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Veréis, cuando se trata de saber algo sobre itinerarios antiguos en el Conventus Asturum, las referencias siempre suelen ser la Geografía de Ptolomeo, del siglo II d.C., el Itinerario de Antonino, del siglo III d.C, o el Anónimo de Rávena, ya del siglo VII d.C.

Todas ellas son ya utilizadas en época medieval y llegan a nosotros en forma de compendios de rutas y sobre todo copias de copias, de otras copias, como es fácil imaginar. Sin embargo, a principios del siglo XX se descubren una serie de tablillas de barro que contienen un itinerario que se estima que fue compendiado en torno al siglo III d.C., pero no es una copia medieval, sino una fuente epigráfica de época romana, aunque luego parece que también es una copia de algún otro documento previo, como veremos.

Para más señas, resulta que cualquiera puede verlo en el Museo Arqueológico de Asturias, ya que forma parte de la exposición permanente. Las fotos que veis las hice hace unas semanas.

Este cuatrimestre, en la Universidad, tuve la suerte de poder elegir como tema esta pieza arqueológica para un trabajo. El texto que vais a leer formó parte del mismo.

Una introducción historiográfica

Las primeras referencias que tenemos del conocido como “itinerario de barro”, o posteriormente como “tablas de barro de Astorga” se lo debemos a A. Blazquez en 1920 1. Se trataba de los fragmentos de cuatro pequeñas tablas de barro cocido, en los que se recogían cinco itinerarios con sus mansio o paradas intermedias, indicando la distancia en millas entre ellas. En todas aparece el nombre de un funcionario llamado Lépido, que ocupaba el cargo de duunviro.

Las piezas pertenecían a la colección Soto Cortés, y en el archivo personal del coleccionista de Cangas de Onís aparecen citadas como provenientes de Astorga en 1902, por lo que se les ha asignado este nombre en la historiografía, concretamente desde Roldán, que se basa en el punto de partida de dos de las cinco rutas y de la autorización del funcionario municipal, que debía residir en la capital del Conventus.

Algunas de las rutas de las tablas coinciden en parte con las del Itinerario sin embargo toman otro camino para completarlas. Algunas de ellas son alternativas completamente.

La errada distancia en millas entre las mansio citadas, que difieren mucho de la información aportada por otros itinerarios como el de Antonino, el orden cambiado de alguna de estas mansio, así como aspectos formales como por ejemplo la interpunción al pie de las letras en vez de en el medio como es habitual, fueron factores que para que fueran consideradas falsas, si bien no en su totalidad, al menos si algunas de ellas, como en el caso de García Arias, o Hervás 2

Las tablas de barro fueron estudiadas por Besnier, después de su aparición en 1921 en L’Annee Epigraphique que es quien ofrece por primera vez una interpretación civil de los itinerarios, frente a la visión militar de Blazquez que los considera caminos utilizados por las legiones en el periodo de conquista llamándolas “téseras militares”.

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Schulten en 1943 las estudia de nuevo, sobre todo la que traza la vía entre Legio VII y Portus Blendium, en su estudio sobre la contienda entre Roma contra cántabros y astures. Para el erudito alemán podrían estar inspiradas en el gran mapa del imperio ordenado por Agripa. Sin embargo, la Legio VII sólo llega al territorio más de 70 años después de estos hechos.

En el año 2012 por fin se abordó el estudio de las pastas con las que están hechas las tablillas con el objeto de obtener una datación. El equipo liderado por Carmen Fdez. Ochoa y Ángel Morillo 3 procedió a realizar análisis de termoluminiscencia que despejaron definitivamente las dudas sobre la autenticidad de las mismas, ofreciendo una datación de entre el 227 y el 310 d.C, aunque en sus conclusiones creen factible datar el conjunto entre el 257 y 267 d.C. por la coincidencia de al menos dos de las tablas en ese espacio de tiempo.

Descripción de las tablillas

Las cuatro tablillas, depositadas actualmente en el Museo Arqueológico de Asturias, tienen unas dimensiones aproximadas de 14 cm de altura más una pequeña asa de 4,5 cm de forma poligonal, que sólo se conserva en la tabla II, y un ancho de unos 12 cm. En el asa se dispuso una perforación que ha sugerido que debían estar colgadas, expuestas en un sitio donde fuera posible consultarlas.

Las inscripciones se realizaron con un punzón similar al utilizado en las tablillas de cera y algunas de sus características han formado parte de la discusión sobre la autenticidad de las mismas, como el de la interpunción.

