El descubrimiento de un espectacular conjunto compuesto por 17 hachas de la Edad del Bronce ha desencadenado una tormenta de opiniones y contra opiniones en redes sociales sobre el uso de los detectores de metales. Hasta tal punto que está al caer una reforma en la normativa de uso de los mismos, también orientada a lo que se debe hacer cuando se encuentra un resto arqueológico, si es que estaba poco definido ya.
Pero a lo que vamos. Yo soy de los que me quedé con la primera parte de aquella gran noticia del descubrimiento. Un conjunto de hachas, nada menos que 17, en un depósito u ocultamiento, de finales de la Edad del Bronce. Son de una factura bellísima1, de un tipo muy reconocible en Asturias, y de las que hay varios ejemplares en el museo arqueológico de la comunidad.

Pero lo que me interesa sobre todo de estos objetos es su aparición vinculada a castros astures, lo que nos pone en el contexto de un periodo de transición entre las edades del Bronce y del Hierro que está en el origen de estos asentamientos.
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Asturias en el final de la Edad del Bronce
Tradicionalmente se ha incluido a Asturias en el denominado Bronce Atlántico. Un periodo que ocurre entre el 1200 y el 900 a.C. que se define por la aparición de una serie de evidencias arqueológicas que ponen de manifiesto una identidad en las formas de los objetos, que parece denotar un contacto, a través de rutas comerciales tanto por mar como por tierra en el oeste atlántico.
No se debe pensar que se trata de un fenómeno exclusivamente costero, sino que llega al interior de la Meseta, ocupando en nuestro caso todo el territorio del que mil años después sería el Conventus Asturum, y que se desarrolla a distintos niveles según la ubicación.

Asturias cuenta con un volumen notable de yacimientos de cobre que han sido explotados desde hace milenios, como los del Aramo o El Milagro, de cuya importancia ha dado cuenta la arqueología, y cuyo metal se ha detectado en lugares como las Islas Británicas, a donde habría llegado a través de las redes comerciales de la época. Eso explicaría también la cantidad de restos hallados en esta región frente a otras. Pese a todo, el área cantábrica no ha sido identificada todavía como uno de los focos productores o culturales del bronce final, quizá porque es un periodo mal conocido todavía de nuestro pasado.
En Asturias la fabricación de estos objetos es especialmente abundante, siendo notable la diferencia entre la producción de hachas de bronce de nuestra región en comparación con la vecina Cantabria 2 , donde estos objetos se combinan con la fabricación de espadas y calderos, que por otro lado en Asturias son más escasos pero también existen. Además en territorio de la Asturias actual se han encontrado moldes de fundición, lo que nos indica más que de una llegada de las piezas desde el exterior, de un lugar donde se producen estos objetos, algo lógico si contamos con que la región contaba con materias primas para ello.
Sinceramente creo que estas anomalías se deben sobre todo a una ausencia de investigación en todo este territorio, porque ya veis que en los últimos dos años han aparecido bastantes piezas de la Edad del Bronce en Asturias.
Qué es un hacha de bronce
Los palstaves, o hachas de bronce, son objetos fundidos a molde, que se acoplan a un enmangue de madera y cuya funcionalidad está relacionada tanto con el uso diario como con la guerra. Tiene un protagonismo en el periodo del bronce sobre todo relacionado con el intenso desbroce de terreno, previsiblemente dedicado para pastos, dentro del contexto de la economía ganadera de este periodo.

A veces cuenta con apéndices laterales que facilitan su sujeción al enmangue, y pueden ser de apéndices, o anillas, por lo que también oiréis hablar de ellas como hachas de talón y anillas laterales. El talón es el apéndice trasero, opuesto al filo, que se inserta en una hendidura en la madera del enmangue. A veces ese talón no es funcional, y aparece sin desbastar el sobrante de la fundición por lo que no se podía usar.
Por su tipología las hay sin anillas, con una anilla o con dos anillas, así como con apéndices laterales que no forman anilla pero que parece que cumplen la misma función.
Las hachas de dos anillas se llaman de tipo galaico-portugués por ser la zona donde parecen tener su origen y donde aparecen en mayor número, extendiéndose desde allí a otros territorios de la península.
Las hachas sin anilla o con una de ellas parecen tener su origen en Bretaña, o al menos en la Francia actual. Las hay de lados paralelos, con el filo de similar tamaño al talón y el nervio muy pronunciado. El otro tipo es similar al de dos anillas.
Las de dos anillas las hay también de lados paralelos, filo recto y poco ancho, pero las más corrientes suelen ser las que los nervios laterales se abren a los lados para conformar una hoja ancha y curva. Los topes para enmangue son rectos. El talón puede ser grueso o más fino.
Las hachas y los castros astures
Las últimas décadas de investigación han supuesto el adelanto de la fundación de los primeros poblados fortificados a un periodo a caballo entre el llamado bronce final, bronce atlántico, o incluso bronce cantábrico, y la primera Edad del Hierro.
En realidad, no todos los autores coinciden en que podamos hablar de una primera Edad del Hierro en el territorio astur transmontano, pero a efectos cronológicos sirve para establecer un comienzo de la época de los castros en torno a los siglos IX al VII a.C. similar, por otro lado, a lo que sucede en Galicia. En ese periodo la sociedad del bronce, mayoritariamente nómada, se va a hacer sedentaria, total o parcialmente, y crea los primeros poblados, en lugares de altura, fácilmente defendibles y con una ubicación de control o cercanía a los pastos de montaña. El periodo de transición parece extenderse, según algunos autores, hasta el siglo VI a.C. 3 que cada vez parece más evidente que es el verdadero inicio de la Edad del Hierro en Asturias.

