calle norte sur2
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Actualizado: 14 febrero, 2024

El pasado mes de Agosto estuve unos días por el norte de Portugal, y tenía claro que no me podía ir sin visitar o Briteiros o Sanfins. Al ser unos nómadas errantes furgoneteros, el discurrir del viaje nos llevó cerca de la segunda. Para mi tenía una importancia especial, porque, si bien he estado en bastantes castros de Asturias, Galicia y León, los de Portugal eran una asignatura pendiente. Bueno, pues esto fue lo que vi y aprendí recorriendo uno de los poblados más completos que haya visto hasta la fecha.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Plano del yacimiento, 15 ha en total

Lo que conocemos como cultura castreña, se extiende por tierras gallegas, asturianas, leonesas y portuguesas principalmente, básicamente lo que National Geographic estima que es la zona de España donde pervive de alguna manera la cultura celta. Estas tierras del norte de Portugal precisamente son las que albergan algunos de los yacimientos más espectaculares de esta cultura, y cómo no, teníamos que pasear por las calles de alguno de ellos. En lo que allí llaman «cultura castreja», la citânia de Sanfins tiene una importancia particular. Fue la capital de los galaicos desde el 136 a.C. y en ella vivían gentes pertenecientes a los Brácaros, que han dejado toponimia por toda la zona (Brácara Augusta, la Braga actual, es un ejemplo de ello). Fundada en el siglo V a.C. su primer perímetro era un recinto fortificado en un alto, con unas vistas impresionantes sobre el entorno.

Si te situas en la muralla principal y diriges la vista al frente (hoy llenos de bosques de eucaliptos), no es difícil imaginar cómo sería de impresionante un asedio a un lugar como éste. Las guerras con Roma dejaron su huella. Décimo Junio Bruto, apodado el Galaico inició una dura campaña en el 138 a.C. hasta el 136 a.C. que desembocaría en el sometimiento total de los galaicos. Por aquel entonces la ciudad adquirió su importancia hasta la época de Augusto, y su victoria contra cántabros y astures en el 19 a.C. En esas fechas comienza su declive, cuando se fundó en el 16 d.C. Brácara Augusta, designada capital del convento jurídico Bracariense. Seguiría ocupada hasta ser abandonada en el siglo V d.C. es decir, 1000 años después de su primera ocupación.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Vista desde una de las puertas de la muralla interior

Las primeras excavaciones son de finales del siglo XIX, pero hasta 1940 no se volvió a excavar. Desde entonces ha tenidos sucesivas campañas que han puesto de manifiesto la importancia del lugar, asi como su comprensión. La última fué en 2010.

Se accede por un camino entre el parking / aula de interpretación y un alto donde hay un punto geodésico. Este camino atraviesa las murallas pero no es el acceso original del sitio. El camino antiguo rodeaba el perímetro exterior de las murallas hasta la puerta principal, ubicada unos centenares de metros más allá. Siempre acabo llegando a la conclusión de que se debería poner más en valor el acceso primitivo a los castros, lo que ayudaría mucho más a entender el sentido original de los mismos. No es difícil ver por dónde iba, y desde la puerta principal hay algunas decenas de metros de camino original que puedes recorrer.

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Verlo desde el exterior, como lo vería un visitante de la época te permite apreciar la potencia defensiva del sitio. No hablamos de un pequeño poblado sino de una ciudad, una verdadera ciudad castreña. De hecho la extensión del mismo sorprende, pero no sólo por las dimensiones, sino por la densidad de la ocupación. Hablamos de cientos de viviendas circulares, con una estructura bien organizada, posiblemente por barrios relacionados con la actividad económica pero también con la procedencia de sus habitantes. La capitalidad de los Galaicos otorgada por Bruto atrajo a gentes de los alrededores. Las murallas que ves al acercarte, no solamente eran defensivas, eran sinónimo de estatus, y esta ciudad lo tenía.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Acceso interno en escalera a la muralla
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Camino de salida de la ciudad
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Camino de ronda
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Camino de ronda de la muralla, al fondo el guerrero
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Camino primitivo que sale desde la muralla a la sauna castreña
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Al fondo el guerrero sobre la muralla
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Acceso a las calles desde la muralla
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Puerta en la muralla principal

