En agosto del año pasado la Consejería de Cultura rechazó la inclusión del asentamiento de La Invernal, o La Envernal, en el Inventario de Patrimonio Cultural de Asturias al argumentar que «no hay evidencias que acrediten la existencia de un yacimiento arqueológico» No existen por tanto «elementos suficientes para aseverar la naturaleza arqueológica del supuesto castro, teniendo un origen natural los pretendidos elementos defensivos del enclave».
Y es que los únicos indicios que apuntaban a la existencia de tal castro eran unas depresiones en el terreno que podían ser interpretadas como fosos, pero que según los técnicos del Principado no eran concluyentes.
La historia comenzaba meses antes, con un estudio de Arqueoastur sobre este asentamiento del concejo de San Martín del Rey Aurelio, en Asturias. Los indicios en los que se basaban para solicitar su inclusión era la detección sobre el terreno de un sistema de taludes y fosos defensivos que acotan un espacio que en la microtoponimia del lugar se conoce como Castiellu o Llosa Castiellu.
En la prensa regional leemos que Arqueoastur vuelve a la carga tras haberse elaborado un nuevo informe geológico que descarta que la formación del foso meridional (el de la izquierda), el mejor conservado, sea de origen natural, como se dijo en su momento. Tanto la forma en la que se ha trabajado el terreno como su trazado parecen corresponder a una acción antrópica.
Por si fuera poco se ha encontrado en el lugar un molino barquiforme que ya ha sido depositado en el Museo Arqueológico de Asturias, y que constata la ocupación en un periodo antiguo de este asentamiento. Con estas nuevas evidencias, Arqueoastur insta de nuevo al Principado a que reevalúe este lugar para protegerlo en el Inventario de Patrimonio.
Con los datos del informe y con la descripción del asentamiento en Arqueoastur, hice este modelo LiDAR para ver mejor lo que se está investigando. Lo que podéis ver es un recinto triangular limitado por los dos fosos que han sido estudiados recientemente.
Pueden deberse inicialmente a la acción natural, pero el informe geológico es el que defiende que su trazado, al menos en algunos puntos, presenta una acción antrópica. El problema es definir el momento en que se antropizaron, que no tiene por qué ser de época castreña, pudiendo ser medieval, o incluso más reciente.
Además en el espacio acotado entre los dos extremos aparecen diversos taludes, que son habituales en el ámbito rural para definir espacios de cultivo, pero también de asentamiento en los castros.
La prueba incontestable, para mi, es la presencia del molino barquiforme en la zona, que es una clara evidencia de ocupación. El problema es que estos objetos son difíciles de verificar. Supongo que los arqueólogos del Principado, o del Museo tendrán la última palabra.
En fin, se trata de un tema muy interesante que afecta a nuestro pasado castreño y que pone de manifiesto la dificultad de detectar estos asentamientos más allá de aquellos que presentan evidentes signos de fortificación. Quizá un sondeo nos sacaría de dudas, ¿no os parece?.
Felicitaciones por el esfuerzo y a continuar la lucha por dar luz y desenterrar la identidad de nuestros ancestros!