Como podéis imaginar, este periodo conservaría muchas características de las sociedades del bronce, entre ellas la continuidad en la producción de objetos metálicos cuya tipología es característica de este periodo, entre las que las hachas ocupan un lugar mayoritario, frente a otras zonas del Cantábrico y de Galicia. Otros objetos serían las hoces, puñales, brazaletes, y calderos de remaches.
En cuanto a las hachas, generalmente se trata de piezas sueltas descontextualizadas, pero a veces son depósitos de varias piezas, similares a los que han aparecido en fechas recientes. Otras veces son sólo fragmentos. En otras ocasiones están directamente relacionadas con los castros, como la que apareció bajo la losa de un hogar en una cabaña del Chao Samartín, con el consiguiente significado simbólico de la misma.
Los hallazgos de hachas de bronce en castros astures
A continuación voy a enumerar los conjuntos descubiertos hasta el momento en la región, siguiendo sobre todo a Fanjul Peraza, en castros astures trasmontanos. Lo complemento con la información disponible en el catálogo de Edades de los Metales del Museo Arqueológico de Asturias 4, y con información del excelente trabajo del MAN sobre las hachas de bronce el museo, que os dejo en la bibliografía.5
Hachas de talón y anillas
Logrezana (Carreño) Castro de La Barrera, o Las Barreras. 1 pieza
Apareció en 1971 en superficie entre la maleza en las inmediaciones del castro de Las Barreras, que fue prácticamente arrasado por una extracción de piedra. Actualmente de titularidad particular, lo que quedaba está destrozado por un depósito de agua y la maleza lo hace impracticable.
Brañes (Oviedo) 1 pieza
Pruneda ( lote de al menos 4 piezas, dos en el MAN y otras dos en el arqueológico de Asturias). de éstas las dos son de talón y dos anillas. Talón recto y plano, sección rectangular, encaje poco profundo, topes rectos, nervio central y dos laterales (en una de ellas). 18x4x2,5 cm y 21×6,9x2cm

Alava (Salas) más de 12 piezas en la vaguada que baja del castro
Riocastiello (Tineo) 1 pieza
Larón (Cangas del Narcea) 2 hachas en el límite exterior de las defensas
La primera se conserva completa, y tiene todavía el muñón de fundición. Rebaje de enmangue profundo en las dos caras, y topes curvos. Medidas 20x4x2cm, el muñón 4,5x5cm. La segunda es un fragmento de la hoja. Medidas 10x4x2,5cm

Cibea (Cangas del Narcea) 1 pieza
Junto a estas piezas y fuera ya del asunto de este artículo, que ampliaré en otros, os adjunto la pequeña relación de otros objetos de la Edad del Bronce asociados a castros astures.
Calderos de remaches
Pico Castiellu la Collada (Siero) fragmentos
Campa Torres (Gijón) fragmentos
Brazaletes
Campa Torres (Gijón)
Picu Castiellu de la Collada (Siero)
En conclusión
En total se contabilizan ya más de 70 hachas de procedencia asturiana constatada, contando con los últimos hallazgos, y sin contar las que no han sido publicadas, ni las que han sido siquiera entregadas, ya que la experiencia de campo me dice que es de los objetos más demandados por los chalgueiros y buscadores de tesoros, que refieren en multitud de ocasiones que fulanito o menganito tiene una de estas en su colección particular.
No me extraña ya que es un objeto que se preserva muy bien del paso el tiempo y que al formar parte de ocultamientos, como el último descubierto en diciembre de 2021, en campos de cultivo o prados de pasto, fueron descubiertos desde antiguo, contando los primeros ejemplares asturianos una fecha tan temprana como 1864 y siguientes.

De la mayoría de piezas, sólo una pequeña cantidad ha sido descubierta en contextos arqueológicos, lo que pone de manifiesto la terrible pérdida de información que hemos sufrido en todo este tiempo.
Escribo esto para que seamos conscientes de la importancia de no destruir el contexto arqueológico en caso de un hallazgo fortuito, y con esto enlazo con la primera parte del artículo. El subidón del descubrimiento durará lo que dure, pero es efímero y personal. El beneficio del conocimiento que se puede obtener del yacimiento arqueológico, perdura siempre y es para toda la sociedad, y nos permite avanzar en el conocimiento de la historia, que es lo que nos gusta a todos ¿no?
Notas al pie y bibliografía
- En 2020 otro detectorista encontraba una de similares características en Ribadesella, y pasó a la exposición permanente del museo.
- Manzano, J. y De Blas Cortina, M.A. (1989) Asturias y Cantabria en el primer milenio a.C. Complutum, Nº 2-3
- Fanjul Peraza, A. (2019). Los astures. Un pueblo céltico del Noroeste Peninsular. Instituto de Estudios Bercianos
- Escortell Ponsoda, M. (1982). Catálogo de las Edades de los Metales del Museo Arqueológico de Oviedo. Principado de Asturias. Oviedo.
- GALÁN, E., GARCíA-VUELTA, O., & MONTERO-RUIZ, I. (2016). Hachas de talón del Museo Arqueológico Nacional. Catálogo y estudio arqueometalúrgico.