La organización social de los Luggones en el contexto de los modelos interpretativos sobre el Noroeste prerromano

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El estudio de la complejidad social de las comunidades castreñas del Noroeste peninsular ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, superando la visión tradicional que consideraba este mundo como un conjunto homogéneo y atemporal. En esta línea, los trabajos de Gonzalo Ruiz Zapatero, siguiendo a González Ruibal, Inés Sastre y Parcero Oubiña han ofrecido modelos interpretativos que, aunque desde perspectivas distintas, coinciden en subrayar la diversidad regional y social de estas comunidades. La tribu de los Luggones, asentada en el centro-oriente asturiano, constituye un caso particularmente relevante, al presentar características intermedias entre los modelos de segmentariedad e incipiente jerarquización.

Sociedades de casa vs castros segmentarios

Ruiz Zapatero1, retomando la propuesta de González Ruibal2, plantea la existencia de lo que denomina “sociedades de casa”, en referencia a aquellas comunidades cuya organización gira en torno a unidades domésticas extensas —las casas— entendidas no solo como estructuras habitacionales, sino como entidades sociales que integran parentesco, patrimonio, memoria y poder. Estas sociedades, bien representadas en el suroeste de Galicia y norte de Portugal (Gallaecia Bracarense), muestran una creciente diferenciación social, evidenciada en la monumentalización de la arquitectura doméstica (casas con patio, decoración escultórica, orientación simbólica) y en la aparición de bienes de prestigio (torques, esculturas de guerreros, saunas rituales). La casa se convierte así en un elemento central tanto para la reproducción de la desigualdad como para su expresión simbólica.

Frente a esta lectura, Inés Sastre3 ha desarrollado un modelo interpretativo basado en la idea de castros segmentarios, caracterizados por su pequeño tamaño, la escasa jerarquización interna y una organización social fundamentada en la familia nuclear. Estas comunidades se estructuran en torno a murallas que delimitan el crecimiento poblacional y productivo, y donde la producción y el almacenamiento son gestionados directamente por cada unidad doméstica. La segmentariedad, por tanto, refleja una organización igualitaria donde las relaciones de parentesco no generan automáticamente estructuras jerárquicas permanentes. Según Sastre, la emergencia de grandes castros con organización interna más compleja debe entenderse como un fenómeno tardío, condicionado en gran medida por la influencia romana previa a la conquista, y no como el resultado de una evolución interna de largo recorrido.

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Sociedades heroicas como vía intermedia

A estas dos perspectivas se suma la propuesta de Parcero, Armada y Vila4 (entre otros), quienes ha defendido una vía intermedia para explicar la desigualdad social sin necesidad de postular sociedades plenamente jerarquizadas. Parcero combina los conceptos de modo de producción germánico y sociedad heroica para caracterizar comunidades en las que los líderes ejercen su preeminencia a través del prestigio, el control simbólico de bienes (como el ganado o la orfebrería), y la manipulación de relaciones sociales sin necesidad de un sistema de clases. En este modelo, la jerarquía se expresa mediante la circulación de objetos de prestigio y la teatralización de ciertos rituales, pero no existe una infraestructura material claramente desigual, como casas monumentales o espacios urbanos planificados. Este enfoque es particularmente útil para explicar aquellas zonas en las que el registro arqueológico evidencia signos ambiguos de desigualdad, pero no una jerarquización institucionalizada.

En este marco interpretativo, los Luggones parecen situarse en una posición intermedia. Por un lado, su territorio, ubicado en una zona de paso entre la meseta y la costa asturiana, debió experimentar contactos tempranos con las dinámicas sociopolíticas del área meseteña, lo que podría haber favorecido ciertos procesos de concentración poblacional y diferenciación social. En algunos yacimientos del ámbito luggon, como los de la cuenca del Nalón, se ha documentado la presencia de estructuras domésticas complejas, con indicios de planificación interna del espacio, lo que podría reflejar una transición hacia formas de organización más articuladas que las del modelo segmentario estricto.

