A veces las piezas menos llamativas son aquellas que contienen una información de lo más interesante. Esta pequeña olla descubierta en las excavaciones del castiellu de Moriyón, en Villaviciosa, nos habla de un proceso interesante de relaciones entre pueblos distintos de la Edad del Hierro en el norte peninsular.
Como anécdota os diré que esta pieza fue presentada en la exposición Astures: pueblos y culturas del imperio romano, en 1995. Fue la única y última gran exposición sobre la cultura astur realizada en Asturias, y ya ha llovido desde entonces.
En aquel entonces, Jorge Camino Mayor1, su descubridor, la describió así:
«Peculiar recipiente de pequeñas dimensiones con forma de olla. Diseña un perfil de boca ligeramente exvasada con labio redondeado, cuello corto cóncavo, panza globular y base plana. Fue cocida en un ambiente oxidante y parcialmente reductor, predominando en ella la pasta anaranjada con desgrasantes menudos. Las paredes, muy alteradas por los efectos de la humedad y por su sometimiento, en casi la mitad,
a un foco de fuego que, además, la ahumó, tendrían un tono rojizo y una superficie alisada. En el exterior del borde presenta dos pezones sencillos y aplastados, enfrentados entre sí, a fin de facilitar su aprehensión. No obstante, junto a ellos y desde el interior, arrancan dos salientes cilíndricos que sugieren un asa sobrevolada a lo largo de la boca. Finalmente, en el arranque del hombro dispone de un friso de mamelones secuenciados en grupos de dos y tres. La vasija combina una morfología autóctona con una decoración propia de la
cultura de Miraveche-Monte Bemorio que se extiende por el norte de las provincias de Burgos y Palencia.
Marca la singularidad de la pieza, por una parte, su probable finalidad ritual -se localizó al lado de un gran canto de superficie pulida y, por otra, su casi completa reconstrucción pese a la extraordinaria fragmentación que afecta a la generalidad de los materiales cerámicos de este
yacimiento.»
Fue objeto, a su vez, de una crítica acerada por parte de Jose Luis Maya2, dentro de la conocida disputa que mantuvieron ambos autores durante décadas. Maya decía que no entendía el supuesto parecido con otras piezas de la región ya que no existen paralelos con ella. Sin embargo, la identifica en unas pequeñas urnas que se encuentran en la necrópolis de Numancia. Se refería el arqueólogo que estudió la Campa Torres a la decoración en mamelones que describía Camino Mayor. En cuanto al asa, también inédita en los castros de Asturias, era frecuente encontrarla en las necrópolis celtibéricas.
Un dato a favor de la fabricación local de la pieza, como defiende Mayor, es que está realizada a mano, a diferencia de las piezas celtibéricas hechas a torno, pero en general coinciden en un origen meseteño de estas formas frente a los estándares castreños transmontanos.
Lo que parece evidente es que se trata de una forma que tiene un origen en la Meseta y que podemos sumar a las piezas metálicas de la misma procedencia en la segunda Edad del Hierro del centro-oriente de Asturias. Podemos añadir quizá los molinos rotatorios que son introducidos al norte de la cordillera en el mismo periodo.
Esta pequeña olla nos habla de un momento de cambio cultural en el norte, donde la meseta juega un papel evidente en el centro-oriente de Asturias, en el territorio que ocuparon los Luggones.
Bibliografía
- Camino Mayor, J. (1995) Excavaciones arqueológicas en castros de la ría de Villaviciosa: apuntes para una sistematización de la Edad del Hierro, en «Excavaciones arqueológicas en Asturias. 1991-95»,3,1996, pp. 117-126. ↩︎
- Luis, J. (1996). Cerámicas de época celtibérica en la Edad del Hierro asturiana. Pyrenae, 287-294. ↩︎
