roble
roble
Actualizado: 23 mayo, 2023

He comentado en varias ocasiones que el norte y noroeste hispano muestran una abundante epigrafía devocional a deidades indígenas. Es una paradoja ya que conocemos muy poco de la religión de los astures y galaicos.

Es precisamente a través de la epigrafía que tenemos noticias sobre el culto a un dios, que recibe el nombre de Nimmedo Seddiago en una inscripción votiva encontrada en Ujo, Mieres, a principios del siglo XX.

El descubrimiento del ara votiva

El 23 de julio de 1919 en el transcurso de una excavación para realizar la que se conoce como «calle de la estación» se descubrieron dos lápidas de piedra que contenían inscripciones. Una de ellas era la de Gaio Sulpicio Ursulo, praefecto de los symmachiarii astures. La otra era una dedicación a un dios desconocido.

Las dos lápidas se trasladaron al entonces Museo Arqueológico Provincial, y hay constancia de su entrega en 1920, previa adquisición por parte del consistorio de Mieres por 260 pesetas 1.

La inscripción decía así:

NIMMEDO /ASEDDIAGO / G·S[VLP]ICIVS / AFRICANVS / V·S·L·M·
Transcripción: Nimmedo Seddiago Gaius Sulpicius Africanus Votum Solvit Libens Merito

Por su estructura podemos ver que se trata de una ofrenda votiva de Gaio Sulpicio africano al dios Nimmedo Seddiago y lo sabemos por la fórmula epigráfica empleada el final (hizo el voto libremente por el favor recibido), es decir, le da las gracias por haberle concedido una petición.

Nimmedo Aseddiago, el sedente del bosque. Un dios celta entre los astures
Ara votiva a Nimmedo Aseddiago. Museo Arqueológico de Asturias. Perdonad la foto pero es que la iluminación del lapidario del museo es francamente mala.

Nimmedo Aseddiago

No tenemos ninguna información, aparte de la epigrafía y una vaga referencia en Estrabon, de los dioses a los que rezaban los astures, y este caso no es diferente, por tanto tenemos que buscar la información en otro lugar.

Te puede interesar   Novedades editoriales: El balneario campestre curativo romano de Fuensanta

El primero es si podemos traducir el nombre del dios, ya que es la única parte de la inscripción que no está en latín, y ver qué encontramos. De la lectura del nombre de la divinidad inferimos que se referían a ella con una terminología celta e indoeuropea, y lo sabemos por lo siguiente.

Nimmedo es una palabra que aparece en las lenguas celtas: nemeton.2 Con ella se designa  un bosque sagrado, o quizá un claro en el bosque sagrado, donde se realizaba el culto a las divinidades. Proviene de la Galia. Puede tener un sinónimo en la palabra Lucus, que también significa bosque en latín, pero con una connotación religiosa.

Sin embargo es posible que en distintos lugares hubiera tenido distintos significados, como parece poner de manifiesto la pervivencia de este topónimo en lugares no asociados a bosques, reduciéndose su significado al de «lugar sagrado».

En la Hispania céltica tenemos más inscripciones con este término. Por ejemplo entre los astures cismontanos, tenemos la ciudad de Nemetobriga entre los Tiburos, donde encontramos la palabra nemeto- bosque sagrado y briga- ciudad. En Celtiberia (en Segovia) tenemos Nemedus Augustus.

En la epigrafía céltica europea, por ejemplo en la Galia, tenemos a Nemetona, la esposa de Marte, fruto de la interpretatio romana, y muchos otros más. De hecho estaba el famoso bosque de los Carnutos, un nemeton especial donde se ubicaba el centro de toda la Galia, según César. En la Britania romana, a través del cosmógrafo de Rávena tenemos Nemetobala (campamento romano), Nemetostatio, Medionemeton en las inmediaciones del muro de Antonino, etc… y entre los gálatas tenemos Drunemeton, su santuario más sagrado.

Te puede interesar   Sacrificios humanos entre los astures... quizá no tanto

En el irlandés ha llegado hasta nosotros en Nemed, el líder del tercer pueblo asentado en Irlanda según el Leabhar Gabhala. La palabra significa simplemente «sagrado» o «santo» en irlandés antiguo.

Me parece importante destacar aquí las palabras de J. M. Blazquez 3 respecto a esta inscripción:

«La lápida Ujo (Mieres) dedicada a Nimmedo Seddiago por Gaius Sulpicius Africanus, probaría la erección de una inscripción dedicada a una deidad indígena por un personaje que no pertenece a su ámbito cultural o geográfico. Lo importante es el teónimo formado sobre el mismo radical que el nemeton céltico. Seddiagus podría significar «asentado aquí». F. Marco presta atención a la inscripción de la roca de Bouça de Capitao de Fervença, próxima a la citania de Roriz, que Hübner leyó (Nimid) Fidvenarum hic /et Cosunae h.s., relacionado con Nimid con el irlandés nemed, sacellum. Se han propuesto otras lecturas diferentes. F. Marco se inclina por la primer lectura, basándose en la presencia de una roca, en los paralelos conocidos de Ujo, en los nombres Nementati y Nemetobriga próximos al lugar de hallazgo de la inscripción, en los topónimos recientes, y en el radical de las deidades Fidvenearum, vidu- con significado de madera y de bosque, en lengua céltica, y en la presencia de una inscripción en la que se lee el teónimo Nemetius o Nemetia.

En el norte de Hispania queda clara la existencia de una noción universal de la
Céltica antigua, la del nemeton, espacio que comunica con los dioses, santuario a cielo abierto como el de Panoias. «

Seddiago se interpreta con una raiz indoeuropea *Ased (sedeo) que hace referencia a «sedente», sentado.

Te puede interesar   Los “colgantes-amuleto” de oro castreños en forma de piel extendida

De ahí se podría deducir que Gaio Sulpicio Africanus agradece al «Sedente del bosque sagrado»(?) un favor recibido, muy en plan literal y con una fiabilidad que no es del 100%.

Es un ejemplo de cómo vemos la religión de los astures y otros pueblos prerromanos a través de la epigrafía. Muchas veces son simplemente epítetos, o adjetivos a modo de metáforas que expresan el nombre de la divinidad, no por ello carentes de una belleza propia.

Nimmedo Seddiago ha sido relacionado, por su raiz céltica, con un dios del bosque de sobra conocido en el occidente europeo, Cernnunos, que no deja de ser la expresión de otro epíteto, «el cornudo», que curiosamente aparece sentado en muchas de las representaciones, como por ejemplo en el Caldero de Gundestrup (ahí os dejo un link a una entrevista que me hiceron en Enclaves de Leyenda, sobre este maravilloso objeto).

Panel de Cernunnos. Caldero de Gundestrup. Museo de Copenhague
Panel de Cernunnos. Caldero de Gundestrup. Museo de Copenhague

Notas al pie y bibliografía

  1. Artículo muy interesante que cuenta la historia del conjunto de lápidas descubiertas en Ujo. https://www.lne.es/cuencas/2012/03/13/romanos-volvieron-ujo-20929308.html
  2. Iglesias Gil, J. M., & Saavedra Guerrero, M. D. (1988). La teonimia en la antigüedad romana de las áreas de montaña del norte de la Península Ibérica hasta las costa cantábrica a través de la epigrafía.
  3. Blázquez, J. M. (1996). Religiones indígenas en la Hispania romana (addenda et corrigenda).

2 COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí