Actualizado: 13 febrero, 2024

Sigo con el relato del viaje por carretera que hicimos este verano por Bretaña. El paso por Dinan ya nos hizo sentir que estábamos adaptándonos al país. A estas alturas ya teníamos controlado abastecimiento, lugares para dormir y nos habíamos acostumbrado a movernos por las carreteras secundarias de Breizh. La primera consecuencia es que ya estábamos disfrutando a tope de la experiencia.

El siguiente destino que teníamos marcado con una x en el mapa era el faro de Ploumenec’h. Seguro que has visto fotos de esa edificación a poco que hayas buscado información sobre Bretaña, ya que es uno de los sitios ineludibles en todo viaje a este sitio. Es la costa norte, frente al canal de la Mancha. Un lugar alejado de grandes ciudades y con una naturaleza espectacular. Formaciones rocosas de 300 millones de años, así redondeadas por la erosión, y con formas extrañas, como de cuento. Y no es broma, es todo rosa, de un color intenso como ocre y rosado, que contrasta mucho con el color de la mar y el cielo.

Una semana en Bretaña. La costa de granito rosa. Aod ar vein ruz

Esta parte de la costa está muy bien documentada para el viajero. En cualquier oficina de turismo encuentras guías que te van a recomendar los puntos a visitar en la zona. Hay como 40 o así, pero todo depende de lo que quieras alargar tu visita. Date cuenta que, como decía, esto está lejos de cualquier sitio y probablemente vayas de paso. Lo ideal es echar la mañana, madrugando para ver la luz dorada sobre el lugar y evitar la aglomeración de visitas. O al atardecer, que también relaja la cosa. Ah, solo hay un parking y es de pago, además no hay manera de aparcar fuera de ahí asi que no te compliques, que no es tan caro.

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Una semana en Bretaña. La costa de granito rosa. Aod ar vein ruz

Lo que nosotros hicimos es una pequeña parte de la ruta más conocida, que se llama, «sendero de los aduaneros» (sentier des douaniers), que era el camino que hacían los oficiales de aduanas en busca de contrabandistas. La ruta entera son 8km y llega a Tregastel, pero no era nuestra intención hacerla entera, sino ver el faro de Men Ruz (piedra roja), del que os hablaba antes.

Una semana en Bretaña. La costa de granito rosa. Aod ar vein ruz

El faro original era del siglo XIX y estaba hecho en granito gris, no rosa. Seguro que destacaba en medio de tanto color salmón. No sobrevivió a los bombardeos nazis, así que lo reconstruyeron con material local, lo que le da un aspecto maravilloso. Es una chorrada, solo un lugar turístico, pero para mí, ir a Bretaña y no ver este faro, es como que te falta algo. Lo tenía en mente desde hace décadas 😀

Una semana en Bretaña. La costa de granito rosa. Aod ar vein ruz

Aparte del faro hay otras edificaciones, incluso algun palacete particular. Todo de granito rosa, es monotemático, pero no sólo eso, en la arquitectura tradicional de los pueblos de camino, también tienes un uso intensivo de esta roca. Por cierto, es identica a la que hay en Galicia, al menos a ojos de un profano en geología, solo que aquí el afloramiento es de proporciones colosales.

Una semana en Bretaña. La costa de granito rosa. Aod ar vein ruz

Tregastel

Al final de la senda de los aduaneros está Tregastel. Es un sitio encantador, con un aire a lugar de vacaciones en la playa que le da un toque. La bajada a la playa era la de cualquier sitio pequeño con una playa famosa. Caravanas. Lo bueno es que nosotros ibamos en sentido contrario. No buscábamos la playa, sino un dolmen que nos había salido en varios folletos turísticos, el dolmen de Kerguntuil.

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Bueno, en realidad es un complejo dolménico que tiene tres monumentos. El dolmen propiamente dicho, un menhir de unos 2 metros de altura, y una tumba de corredor. Es un monumento protegido desde 1957, antes, a principios del siglo XX servía ocasionalmente de vivienda, y no se cómo porque yo estuve dentro y es como un cuarto de baño. Supongo que sería más bien un refugio ocasional. La tumba de corredor tiene algunos grabados que son dificiles de ver, y se puede visitar por dentro, es muy fácil.

Si en Dol-de-Bretagne visitamos nuestro primer menhir, en Tregastel nos metimos de lleno en el megalitismo bretón. A las tumbas de corredor les llaman casas de las hadas. Hay una muy famosa que dice que construyeron estos seres para guardar los cuerpos de la gente buena que había fallecido. La tradición dice que los levantaron en una noche. Casi con seguridad, cualquier menhir o dolmen tiene alguna leyenda local. No es para menos.

Una semana en Bretaña. La costa de granito rosa. Aod ar vein ruz

Una curiosidad, al lado del dolmen hay una granja bretona abandonada. Me di un paseo por el patio y saqué algunas fotos. Porque era de día, de noche no creo que me hubiera ni acercado. Me fijé en unos manzanos que había en la finca. Las manzanas eran como las nuestras de sidra. Idénticas. La pena es que estaban demasiado verdes aún por dentro, aunque por fuera el verano les había dado un color rojo ya.

Seguro que me olvido muchos detalles, pero no quiero aburriros. Diré eso sí que nuestro próximo destino era otro monumento megalítico. El Cairn de Barnenez, que curiosamente me entra para el próximo examen de prehistoria 🙂

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