Uno de los impulsores de la arqueología castreña en Asturias fue el profesor Jordá Cerdá, fallecido en 2004. El ayuntamiento de Allande ha promovido este homenaje que tuvo lugar el fin de semana pasado, con visita incluída a uno de los escenarios en los que el investigador centró su actividad, el castro de San Chuis. En el acto se descubrió una placa conmemorativa en la plaza de la Iglesia de Santa María de Celón.
Francisco Jordá Cerdá nació en Alcoy en 1914 y era licenciado en la sección de Historia de la facultad de Filosofía y Letras de Valencia, en 1936. Vivió momentos difíciles durante la guerra civil ya que fue apresado por el bando nacional estando encarcelado durante cuatro años como conmutación de la pena de muerte a la que le habían sentenciado. En aquel momento trabajaba como profesor.
En 1943, tras su excarcelación, su maestro Luis Pericot lo incorpora al Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia. Se traslada a Cartagena donde es nombrado director del Museo Arqueológico municipal. En 1952 se traslada a Oviedo donde en 1955 publica su tesis doctoral El Solutrense en España y sus problemas, en la universidad donde daba clases de Historia del Arte desde 1953.
Aquí obtuvo su puesto en el servicio de investigaciones arqueológicas de la Diputación de Oviedo. Si bien su especialidad era el periodo Paleolítico Superior y el Epipaleolítico, también desarrollo tu labor en el estudio de los poblados fortificados de la protohistoria asturiana1 excavando sobre todo en el occidente de la región, en castros como el de Coaña, Mohías o San Chuis.
En 1962 ya ocupa la cátedra de Arqueología de la Universidad de Salamanca, donde en 1982 ocupa la de Prehistoria. Fue el director de la revista Zephyrus que renovó completamente desde que tomó las riendas de la misma.
Fue uno de esos arqueólogos del siglo XX que transformaron la forma de hacer investigación en nuestro país, que estaba marcada por el sello del franquismo y sus objetivos ideológicos.
