Suarias, Penamellera Baja. Asturias
Suarias, Penamellera Baja. Asturias

Hablamos de uno de los pueblos cántabros ubicados en el límite oriental de los Astures en el norte. El primero que los menciona es Pomponio Mela y posteriormente Plinio proporciona algunos datos más dentro de su esquema territorial del norte de la Península. Pero más interesante aún es la epigrafía que dejaron, muy abundante en el oriente de Asturias.

Origen

Podemos atribuirlo a interacción entre el substrato indígena protohistórico y las influencias indoeuropeas. Inicialmente, estos pueblos descendían de las comunidades que habitaron el norte de la Península Ibérica en las Edades de los Metales. Uno de los ejemplos de estas poblaciones lo tenemos en la joven de Fontenegroso, en la sierra del Cuera. Durante la Edad del Bronce Atlántico, estas comunidades desarrollaron relaciones comerciales y culturales con regiones como la Bretaña francesa y las islas británicas, lo que contribuyó a la consolidación de una identidad compartida en el área. Posteriormente, la llegada de influencias centroeuropeas a partir del siglo IV a.C. trajo nuevas tecnologías y formas de organización social, como la metalurgia del hierro y avances en la agricultura. Los Orgenomescos asimilaron estas influencias sin perder su identidad indígena, lo que dio lugar a una cultura híbrida que se mantuvo cohesionada hasta la llegada de los romanos. Desarrollaron una economía basada en la agricultura y la ganadería.

Uno de los brazaletes de la joven de Fontenegroso. Siglos VII al VI a.C. Museo Arqueológico de Asturias
Uno de los brazaletes de la joven de Fontenegroso. Siglos VII al VI a.C. Museo Arqueológico de Asturias

Epigrafía orgenomesca

La epigrafía orgenomesca es uno de los principales recursos1 para conocer más sobre esta tribu. Hasta el momento se han documentado 19 estelas, datadas entre comienzos del siglo II al IV d.C., procedentes de Asturias (10 piezas), Cantabria (6), Palencia (2) y Jaén (1). En Asturias contamos con varias como la del cauce del Bedón2 o la de Torrevega (Llanes)3, que contiene una inscripción conmemorativa dedicada a una joven llamada Acuana, hija de un hombre llamado Accio. Otro lugar significativo es Collía, en el concejo de Parres, donde se descubrió una estela que menciona a Bovecio, un ciudadano orgenomesco, y a su familia. También en Fuentes, en el mismo concejo, se encontró una inscripción funeraria fragmentada que menciona a Elanio Flavio, otro individuo identificado como orgenomesco. Muchas de estas estelas se pueden ver en la exposición permanente del Museo Arqueológico de Asturias. De su onomástica se deduce que hablaban una lengua céltica.

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Territorio

Mela nos da la siguiente descripción: Desde ese río, que llaman el Sella, las costas comienzan poco a poco a retroceder, y las amplias tierras de Hispania se estrechan cada vez más, hasta el punto de que, con la tierra encogiéndose, el espacio entre los dos mares es realmente la mitad de lo que es en el lugar donde la costa se extiende hacia el Occidente. Los cántabros y los várdulos ocupan esta región: hay varios pueblos y ríos de los cántabros, cuyos nombres no pueden ser pronunciados por nuestra lengua. A través de los eundi y los salaenos fluye el Saunium, y a través de los avariginos y los orgenomescos desciende el Namnasa, y el Devales rodea Tritino y Bellunte, y el Decio y el Aturia resuenan con el Sauso y el Magrada…» (Chor., III 1, 12-15)

Los principales asentamientos de los orgenomescos se ubicaban en el oriente de Asturias4 y el occidente de Cantabria. Verasueca (o Veseiasueca) es mencionada por Plinio el Viejo en su Historia Natural como perteneciente a esta tribu. Este puerto, denominado Portus Veseiasueca, estaba localizado en la costa occidental de los orgenomescos. Aunque no existe una identificación precisa y definitiva de su localización exacta, algunos estudiosos han propuesto que podría corresponderse con la actual San Vicente de la Barquera en Cantabria, o con las rías de Tinamayor y Tinamenor, que se encuentran en esa misma área. Estas rías eran puntos estratégicos en la antigüedad por su acceso al mar y habrían sido utilizados tanto para actividades comerciales como pesqueras

