Terminología minera indígena en la Historia natural de Plinio

Compartir

Uno de los pocos testimonios que tenemos sobre lengua indígena de pueblos de la Edad del Hierro es la terminología minera que recogieron autores como Plinio en sus tratados sobre la península ibérica de ese periodo. Concretamente, este autor, hace una descripción de los trabajos mineros, que podemos suponer que en gran parte son atribuibles a los grandes sectores mineros auríferos del noroeste peninsular dentro del territorio astur y galaico.

Minería astur en la Historia naturalis de Plinio

La obra de Plinio el Viejo puede ser considerada una de las guías descriptivas más completas que se conservan del alto imperio. La monumental obra, publicada en una primera fase por el autor y en una segunda por su sobrino, Plinio el Joven tras el fallecimiento del primero en la erupción del Vesubio, es una especie de compendio enciclopédico de diversas áreas del pensamiento del mundo antiguo: geografía, botánica, mineralogía e incluso magia, tienen un hueco en esta completa obra, cuyos primeros libros vieron la luz en la década de los 70 del siglo I d.C.

En la parte que nos interesa para este texto, el autor emplea sus conocimientos de campo sobre el territorio hispano como información para complementar seguramente la obra de Varrón, quien a su vez se inspira en los textos de Agripa recogidos sobre el terreno en el contexto de las guerras cántabras y astures.

En este post vamos a ver la traducción1 de esta parte de la obra de Plinio y la comentamos a continuación. Resalto en cursiva y negrita los términos mineros, de los que muchos, veréis que no son latinos.

66. «El oro se obtiene en nuestro orbe de tres modos (sin contar el de la India extraído por las hormigas, o el extraído por los grifos entre los escitas ): en las arenas de los ríos, como en el Tajo de España, el Po de Italia, el Hebro de Tracia, el Pactolo de Asia, el Ganges de la India ; y ningún oro está más exento de impurezas, puesto que se halla muy refinado por la propia corriente y por el desgaste producido con el roce. Por otra parte, se excava mediante galerías en los pozos de las minas, o bien se busca en el derrubio de los montes 14. Expliquemos estos dos últimos procedimientos».

67. «Antes de nada, quienes buscan oro toman un segullo, pues así se llama la muestra. Consiste en una batea de arena que se lava, y de lo que queda se obtiene una estimación. Por un golpe de suerte poco frecuente, a veces se encuentra directamente en la superficie de la tierra, como hace poco en Dalmacia, durante el principado de Nerón, obteniéndose por día hasta 50 libras. Cuando de este modo se encuentra el oro en la superficie del suelo, lo llaman talutio, si también se encuentra debajo tierra aurífera. Por lo demás, los montes de Hispania, áridos y estériles y en los que no crece ninguna otra cosa, son forzados a producir esta riqueza».

68. «Al oro que se extrae mediante pozos de mina unos lo llaman canalicium, otros canaliense, pues está adherido a los fragmentos de roca marmórea, no de la manera con que brilla el zafiro de Oriente y el de Tebas y otras gemas, sino unido a las partículas de la roca marmórea. Estos filones de los veneros se extienden de acá para allá por los laterales de los pozos, de donde tomó el nombre y la roca se sostiene con pilares de madera».

69. «Lo que se ha extraído se tritura, se lava, se tuesta y se muele. A la harina resultante le llaman apiláscude; a la plata que se obtiene por la acción del horno(sc. le llaman) sudor. La impureza que el horno produce en cualquier mena se llama escoria, que en el caso del oro se machaca y se funde de nuevo. Los crisoles se hacen de tasconio, que es una tierra blanca semejante a la arcilla, pues ninguna otra tierra resiste el fuego avivado por una corriente de aire ni la materia ardiente».

Te puede interesar   La villa astur-romana de Veranes, Gijón

70. «El tercer procedimiento superaría los trabajos de los Gigantes. Por medio de galerías, que lleva mucho tiempo hacerlas, se perforan los montes a la luz de las lucernas; estas son la medida de los turnos de trabajo, y durante muchos meses no se atisba la finalización de esta fase. A este tipo de explotación lo llaman arrugias. Y de repente se forman grietas que provocan derrumbes aplastando a los obreros, de modo que parece ya menos temerario buscar perlas y múrices en el fondo del mar. ¡Hasta tal punto más peligrosa hemos convertido la tierra!. Por esta razón se dejan numerosos arcos para sostener la montaña».