Sin embargo, no se constatan aún en esta región los signos más acusados de monumentalización y jerarquización que caracterizan a los grandes oppida del área bracarense. La mayoría de los castros luggones presentan una morfología más próxima al modelo segmentario descrito por Sastre, con ocupaciones limitadas en tamaño y una aparente homogeneidad en los equipamientos domésticos. En este sentido, la hipótesis de una estructura social mixta —donde conviven formas de organización comunitaria igualitaria con procesos incipientes de diferenciación intracomunitaria— resulta adecuada para describir la situación de los Luggones en el tránsito entre la Segunda Edad del Hierro y la romanización.

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La aportación de Parcero resulta particularmente pertinente para este caso, ya que permite interpretar la emergencia de liderazgos entre los Luggones no como resultado de una estratificación rígida, sino como producto de estrategias sociales de prestigio, alianzas intercomunitarias y control de recursos simbólicos, en un contexto donde la segmentariedad aún mantiene un fuerte arraigo.

Ambos enfoques permiten, por tanto, comprender mejor las dinámicas sociales del territorio luggón: mientras Ruiz Zapatero ofrece claves para identificar posibles mecanismos de acumulación simbólica y patrimonial en torno a las casas dominantes, Sastre permite entender cómo estos procesos no anulan una lógica comunitaria fuerte ni implican necesariamente una transición directa hacia formas de jerarquización permanente. Parcero, por su parte, aporta una vía interpretativa que incorpora el dinamismo de las relaciones sociales sin necesidad de postular modelos clasistas. Esta tensión entre continuidad y transformación, entre segmentariedad e incipiente jerarquización, resulta fundamental para abordar la evolución de los Luggones como una comunidad fronteriza entre dos modelos sociopolíticos.

Me quedo con lo que dice Zapatero al final de su artículo, enumerando lo que nos hace falta para llegar a comprender mejor este campo de estudio:

1) muchas más excavaciones en área y especialmente buenos registros de suelos de casas

2)revisión de las categorías tradicionales de tipos de sociedades del Hierro

3) una aproximación holística a las viviendas protohistóricas que sea capaz de integrar arquitectura, funcionalidad y simbolismos domésticos

4) una narrativa que cruce las lecturas sociales de las casas con otras líneas de investigación como las del registro funerario, las fuentes clásicas, la etnografía y antropología y los patrones de dieta alimenticia.

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Bibliografía consultada

  1. Ruiz Zapatero, G. (2007). Casas, comunidades y tipos de sociedad en el área céltica de la Península Ibérica. In L’espai domèstic i l’organització de la societat a la protohistòria de la Mediterrània occidental (1er millenni aC): actes de la IV Reunió internacional d’Arqueologia de Calafell (Calafell-Tarragona, 6 al 9 de març de 2007) (pp. 225-244). Departament de Prehistòria, Història Antiga i Arqueologia. ↩︎
  2. González Ruibal, A. (2006–2007). Los pueblos de la casa: jerarquía y parentesco en el noroeste de la península ibérica. En Oppida y otros centros de poder de la Edad del Hierro en el occidente de Europa (pp. 277–595). ↩︎
  3. Sastre, I. (2004). Los procesos de la complejidad social en el Noroeste peninsular: Arqueología y fuentes literarias. Trabajos de Prehistoria, 61(2), 99–110. https://doi.org/10.3989/tp.2004.v61.i2.45 ↩︎
  4. Parcero Oubiña, C., Armada, X. L., & Ayán Vila, X. (2017). Castros en la escalera: el Noroeste entre la normalidad y la indiferencia. La protohistoria de la Península Ibérica. Itsmo. Madrid, 815-878. ↩︎
Fon S.P.
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Me apasiona la historia de Asturias y los astures en todas sus facetas. Pateando museos y yacimientos. Excavando cuando puedo y divulgando como mejor sé.

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