En cada una de ellas se establece un itinerario con un punto de partida y otro de llegada. En ese itinerario se señalan una serie de estaciones itinerarias, o mansio y la distancia en millas de cada intervalo del trayecto. Por último, las tablillas terminan con la inscripción  [C(aius) Lep(idius) M(arci) f(ilius)] IIvir. Veremos a continuación un listado en detalle de las mismas.

Desde su publicación a la actualidad se han perdido algunos fragmentos de las mismas, que han podido ser reconstruidos gracias a los primeros calcos y fotografías realizados sobre todo en el caso de la tabla IV.  

La transcripción de las mismas es la siguiente: (Ochoa et alii, 2013)

Piezas sueltas. Las tablas de barro de Astorga o el llamado "itinerario de barro"
Tablas de Astorga. Itinerario de barro. Tabla I

— Tabla I

[Via] l(egio)n(ne) VII Gemina ad portum Ble(n)dium) // Rhama VII milias / Amaia XVIII / Villegia V / Octaviolca V / Iuliobriga X / Aracillum V / P[or]tus Blen[dium] / C(aius) Lep(idius) M(arci) [f(ilius) IIvir] 

Esta ruta parte de Legio VII (León) y termina en Portus Blendium (Suances). Es una ruta inusual, y quizá la que más discusión haya generado por varios motivos. El primero es que no sigue la ruta habitual que seguirían las vías que comunican Legio con la costa. Además no pasa por algunas paradas importantes como Lancia, que está en el trayecto de numerosas vías. Por otro lado, las distancias no se corresponden en absoluto con las distancias del Itinerario de Antonino respecto a las mismas estaciones itinerarias. Además en el caso de Amaia, no puede ser la primera parada en absoluto, a no ser que se trate de otra localidad homónima que no conocemos.

Por todos estos factores se ha propuesto que esta tabla quizá represente una vieja vía militar, en vez de una vía civil que se usara en épocas posteriores. La persona encargada de realizar las inscripciones se habría basado en mapas antiguos, combinándolos con algunos más recientes, lo que quizá explique la confusión.

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Piezas sueltas. Las tablas de barro de Astorga o el llamado "itinerario de barro"
Tablas de Astorga. Itinerario de barro. Tabla II

— Tabla II Via [Lu]co Augusti ad Iria(m) / Ponte Nartiae XI / Brev[i]s XIII / Aseconia XI / Iria XV / via Luco Au[gu]sti a[d Dactionum] / Aqua[e Quint(iae) – – -] / Dactionum X / C(aius) Lep(idius) M(arci) [f(ilius)] / IIvir 

La tabla II es la única que contiene dos vías. La primera entre Lucus Augusti (Lugo) e Iria (Padrón), y la segunda entre Lucus Augusti y Dactionum. Estra tabla es la única que conserva el asa perforada en su parte superior. El primer trayecto es parte de la vía XX del itinerario de Antonino y en el Anónimo de Rávena 4, sólo que en sentido inverso. Las distancias entre las estaciones son sensiblemente menores que las reflejadas en los otros dos itinerarios.

Para explicar estas discrepancias se han formulado hipótesis como que la distancia se estableciera en línea recta sobre un mapa, lo que explicaría la diferencia entre el recorrido real y el reflejado en las tablas, pero no es del todo satisfactoria.

El segundo itinerario de la Tabla II es completamente inédito hasta las tablas de Astorga.

Piezas sueltas. Las tablas de barro de Astorga o el llamado "itinerario de barro"
Tablas de Astorga. Itinerario de barro. Tabla III

— Tabla III
Via Asturica ad Emerit(am) Augus[tam] / Be[d]unia VII milias / Brigecio X / Vico Aquario X / Ocedoluri XI / Sabariam VIII / Sal[mantica – – -] / Sen[tice – – – / Ad] L[ippos – – -] / Ca[ecilio vico – – -] / Ca[pa]ra [- – -] / Ru[s]tician[a – – – / Turmu]lus X / [Cast]ris Caeci[liis – – – / Ad S]orores [- – – / Eme]rita XII // [C(aius) Lep(idius) M(arci) f(ilius)] IIvir 

Esta tabla nos muestra el recorrido entre Asturica y Emerita, también conocido por el Itinerario de Antonino, y que hoy es denominado Vía de la Plata. Se trata de un itinerario bien conocido, que aparece de forma parcial como combinación de otras dos vías 5en el Itinerario de Antonino y en el Anónimo de Rávena. 

