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Me encanta este trabajo de Samuel Nión-Álvarez 1. Se mete de lleno en mi objeto de estudio favorito de la Edad del Hierro; la casa. Es la sede de la unidad familiar nuclear a partir de la cual se desarrolla toda una cultura. Conocer la casa es saber cómo viven, qué comen, cómo se organizan, qué cultivan o qué ganado crían. Nos habla de la vida, así como la tumba nos habla de la muerte.

Es un tema que en los años 70 del siglo pasado comenzó a tener relevancia en el estudio y comprensión de las sociedades del pasado. Eran los tiempos del post-procesualismo y se iniciaba una etapa del estudio del pasado que explicaba la Prehistoria en base a nuevos indicadores como la dieta, la relación con el paisaje, etc… Estudiando las casas tenemos un retrato más fiel de la sociedad que estudiando las tumbas. Por resumir, podemos pensar que todo el mundo tiene una casa, pero sólo los más ricos suelen tener una tumba bien provista. En las diferencias de las casas, igual que en la de las tumbas, podemos ver las que tiene en su seno una sociedad.

La casa como indicador de organización social en el noroeste ibérico prerromano
Cabaña circular en Briteiros

El tema central del estudio de Nión-Álvarez es la diferencia entre la casa que se encuentra en el ámbito costero (para su objeto de estudio, el ámbito atlántico) y el interior. Toma como punto de partida esa percepción que supera el término «cultura castreña» como homogeneizador que tuvo tanto éxito en décadas pasadas, y adopta la clasificación de sociedades heroicas, de casa y segmentarias agrarias de González-Ruibal. Ya comentamos esta clasificación en otro artículo, con sus pros y sus contras, pero es lo más nuevo en cuanto al estudio de las sociedades del noroeste peninsular en la segunda Edad del Hierro (siglo V al I a.C.) , que son básicamente galaicos y astures.

La casa como indicador de organización social en el noroeste ibérico prerromano
Tipos de sociedades en el noroeste. (Ruibal 2012)

Tomando los dos grandes grupos de estudio, los costeros y los del interior, el autor establece una serie de diferencias que parecen derivarse de un proceso generalizado de transformación de todo este mundo. Vamos a verlos del exterior al interior:

Por un lado encuentra en el área bracarense un sistema de distribución de los espacios en el poblado mucho más complejo que los castros del área del interior. En ellos, las citanias, que son los oppida del mundo castreño en este sector, se produce una división del espacio interior del poblado, con grupos de unidades familiares en torno a un patio con sus distintas edificaciones. Habría que tener en cuenta el auge de estos asentamientos en un momento en el que ya es patente la presencia romana en el territorio, aunque no se atribuya esta organización espacial a una supuesta influencia mediterránea en los asentamientos. Va más allá, se trata de una complejización del espacio que obedece a unas causas internas. Probablemente una jerarquización de la sociedad que expresa esas diferencias en el tamaño de las viviendas.

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La casa como indicador de organización social en el noroeste ibérico prerromano
Visita a Briteiros. 2023

Lo vi con mis propios ojos en Briteiros o Sanfins. Son pequeñas «mansiones» dentro de los castros. Tienen agrupados en torno a un patio casas y almacenes, y se separan de otros conjuntos a través de muros que cierran su espacio. Dan a calles que son las arterias del poblado.

En el ámbito del interior (por ejemplo montaña de Lugo y Astures transmontanos) la organización es distinta, con viviendas individuales, de menor tamaño y prácticamente todas del mismo tamaño (unos 30 metros cuadrados de media).

La organización del castro en el primer caso parece obedecer a una necesidad social. La jerarquía se establece además del centro a la periferia. En el centro las mejores viviendas, mientras que las más pobres se ubican en la muralla o en los bordes del poblado. En el segundo caso el castro se va organizando según las necesidades de cada familia sin una excesiva organización aparente.

La casa como indicador de organización social en el noroeste ibérico prerromano
Maqueta de vivienda de patio de Sanfins.

En cuanto a la arquitectura de las viviendas, la petrificación, como fenómeno que se comienza a dar en este periodo, tiene su inicio en el sector costero. El autor considera que puede ser un factor más de prestigio que luego se extiende al resto de viviendas del conjunto, más allá de los beneficios prácticos (aunque de elevados costes) de este sistema.