Tuve la suerte (no es tan raro) de tener la ciudad para mi sólo, y os aseguro que llama la atención el silencio. Al ver tantas viviendas y almacenes, establos, calles, etc… te das cuenta de que falta el rumor de la gente, los animales, el tintineo del metal contra el yunque, y el olor a humo y residuos por las calles. Es una ciudad fantasma. Creo que esta sensación la tienes por lo bien conservado que está el trazado urbano y las viviendas que puedes recorrer. No es difícil imaginar que este sería un lugar bullicioso hace 2000 años. Parece ser que la ciudad destacó esencialmente por la industria metalúrgica, dejando su abastecimiento para otros poblados auxiliares de los alrededores. Un rasgo típico de una capital.

Entre los siglos II y I a.C. vivieron aquí 3000 personas a la vez, para que os hagais una idea de su tamaño. No es dificil distinguir algunos edificios romanos, consecuencia de la ocupación como sede política y militar desde donde se ejercía la autoridad en el territorio. Estas personas vivían en núcleos familiares perfectamente identificables en su mayor parte. Hablamos de 160 viviendas o más de planta cuadrada y rectangular que se articulan en grupos de cuatro o cinco edificaciones con o sin vestíbulo en torno a un patio común enlosado.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Vista general de la vivienda reconstruida y edificaciones adyacentes. Se aprecia el techo derrumbado.
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Vista general de la vivienda reconstruida desde otro punto de vista
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Puerta recontruida
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Calle entre las viivendas
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Enlosado de puerta de acceso
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Enlosado de puerta de acceso a un grupo de viviendas
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Puertas de acceso a los conjuntos de viviendas
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
El brezo, presente en todos los castros. El de este tipo lo encontre hasta en Pointe du Raz en Bretaña.
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Piedra tallada desde un punto alto de la ciudadela. A los pies hay una edificación, quizá fuera un puesto de guardia, se divisaba mucha distancia desde allí.

Casi todas las viviendas actuales pertenecen ya a época romana. Las viviendas se organizan en una especie de barrios definidos por el trazado de las calles que siguen un sentido norte-sur y este-oeste, dividiendo la ciudad en retículas de forma cuadrada o rectangular. En las fotos podeis ver el trazado de estas calles y cómo las viviendas se disponen a los lados. Hay un camino de ronda que sigue el perímetro de la muralla principal y los de las auxiliares. En total 15 hectáreas (15 campos de fútbol).

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Una calle principal, bien conservada
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Parece una calle principal
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita

Se distinguen también otros edificios. Por ejemplo dos grandes construcciones de planta cuadrada que probablemente tuvieron carácter religioso. Otros claramente romanos junto a los de tradición indígena, etc. Desde 1995 existe una reconstrucción de uno de los núcleos habitacionales de planta redonda, lo que ayuda mucho a comprender cómo estaría organizada la vida aquí. Sin embargo su techumbre vegetal ardió hace unos años y está en un estado lamentable de conservación.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Maqueta de un núcleo habitacional. Vivienda reconstruida
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Vivienda reconstruida
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Vivienda reconstruida
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Vivienda reconstruida
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Piedra tallada

Las murallas de Sanfins son otro de los monumentos a apreciar. Alcanzan más de 3 metros en las proximidades de las puertas. Contarían con elementos defensivos de apoyo, como empalizada, y en la puerta sur de la segunda muralla se ha encontrado la ubicación donde estaría colocado el guerrero de piedra, ya que sus pies estan esculpidos en la roca. Como os digo, tomaros un tiempo en mirar hacia afuera y vereis el alcance del terreno, más aún por el otro lado, donde un escarpado desnivel permite más vista aún, se estima en unos 50 km cuadrados de alcance visual.

