dije muchas veces, tampoco en la del Hierro.

Notas al pie y bibliografía

  1. Vuelta, Ó. G., & Perea, A. (2001). Las diademas-cinturón castreñas: el conjunto con decoración figurada de Moñes (Villamayor, Piloña, Asturias). Archivo español de arqueología74(183-184), 3-23.
  2. Schattner, T. G. (2013). Sobre la interpretación de la decoración de las diademas de Moñes. Palaeohispanica. Revista sobre lenguas y culturas de la Hispania Antigua, (13), 717-752.
  3. Fernández, J. L. B., & Pérez, S. C. (1998). La joyería orientalizante peninsular: Diversidad y particularidades a la luz de los últimos hallazgos. Complutum, (9), 61-84.
  4. Pérez, L. C. (1994). Aportaciones púnicas a la cultura castreña. El mundo púnico: historia, sociedad y cultura: Cartagena, 17-19 de noviembre de 19904, 371.

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