Sin embargo las distancias establecidas entre las distintas estaciones es, con diferencia, la que mayores divergencias muestra, en algunos casos aparecen el doble de millas en el Itinerario de Antonino que en las tablas de Astorga.

Piezas sueltas. Las tablas de barro de Astorga o el llamado "itinerario de barro"
Tablas de Astorga. Itinerario de barro. Tabla IV

— Tabla IV

[Vi]a Ast[urica] ad Braca/ra(m) // Argentiolum V milias / Petavo[niu]m VIII / Vi[niatia – – -] / Com[pleut]ica XII / Rob[ore]tum XII / Ad Aquas XV / Aquis Originis VII / Sala[ni]a X / Bracara XII / [C(aius)] Lep(idius) M(arci) [f(ilius)] IIvir

El último itinerario une Asturica con Bracara. Sigue todo el itinerario por tierras del conventus asturum, pasando por Tras-os-Montes en Portugal para llegar a la capital del conventus bracarensis. 

En este caso las tablas difieren en parte del itinerario de Antonino, concretamente en el trazado final, a pesar de ser una de las vías más antiguas y conocidas del noroeste ya que se considera que es de las primeras abiertas durante el periodo de conquista posiblemente abierta por Carisio, y en la que aparecen los testimonios epigráficos más antiguos con miliarios de Augusto y Tiberio, así como importante información numismática.

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En general se observa una gran discrepancia de medidas entre los otros itinerarios y este. Se ha supuesto una mano inexperta, que cometería errores en el orden de las paradas, o confundiría las distancias.

Conclusión

La aparición de las tablas aporta nueva información relacionada con las vías de comunicación del noroeste de Hispania durante el control romano de la península. En cuanto a su aspecto formal quizá la importancia radique en que nos obliga a ver con un punto de vista más amplio las evidencias epigráficas que inevitablemente tienen que aparecer en el futuro.

Un caso similar lo presentan los distintos bronces como el de Bembibre, o sobre todo la tabla de los Lougei 6 que aparecen en el noroeste en el periodo de conquista y décadas posteriores, en los que se han querido ver falsificaciones cuando la evidencia parece mostrar que no podemos interpretar estos documentos bajo una rigidez de planteamientos.

Sin duda el hito en el estudio de las tablas de Astorga han sido los análisis realizados a las pastas con las que fueron elaboradas. Esto ha determinado definitivamente la autenticidad de las piezas y ha resuelto décadas de debate. Nos encontramos con un caso evidente de la necesidad de estudios multidisciplinares para abordar el análisis de restos arqueológicos.

El análisis del estilo formal de las inscripciones, así como la interpretación de las distancias entre las distintas estaciones y sus divergencias con otros monumentos epigráficos conocidos ha aportado sin duda un mayor conocimiento de la complejidad del proceso de articulación del territorio desde la conquista hasta el siglo III d.C. sin embargo nunca habría sido capaz por sí misma de resolver las incógnitas planteadas tras su observación. Ha sido necesario el paso de varias décadas y el desarrollo de estudios de materiales aplicados a la arqueología para resolver esta situación. 

Una vez demostrada su autenticidad, las tablas de Astorga deben interpretarse, con el inevitable debate sobre si se trata de errores del transcriptor, el documento original sobre el que se tomaron los datos para realizarlas, o su posible función para las unidades militares o para un uso civil. Pero no debe dudarse de que aportan una información valiosa para la comprensión del espacio físico del noroeste peninsular en plena época romana del territorio.

Notas al pie y bibliografía

  1. Blázquez, A. (1920): “Cuatro téseras militares”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 77, pp. 99-107
  2. Hervás, J. M. R. (1972). “Las tablas de Barro de Astorga, ¿una falsificación moderna?”. Zephyrus, 23, pp 221-268
  3. Fernández Ochoa, C., Morillo Cerdán, Á., & Gil Sendino, F. (2012). “El ‘Itinerario de Barro’. Cuestiones de autenticidad y lectura”. Zephyrus, LXX, julio-diciembre, pp 151-179
  4. Estefanía Álvarez, M. D. (1960): “Vías romanas de Galicia”, Zephyrus, XI, pp. 5-103.
  5. Alonso, M. A. R. (1994). La vía de la Plata en León, Zamora y Salamanca: de calzada romana a camino de peregrinación a Santiago. Studia Zamorensia, (1), 201-215.
  6. Canto, A. M. (1990). “La Tabula Lougeiorum: un documento a debate.” Cuadernos de prehistoria y arqueología UAM. 17, pp. 267-275 

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