Representación de cabeza pétrea entre los astures cismontanos. Museo de León
Representación de cabeza pétrea entre los astures cismontanos. Museo de León

Narciso Santos Yanguas aborda este tema desde la perspectiva de las representaciones de cabezas exentas e inscripciones antropomorfas documentadas en territorio de los astures. En su artículo 1, publicado recientemente, realiza unas propuestas interesantes en cuanto a las referencias a sacrificios humanos en el relato de Estrabón sobre los pueblos del norte.

Cuando el geógrafo de Amasia hace un relato de las costumbres de los pueblos del norte, les asigna la costumbre de sacrificar animales y prisioneros a una deidad de la guerra que equipara con Ares. Aparte del hecho de que Estrabón nunca pisó la Península ni estuvo en contacto con estos pueblos, Santos Yanguas considera que en su relato influyen las noticias recogidas por autores anteriores a él y que ni siquiera hacen referencia a la realidad social de los pueblos de Hispania.

Habitualmente perdemos la perspectiva desde la que escribieron los autores grecolatinos sobre unas sociedades en la periferia del continente, lejos de los núcleos de «civilización» mediterráneos. Los pueblos prerromanos de Hispania tenían unas costumbres completamente ajenas a esa cultura que no fueron comprendidas, en el mejor de los casos, por los cronistas de las fuentes. La descripción que hace Estrabón de las reuniones de la comunidad en la que se hacen estos sacrificios, se basa en el relato de unas costumbres que se suelen aplicar a todas las sociedades «bárbaras» según la tradición griega, y que se contraponen a las costumbres «civilizadas» de la Hélade o de la península itálica y no son, en absoluto, el relato antropológico basado en la observación directa de estos pueblos, al menos no de los del norte de la Península.

Cabeza de piedra de Deva, Gijón
Cabeza de piedra de Deva, Gijón

No caigamos tampoco en la idealización. Está bien documentada la costumbre de cortar las manos a los enemigos entre los pueblos de Iberia, un recurso que sería utilizado por los romanos en el proceso de represión tras la conquista de los pueblos astures y cántabros y que hunde sus raíces en la tradición indígena.

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Tradicionalmente se viene relacionando el conjunto de cabezas pétreas exentas encontradas en el norte y noroeste de la Península con el ritual de las cabezas cortadas que describen autores del siglo I a.C. para pueblos como los galos. Sin embargo el catedrático de la Universidad de Oviedo considera que más bien se trataría de representaciones de los antepasados dentro del contexto de una memoria colectiva.

¿Por qué? Básicamente porque no hay evidencias arqueológicas ni otras fuentes aparte de Estrabón de estos sacrificios humanos en el ámbito de la comunidad, a diferencia de los de animales de los que se infiere un testimonio en las fuentes y en la epigrafía. Yanguas, por tanto, considera que «por nuestra parte somos de la opinión de que no existe argumento suficiente para poner en conexión estas representaciones cefálicas del mundo céltico con este tipo de sacrificios humanos, sino que es posible que se integrasen en la ética
del honor, muy arraigada entre los pueblos peninsulares de origen indoeuropeo, por lo que dichas prácticas tuvieran lugar no solo en el desarrollo de los banquetes sino también en la celebración de todo tipo de luchas…»

Analizando el texto de Estrabón desde otra perspectiva, es posible distinguir características de una fiesta ritual en la que al sacrificio de animales le sigue un banquete, en el que participa toda la comunidad y en el que no faltan las danzas y juegos de tipo religioso.

Es en este contexto cuando las cabezas pétreas pueden integrarse en ellas, como representaciones, quizá, de antepasados fundadores de la comunidad o del poblado. Algo parecido a lo que sucedería con los guerreros lusitano-galaicos de piedra, en los que se ha documentado incluso la presencia de inscripciones funerarias que vendrían a fortalecer esta hipótesis.

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Es una perspectiva interesante, aunque rompe con una tradición historiográfica muy asentada en todo el continente. Es innegable la existencia del culto a las cabezas cortadas, no sólo entre los celtas de la Galia o los de la Meseta, recogida ampliamente en la imaginería de estos pueblos (fíbulas de caballito por ejemplo).

Os recomiendo la lectura del artículo, sobre todo por el repaso que hace de cómo podría ser ese tipo de ritual entre los astures así como otros aspectos relacionados con la sociedad astur.

Notas al pie y bibliografía

  1. Yanguas, N. S. Cabezas exentas, inscripciones antropomorfas y culto a los antepasados en la Asturias antigua. Espacio Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, (36), 115-144.

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