El mes que viene dará comienzo la segunda tanda de intervenciones en la Campa Torres, el mayor de los castros astures transmontanos. Se trata del llamado «Plan de recuperación de la Campa Torres» del que ya os hablé en 2021, cuando comenzó. La primera fase, que tuvo una dotación superior a los 100.000€ se empleó en el estudio de materiales que habían quedado «olvidados» en uno de los búnkers de la Campa. Un hecho que generó mucho revuelo mediático hace años y que también traté en la página.
Se trató, con este primer conjunto de acciones, de crear una base sólida para las futuras investigaciones en el yacimiento. Una pena que se haya tenido que emplear tal cantidad de dinero en reparar las consecuencias de una gestión nefasta de los materiales por los responsables de aquel entonces. Los materiales se llevan estudiando meses en el Museo Arqueológico de Asturias y esperamos con mucho interés las futuras publicaciones al respecto.
Ahora comienza la segunda fase, con una serie de estudios sobre el terreno después de las últimas excavaciones hace más de 20 años. Se van a realizar prospecciones con georradar y se va a mejorar el sistema de drenaje de una zona concreta, La Llanada, que se inunda con las frecuentes lluvias del litoral asturiano. Esto motivará una intervención en un lugar de alto riesgo arqueológico. El presupuesto es de 276.000€.
A través de La Nueva España, leo que el proyecto tiene pendiente la concesión de 2,98 millones de euros de fondos europeos. Con ellos se podría acometer la tercera fase del plan, orientada a la mejora de la musealización del gran castro astur.
El proceso de investigación será el siguiente: primero se excavará una zona con un criterio científico para definir el espacio donde se va a efectuar la instalación de la infraestructura de drenaje. Irá acompañada de una prospección geofísica del terreno.
Se ha encargado el trabajo a una empresa externa a la Consejería de Cultura, y la Universidad de Oviedo, así como el CSIC son los asesores científicos del proyecto.
En la zona se han localizado previamente varios pozos, parte del entramado de edificaciones y algunas cubetas metalúrgicas, por lo que puede ser una zona de talleres de fundición.
Hay un plazo de ejecución de la obra de 9 meses. Dependiendo del alcance de los hallazgos se publicarán los resultados, aparte de la consiguiente memoria arqueológica que es obligatorio presentar en Patrimonio.