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Desde esa puerta parte un camino empinado de roca madre que va hasta la sauna castreña. Situada al lado de un manantial que aún fluye, se conservan las cámaras exteriores y la piedra formosa de acceso, de decoración sogueada. El suelo está pavimentado y se aprecia la estructura a dos aguas que albergaría la sauna en sí, además de los edificios auxiliares a ambos lados.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Sauna, vista desde el camino de acceso
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Sauna, vista frontal
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Sauna, vista frontal
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Sauna, vista superior
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Sauna
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Sauna, maqueta

Datos prácticos
La llegada al yacimiento es relativamente sencilla si tienes Google Maps (nuestro guía oficial cuando vamos por ahí). Desde Oporto se tardan unos 45 minutos, y desde Braga o Guimaraes algo menos. Tiene un pequeño parking y un aula de interpretación que estaba cerrada cuando nosotros llegamos, sin embargo la visita es libre y solo tienes que tener cuidado de que no te cierren la barrera de acceso (a las seis de la tarde), para poder sacar el coche. Como os digo no os puedo hablar del área de interpretación, pero a 1 km más o menos está el museo de la Citânia de Sanfins, donde si que vais a poder contemplar mucho material arqueológico, interpretaciones y maquetas de la capital galaica, y también al famoso guerrero de piedra encontrado en él.

Todo el yacimiento está bien señalizado con paneles explicativos y un plano general en el que ahora es el acceso principal. Tómate tu tiempo en leer cada panel y hacerte una idea de lo que te cuenta. No te pierdas la sauna castreña, está bien excavada y casi seguro que no has visto ninguna en tan buen estado. Entenderás mejor su función aquí que en otros yacimientos castreños.

El estado de mantenimiento del sitio es malo, hay mucha maleza en algunos puntos para ser plena temporada de turismo. La vivienda reconstruida está destruida (suena raro pero es la verdad), etc. Creo que este estado tiene como consecuencia que no mucha gente se acerque hasta aquí. Te vas con la sensación de que vivió tiempos mejores y que ahora está algo abandonado. Es llamativo teniendo en cuenta que es un monumento nacional.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Entrada

El museo arqueológico de la Citânia de Sanfins

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Se situa a un km y poco del yacimiento. El sitio es muy bonito, un viejo palacio contruido en el granito local, conocido como Casa da Igreja en Solar de los Brandôes. El señor que estaba cuando llegamos apenas hizo que cobrarnos e indicarnos que firmáramos en el libro de visitas, no es un guía o no ejercía ese día. Las luces estaban apagadas en algunas salas, como la que cuenta la hitoria de las excavaciones que tuvieron lugar en la citania. Tampoco nos puso pegas cuando las encendimos (quizá no se enteró).

A través de paneles puedes aprender mucho sobre la historia del yacimiento y tener una idea más precisa de cómo es, a través de maquetas y planos. La colección de objetos rescatados de las excavaciones y expolios es abundante, pero sin duda destacaría los tesoros de monedas, la panoplia de un guerrero galaico con su armamento, torques, etc… y sobre todo la gran figura de piedra del guerrero.

El guerrero tiene algo intemporal, no es una estatua más. Es una representación de un guerrero local con su armamento. No es un guerrero romano, ni una estatua clásica. Está hecho para intimidar. Tanto el tamaño, la solidez y demás dan buena cuenta de ello. Posiblemente decorada con pinturas en su origen destacaría sobre la muralla en los accesos a la ciudad.

Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Torques
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Fusayolas
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Guerrero casteño
Citânia de Sanfins, así fue nuestra visita
Molinos de mano

Conclusión

No quería escribir 1500 palabras pero creo que incluso me quedo corto. Es necesario visitar lugares como Sanfins para comprender que la cultura castreña no es una miriada de pequeñas aldeas de bárbaros, sino una verdadera cultura común a todo el noroeste de Hispania, con su desarrollo propio, que se vió truncado por la llegada de Roma. Ves cosas que te resultan familiares viniendo de otros lugares donde esta cultura está presente. Por ejemplo, hablo de decoración en piedra que he visto en las excavaciones de Llagú apenas a unos km de mi casa. Ya no te hablo de piedras decoradas similares a las que hay en el museo del monte Trega en A Guarda, etc…

Sanfins además es el castro llevado al nivel de una ciudad, con toda la avalancha de detalles que observar, como la organización de las viviendas en época romana pero manteniendo la forma arcaica circular. No olvidemos que el 99% de los habitantes de los castros eran castreños, no romanos.

En fin, os dejo las fotos que hice pensando en esta entrada.

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