Con frecuencia veréis en mis artículos que cito piezas como los torques del Museo Arqueológico de Asturias o la diadema de Moñes, que provenían de una colección particular, la de Soto Cortés y que ahora están repartidos por museos de media Europa. Pero ¿Quién era esta persona, y por qué contaba con una de las colecciones más importantes de la arqueología asturiana?
Tenemos que irnos al siglo XIX. Es la época de los anticuarios, que generalmente eran personas adineradas con un interés en la Historia. Podríamos llamarlos coleccionistas, pero su pasión iba más allá. En España se acababan de crear las primeras instituciones que intentaban proteger el patrimonio cultural del país del sistemático expolio extranjero por parte de ingleses, franceses o alemanes. Por ejemplo, en cada provincia existen delegados de la Real Academia de la Historia. Generalmente son personas adineradas que, en definitiva, son las únicas con la formación adecuada para desempeñar esta tarea.
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Algunos apuntes sobre su vida
En 1833 nace en Labra, en el oriente de Asturias el hijo del erudito Felipe de Soto Posada y de María Cortés Llanos. Felipe era descendiente, por parte de madre de los Jovellanos. Su abuela era la segunda hermana del ilustrado gijonés. María era la segunda esposa del heredero del gran patrimonio de la casa de Labra.
Entre las aficiones del padre del pequeño Sebastián se encontraba una gran pasión por los libros. Se dedicó durante toda su vida a la creación de una importante biblioteca1 de diversos temas, entre los que destacan la música y la colección de libros raros. Escribió incluso un manuscrito titulado Catálogo de algunas historias particulares de ciudades y provincias de España, que se encuentra en la Universidad de Oviedo aún sin publicar, y que refleja su interés por esta materia que transmitiría a su hijo.
Felipe muere cuando Sebastián tiene 33 años dejándole al frente de un rico patrimonio que no ha dejado de crecer y que el hijo se encargaría de continuar, mientras cultivaba su afición por los libros y la Historia. Desarrolló un gran interés por la Arqueología. El 18 de mayo de 1877 fue propuesto como miembro de la Real Academia de la Historia por Amador de los Ríos, Fort y Lafuente. Sería vocal de esta institución hasta su muerte. Además ocupó el cargo de vocal de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Oviedo por Posada de Llanes.
La colección de Soto Cortés
El palacio de d. Sebastián, se alza aún en la carretera entre Corao y Nueva de Llanes. Un edificio del siglo XVII que debió ser uno de esos lugares que fascinarían a cualquier arqueólogo. En él se podría encontrar no sólo una nutrida colección de piezas del potentado de Labra sino que incorporaba otras colecciones como la de Frasinelli, o Cortés Llanos.
Quien la inició fue Felipe, el padre de Sebastián, fruto de su colaboración con algunos de los eruditos de su tiempo como Caveda y Nava. A ella se fueron incorporando, como dije arriba otras colecciones, como la de Antonio Cortés Llanos que era Académico de la Real Academia de la Historia. Un personaje interesante que publicó numerosos estudios sobre la historia de la región. Familia de los Soto Cortés, a su muerte, don Sebastián le compra la colección al hijo de Antonio Cortés, su primo.
En 1888 compró la colección de Roberto Frassinelli que estaba en Corao, a su viuda, aunque parece que ya estaba bastante mermada en aquel momento, compuesta por «pequeños objetos del periodo prehistórico-romano y una mesa y un banco indígena».
La colección Soto Cortés incluía una serie de piezas epigráficas, como la famosa estela Asturum et Luggonum, que nos han proporcionado una gran cantidad de información sobre los astures, y los pueblos cántabros del oriente de la región, y que podéis ver en el Museo Arqueológico de Asturias..
Debía ser impresionante la de piezas de orfebrería indígena. Parte de ella fue comprada por el Estado en 1931. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, y pone como procedencia Cangas de Onís, aunque se debe a la localidad donde fueron adquiridas. Entre esas piezas están los famosos torques de Cangas de Onís, y la diadema de Moñes, así como otras piezas de orfebrería prerromana.
Sebastián de Soto Cortés falleció en 1915 y desde ese momento su colección comenzó a ser dividida y vendida a diversas instituciones, como mencioné arriba. Por ejemplo, un fragmento de la diadema fue comprada por el Instituto Valencia de don Juan, junto con un torques procedente de Langreo, que actualmente se pueden ver en esa institución en Madrid. Otro fue vendido al Museo del Louvre que luego pasaron al Museo Arqueológico Nacional en 1941.
Además de ellas se documentaron piezas y objetos de piedra, algunas de ellas procedentes de al menos cuatro dólmenes estudiados por d. Sebastián, entre ellos el de Abamia o el de Santa Cruz, en Cangas de Onís, ubicado bajo el altar de la capilla. Habría hachas pulimentadas y otros objetos procedentes de diversos puntos de Asturias, León, Cantabria, Ávila, etc… También cerámicas y otros objetos.
La colección de objetos de hueso procedentes de algunas cuevas prehistóricas asturianas fue muy significativa. Hay un trabajo muy bueno de Valentín Álvarez 2 sobre una cabeza de cabra realizada en hueso que os dejo en la bibliografía y que fue «descubierta» a través de los diarios de Soto Cortés.
Los diarios de Soto Cortés se encuentran en el Archivo de Asturias, disponibles para su estudio por los investigadores, y su biblioteca pasó a la Universidad de Oviedo en gran parte.
Estudios sobre la colección
Apenas hay trabajos sobre esta colección. Los más completos y prácticamente únicos en relación a toda la colección son los realizados por Celso Diego Somoano 3 4
Más recientemente los realizados sobre las piezas de orfebrería astur realizados por Oscar García-Vuelta 5 6 y que han precisado tanto el origen de algunas piezas como la procedencia de los metales con los que se fabricaron, técnica, etc…
Una anécdota para acabar este post. En 2021, durante las excavaciones de Lucus Asturum, conocí a Oscar, y me comentaba que le parecía increíble que no se estudiara más a fondo esta colección ya que posiblemente se trate de la más importante de cuantas hayan existido sobre los astures. Siempre pensé que daría para una exposición temática en cualquier museo y de su estudio aún se puede obtener muchísima información sin tener que abrir ningún yacimiento.
El futuro nos dirá.
Notas al pie y bibliografía
- Rodríguez Álvarez, R. (2002) Dos bibliófilos asturianos del siglo XIX: Felipe de Soto Posada y Sebastián de Soto Cortés. Real Instituto de Estudios Asturianos. Oviedo
- ÁLVAREZ, V. (2011). Redescubrimiento de una cabeza de cabra realizada en hueso a partir de los diarios del anticuario asturiano Sebastián de Soto Cortés. Munibe Antropologia-Arkeologia, 62, 135-144.
- Somoano, C. D. (1960). La colección» Soto Cortés» de Labra, Cangas de Onís [I]. Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 14(40), 269-291.
- Somoano, C. D. (1960). La colección» Soto Cortés» de Labra, Cangas de Onís [II]. Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 14(41), 440-452.
- García Vuelta, Ó. (2017). La orfebrería castreña del entorno de Villamayor (Piloña, Asturias) a la luz de nueva documentación.
- García-Vuelta, O. (2018). Estudios documentales e investigación de la orfebrería castreña en Asturias: aportaciones sobre las piezas de la colección Soto Cortés. In Actas del V congreso internacional de Historia de la Arqueología/IV Jornadas de Historiografía SEHA-MAN: Arqueología de los Museos (Vol. 150, pp. 1-397).