En el área del interior se observa una pervivencia de las viviendas de techumbre vegetal y paredes de entramado de varas y barro, típicos de la primera Edad del Hierro y pervive hasta época romana. En alguno de los asentamientos estudiados se percibe la remodelación de estas cabañas a lo largo de un periodo de 50 años en al menos tres ocasiones, pero siempre en el mismo espacio. El autor considera que es un indicio de permanencia en el espacio interior del castro.

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En el interior de las viviendas también se aprecian diferencias. En el caso del ámbito costero, donde ya vimos que las dimensiones son mayores y se tiende a agregar estancias o estructuras independientes a un conjunto-patio se produce en ocasiones compartimentación del espacio, mientras que en los del interior no.

La casa como indicador de organización social en el noroeste ibérico prerromano
Cabaña circular y aljibe de la Campa Torres. Excavación 2023

De todas formas, en el primero de los casos, hay una homogeneidad de viviendas, no todas son de grandes dimensiones, sino que se distribuyen en tres grupos entre las más grandes y complejas, las de tamaño medio y las viviendas unifamiliares de menores dimensiones, semejantes a las del interior, pero construidas en piedra.

La organización social a partir del estudio de la vivienda

Para las comunidades costeras el principal indicio de desigualdad es la diferencia en el diseño del espacio doméstico que permite adivinar un desequilibrio intracomunitario. Además se contrapone al tipo de organización social del interior.

Para el autor, las sociedades del interior tienden a un igualitarismo social. No quiere decir que no haya jerarquías, pero no del tipo de las «sociedades heroicas» segmentadas en estamentos. Os dejo este párrafo que lo define a la perfección:

«…en todas las sociedades existe algún tipo de disparidad interna que alude a distintas calificaciones del estatus, como mínimo, a través de criterios como el sexo o la edad. Según Pierre Clastres , estas sociedades son igualitarias porque sus relaciones son horizontales, entre iguales que ignoran la desigualdad: en el poblado, un ser humano no vale más o menos que otro, no es superior ni inferior, sino que detenta un determinado estatus social dentro de una inexistente jerarquía. El jefe, de existir como figura, no ejerce su poder por “ser más” que cualquier otro miembro, sino que se encuentra sometido a sus designios, sujeto a “perpetuo endeudamiento social”. El poblado, de esta forma, se articula como la célula básica de organización política, el único agente posible en el seno de la comunidad, independiente e indivisa en el interior, pero cuya existencia implica la constitución de un paisaje social fragmentado a nivel territorial en el que múltiples “unidades políticas” se estructuran a lo largo del territorio.»

En estas sociedades, entre las que englobaría a los astures, el verdadero esfuerzo constructivo se da no en las viviendas, sino en las defensas, que son la manifestación de una organización común a toda la población del asentamiento y también en otras manifestaciones como la posibilidad de que los torques fueran objetos de prestigio de toda la comunidad.

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Por tanto, tenemos en un espacio común, el noroeste peninsular entre los siglos V y I a.C. bajo una aparente uniformidad social, dos manifestaciones distintas de organización si atendemos a la organización urbana y de las viviendas de los asentamientos.

Más que a una división deberíamos entender estos estudios como un enfoque más preciso de las diferencias internas que existen en todas las sociedades, a pesar de que en líneas generales podamos adscribirlas a un conjunto mayor, que es lo que conocemos como cultura castreña. Es evidente que hay diferencias, no sólo en el ámbito doméstico sino también en el religioso, etc. entre unos y otros, y que las distintas «soluciones», tanto sociales como arquitectónicas responden a distintas necesidades según el espacio en el que se manifiestan, así como a la presencia de factores exógenos que no podemos pasar por alto.

También debemos tener en cuenta otro factor y es el de la deficiencia del estudio de poblados astures de grandes dimensiones como la Campa Torres. No conocemos apenas el «tejido urbano» de estos poblados y seguramente nos deparen sorpresas en cuanto a la organización de su espacio interno, que probablemente difiera de la sencilla organización espacial de castros de menor entidad. Por tanto, puede que la diferenciación no sea simplemente geográfica (costa / interior) sino una cuestión de tamaño.

Aún así es una manera muy interesante de acercarnos a una sociedad de la que sólo podemos adivinar ciertos rasgos a través del estudio arqueológico.

Notas al pie y bibliografía

  1. Nión-Álvarez, S. (2023). Tu casa no es mi casa: caracterizando dos formas de organización social en la Segunda Edad del Hierro del Noroeste Ibérico, España (IV-I aC). Una aproximación desde el registro doméstico. Arqueología29(1), 11216-11216.