71 «En los dos procedimientos aparecen a menudo rocas duras; las quiebran con fuego y vinagre, pero la mayoría de las veces, como esto llena de vapor y humo las galerías, las rompen mediante martillos con 150 libras de hierro . Y las sacan a hombros, día y noche, pasándolas de unos a otros a través de las tinieblas. Sólo los últimos ven la luz del día. Si la roca dura parece bastante larga, quien excava sigue su lateral rodeándola. Y sin embargo, en la roca dura el trabajo se considera más fácil»

72 «Pues hay un terreno, casi impenetrable, de cierto tipo de arcilla mezclado con grava (lo llaman gangadia). Lo atacan con cuñas de hierro y los citados martillos, y creen que nada hay más duro, excepto el hambre de oro, que es lo más duro de todo. Acabado el trabajo, abaten los soportes de los arcos comenzando por el último. De esto un derrumbe da la señal y un vigilante que está solo en lo alto de dicha montaña lo percibe»

73 «Este, con gritos y señas, manda evacuar los trabajos y, al mismo tiempo, él baja a toda prisa. La montaña cae desmenuzada por sí misma con un prolongado fragor, tal que la mente humana no es capaz de concebirlo, a la vez que con un golpe de aire increíble. ( sc. Los mineros) contemplan victoriosos el derrumbamiento de la naturaleza. Sin embargo, no tienen oro todavía, de la misma manera que no supieron que lo hubiese mientras socavaban, pues la esperanza de encontrar lo que ansiaban era motivo suficiente para afrontar tan grandes peligros y costes».

74 «Hay otro trabajo similar o incluso de mayor coste: a la vez condujeron desde las cimas de las montañas, generalmente desde una distancia de cien millas, corrientes de agua para lavar este derrubio. Se llaman corrugos, proveniente de conrivatio, a mi parecer. También aquí los trabajos son muy diversos: conviene que la nivelación esté en pendiente para que (sc. el agua) corra apresuradamente mejor que fluya; así pues se trae de zonas muy altas. Las gargantas y crestas se unen con cana-les apoyados sobre cimientos. En otros lugares se cortan las rocas inaccesibles y se las dispone para proporcionar asiento a troncos colocados en huecos».

75 «Quienes hacen los cortes están colgados con cuerdas, de modo que a quien observa de lejos ni siquiera le parecen animales salvajes, sino pájaros. Suspendidos en el aire, nivelan y trazan las líneas del recorrido en su mayor parte, y se canalizan las aguas por donde no hay lugar para las pisadas del hombre. Surge una dificultad en el proceso de lavado, si la corriente de agua produce barro; este tipo de terreno se llama urio. En consecuencia, la conducen por rocas y piedras y evitan el urio. En la parte más alta desde la que se vierte el agua, en las crestas de los montes, se cavan estanques de doscientos pies por cada lado y diez de profundidad. En ellos se dejan cinco desaguaderos de unos tres pies cuadrados a fin de que, lleno el estanque, una vez retirados los cierres el torrente irrumpa con tanta fuerza que arrastre las rocas»

Te puede interesar   Publicaciones. Bañugues, ecos de tierra y mar. Ediciones de la Universidad de Oviedo

76 «Todavía queda otra labor en el llano. Se cavan fosas por las que fluya la corriente de agua (se llaman agogas); éstas se cubren a intervalos con urce. Se trata de un arbusto semejante al romero, que por su aspereza retiene el oro. Los lados se cierran con tablas y por los lugares escarpados se suspenden los canales. Fluyendo de este modo, la tierra se desliza en el mar y el monte derruido desaparece, y por estas causas Hispania ya ha hecho avanzar gran cantidad de tierras hacia el mar»

77 «Los escombros que en el primer tipo de explotación se extraen con un inmenso esfuerzo para no obstruir los pozos, en éste se evacuan mediante el agua. El oro encontrado por arrugia no se funde, sino que por sí mismo ya lo es. Se encuentran así pedazos de oro que incluso exceden de diez libras, como en los pozos; los llaman palagas, otros palacurnas, los mismos que llaman baluce al oro en polvo. El urce se seca, se quema y su ceniza se lava sobre césped abundante en hierba colocado debajo para retener el oro»

78 «Algunos han referido que Asturia, Gallaecia y Lusitania superan así cada año las veinte mil libras de oro, de modo que Asturia produce la mayor cantidad. Y esta abundancia no se mantiene durante tanto tiempo en ninguna otra parte del mundo».

El proceso de explotación

En los párrafos que estudiamos se puede percibir un conocimiento exacto y extenso del proceso de extracción del oro en sus múltiples facetas.

Todo el proceso comienza con la búsqueda del segutilum, que es el indicador de que el terreno es fértil para la obtención del oro. Este oro pertenece a la clasificación de Plinio de aurum fluminum ramentis, esencialmente el oro “raido” de los ríos, que aparece en pequeñas partículas desprendidas por la erosión en el cauce del río. Más allá de la anécdota de que se encuentre oro directamente por este sistema, lo cierto es que esta capa superficial indica que bajo ella se encuentra el verdadero potencial para la obtención del oro, el talutium.

