Os hago spoiler, mal. Es la conclusión a la que llega este «Informe sobre o impacto dos cultivos forestais con especies de crecemento rápido no patrimonio natural e cultural de Galicia» que publica el Consello da Cultura Galega. Si os preguntáis que tiene que ver con Asturias, por ejemplo, la respuesta es que tenemos exactamente el mismo problema aquí con los castros astures transmontanos.
De la lectura del informe me quedo con que la idea es que hay que proteger no sólo el patrimonio catalogado e inventariado sino eso más difícil de entender que se llama paisaje arqueológico. Eso pasa por el cambio de concepción de este paisaje de monte como un campo de monocultivo de especies madereras y más como un valor con riqueza etnográfica y patrimonial, en el que también se puede encajar esa explotación, pero de una manera más racional.
El problema es sobre todo de planificación de esos trabajos forestales sin estudio de impacto arqueológico previo ya que se hacen sólo teniendo en cuenta elementos catalogados, ignorando otros posibles elementos no descubiertos.
«Las actuales plantaciones forestales masivas se realizan con maquinaria pesada que abre enormes surcos, remueve el terreno a gran profundidad y se abre camino trazando ex profeso pistas forestales capaces de destruir las fortificaciones defensivas características e los castros, conformadas por varios parapetos. Los eucaliptos jóvenes crecen aquí y allá sobre escenarios teóricamente protegidos por la ley. Por otro lado, los túmulos son los yacimiento más vulnerables, pequeños, ocultos por la vegetación y muy fáciles de destruir.»
Las afecciones al patrimonio se deben principalmente a los sistemas mecanizados de trabajo.
El informe distingue entre dos tipos de daños; directos e indirectos
Los directos
Provocados por el propio método de explotación empleado en las repoblaciones:
-Decepas mecánicas del terreno (extracción de raíces tras la tala) que alteran bienes patrimoniales sobre los que ha crecido la explotación
-Afección por subsolaje (arado del subsuelo) que destruye parcialmente bienes bajo el terreno
-Trabajos con rozadoras de cadenas que provocan daños superficiales en dólmenes, etc…
-Apertura incontrolada de pistas
-Cortas incontroladas
Los indirectos
Por varias razones
-Raíces. Dañan estructuras por desplazamiento de piedras, daños a estructuras, etc. Aunque la planta se sitúe fuera del elemento patrimonial las raíces pueden extenderse hasta él si está cerca, por no respetar las distancias mínimas de seguridad.
-Crecimiento incontrolado de brotes nuevos sobre los bienes patrimoniales. Muy frecuente con el eucalipto
-Incendios: estas especies son propensas a la generación de incendios. Las afecciones del calor sobre el patrimonio son muy elevadas. Calcinación de restos pétreos de un castros, descascados en las piedras que pueden destruir grabados rupestres, etc…
Por último el informe señala que se suman los problemas de gestión de los bienes protegidos dentro de áreas forestales:
-Las zonas arqueológicas dentro de estos espacios actúan como islas que no se limpian de vegetación y acaban llenas de maleza. Aunque no afecta directamente al yacimiento indirectamente puede ser muy peligrosa en caso de incendio.
-Se eliminan líneas de subvenciones para montes que tengan yacimientos arqueológicos, lo que significa una penalización para los propietarios.
-En los últimos años se ha producido una liberalización para facilitar la gestión forestal que dificulta o limita la protección patrimonial.
Nuestros castros transmontanos están expuestos a este mismo problema. La repoblación con eucaliptos y otras especies de crecimiento rápido es una verdadera plaga en el Principado, y ha terminado con manchas de bosque autóctono y otros espacios destinados a pastos o cultivo en décadas anteriores.
En realidad es parte de un problema mayor relacionado con el abandono del mundo rural, pero también es un problema de gestión administrativa. Cuando tuvieron lugar los grandes incendios de 2022 una de las conclusiones a las que se llegó era que había una gran parte de monte plantado de estas especies y abandonado por sus propietarios, quienes no efectuaban una gestión del monte que incluyera limpieza y previsión de incendios. El problema va por ahí en relación con el fuego.
En cuanto al ámbito de protección de nuestros castros, esta masa forestal los convierte en pasto de maleza y en ocasiones en destrozos. No es infrecuente el paso de pistas forestales a través de castros, y la situación no parece ir a mejor.