Por talutim entiende la capa de terreno donde se encuentran las pepitas de oro, que en algunas ocasiones pueden alcanzar tamaños considerables de hasta ½ libra romana, que son unos 109gr, como cuenta Estrabon2, y que no es necesario fundir, ya que son oro listo para trabajar.

El proceso de búsqueda de Talutium deja ya huella en el paisaje pudiendo documentarse en el territorio astur. Esta técnica además sirve también como prospección para la detección de yacimientos auríferos que se ubicarían río arriba a partir del punto de muestreo. El oro, desplazado por la corriente del río, se acumula en determinados puntos debido a su peso específico, que es donde se busca el segutilum.

Te puede interesar   Alimentación y muerte en la alta montaña astur. La sima de la Sobia

A partir de ahí comienza una prospección río arriba en busca del origen del oro que acaba con la localización de la veta principal, que es explotada, o bien en forma de pozos y galerías subterráneas o bien a través de sistemas como el famoso ruina montium que es una parte de un proceso más completo llamado arrugia.

En el texto se hace también una descripción del tratamiento del mineral. Es rico en detalles como el procedimiento para obtener la “harina” de material llamada epistacudis, o los trabajos para reventar la gandadía, que califica de impenetrable.

El gran mérito de la ingeniería romana no es haber comenzado la explotación de minerales en el territorio astur, que ya era conocido desde el calcolítico, sino hacerlo a una escala tal que fueran capaces de transformar el paisaje de una manera tan radical como la técnica llamada arrugia3, que no era otra cosa que perforar el terreno para posteriormente provocar su derrumbamiento y entonces lavar los escombros en busca del preciado metal.

Para ello era necesaria no sólo la consabida mano de obra tanto local, como desplazada a los yacimientos mineros4, sino del destacamento de tropas a los lugares indicados, ya que la ingeniería romana estaba unida inevitablemente al ejército.

Términos hispanos para la explotación del oro astur

Javier de la Hoz5 se ha ocupado extensamente de este tema, y para ello ha hecho una selección de términos del texto de Plinio de los que cree poder confirmar un origen hispano entendiendo por ello astur, galaico o lusitano, ya que es a estos pueblos a los que se refiere el autor en los textos donde describe las tareas extractivas del oro de la Península Ibérica. Esa confirmación por sí sola es imposible por lo que es necesario el apoyo de otras evidencias para constatar ese origen local.

Algunos términos son: agogae, las canalizaciones del lavado del oro. Alutiae, referida a la explotación del oro con agua. Arrugia, o explotación por medio de canales para provocar la ruina montium, etc…

De Hoz considera que los términos que recoge Plinio en su recopilación sistemática de información sobre el proceso de explotación del oro en Hispania, pertenecen a tres lenguas. El latín del personal romano de las explotaciones. Términos indígenas del noroeste de la península de los propios mineros astures, galaicos o lusitanos, y términos indígenas provenientes de mineros de otras partes de Hispania desplazados hasta estas explotaciones.

Estos términos habrían llegado a las fuentes ya que los gestores de las minas del NO habrían necesitado de guías locales que les habrían informado de ellos.

Bibliografía

  1. González, M. P., & Rodríguez, R. M. (2008). Plinio y la minería aurífera romana: nueva traducción e interpretación de PLIN. Nat. 33.66-78/Pliny and the Roman Gold Mining: a new Translation and Interpretation of PLIN. Nat. 33.66-78. Cuadernos de filología Clásica. estudios latinos28(1), 43. ↩︎
  2. Yanguas, N. S. (2022). El oro de los Astures: literatura antigua y realidad histórica. Espacio Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, (35), 141-166. ↩︎
  3. Villahoz Ladrón, M. (2018). La minería del oro en el noroeste de la península ibérica: Las Médulas. ↩︎
  4. Sánchez-Palencia F.J. et alii (1988) Las Médulas (León), la formación de un paisaje cultural minero. En Boletín Geológico y Minero. Vol. 109-5 y 6, pp.577-588  ↩︎
  5. De Hoz, J. (2003). El léxico minero de Plinio y su posible origen hispano. Palaeohispanica. Revista sobre lenguas y culturas de la Hispania Antigua, (3), 73-100. ↩︎

Fon S.P.
Fon S.P.https://astures.es/proyecto/
Me apasiona la historia de Asturias y los astures en todas sus facetas. Pateando museos y yacimientos. Excavando cuando puedo y divulgando como mejor sé.

Hablamos de

Ver todos los posts