Otros sitios relevantes incluyen las riberas del río Sella, donde se asentaban los Salaenos, un grupo cercano a los Orgenomescos, y el área del río Nansa, que también formaba parte de su territorio según las fuentes clásicas, como Pomponio Mela y Plinio el Viejo​ Esta región, caracterizada por su accidentada geografía, combinaba áreas costeras y montañosas, lo que influyó significativamente en las formas de vida y la organización social de estos clanes. Según las inscripciones encontradas, se puede deducir que los Orgenomescos habitaban zonas estratégicas a lo largo de los ríos Sella y Nansa, áreas que favorecían el desarrollo de la agricultura de subsistencia y la ganadería extensiva, actividades económicas fundamentales para este pueblo. Además, la organización territorial se articulaba en torno a núcleos dispersos, lo que sugiere que, aunque no eran completamente nómadas, practicaban una forma de transhumancia de montaña, moviéndose estacionalmente para aprovechar los recursos naturales de la región. Esta forma de vida adaptada a su entorno montañoso les permitió mantener un equilibrio entre las actividades ganaderas y agrícolas, especialmente en un territorio donde los inviernos duros y las pendientes escarpadas dificultaban la agricultura intensiva.

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Durante la dominación romana, los Orgenomescos fueron incorporados al sistema administrativo del imperio bajo la civitas Argenomescon. A pesar de la influencia romana, continuaron habitando sus tierras de manera similar a como lo habían hecho antes de la conquista, manteniendo su estilo de vida rural y su estructura social basada en pequeños núcleos familiares y aldeas. Sin embargo, la presencia romana introdujo ciertos cambios, como la integración en redes comerciales más amplias y la participación en las rutas de comunicación del imperio, lo que les permitió desarrollar una mayor interacción con otras zonas de Hispania. A pesar de estos contactos, la romanización no fue total, y los orgenomescos lograron conservar gran parte de su identidad étnica y cultural. La dispersión de las inscripciones romanas en la región sugiere que, aunque el territorio estaba administrativamente organizado bajo la civitas, la vida cotidiana de los orgenomescos seguía siendo mayoritariamente independiente y centrada en el aprovechamiento de los recursos locales. Así, aparecen identificados como etnia en otras zonas de la Península como las minas de Sierra Morena, en el contexto de desplazamientos de grupos de población en época imperial.

Importancia de su estudio para el fenómeno astur

Aparte de la epigrafía merece una mención aparte el descubrimiento de la sima de la Cerrosa-Lagaña en Peñamellera Baja que está proporcionando información genética y cultural de los orgenomescos entre los siglos V y I a.C. además del reciente descubrimiento de dos torques en la localidad de Cavandi, en el territorio de esta tribu en el oriente de Asturias.

Intervención en la Sima de La Cerrosa-Lagaña. Suarías, Peñamellera Baja. Asturias. Foto. Janelle Worthington Cardenas
Intervención en la Sima de La Cerrosa-Lagaña. Suarías, Peñamellera Baja. Asturias. Foto. Janelle Worthington Cardenas

Se percibe una amplia movilidad de los orgenomescos hacia los territorios vecinos a través de matrimonios reflejados en la epigrafía. Por las características que conocemos sobre su cultura podemos advertir que tienen muchos rasgos en común con los Luggones, la tribu más oriental de los astures transmontanos, lo que nos hace reflexionar sobre la verdadera trascendencia de etnónimos como astures y cántabros antes de la llegada de Roma.

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Torques nº1 de Cavandi. Foto, museo Arqueológico de Asturias
Torques nº1 de Cavandi. Foto, museo Arqueológico de Asturias

Bibliografía

  1. Pérez-Gutiérrez, M. L. (2017). Soportes epigráficos de los Orgenomescos. ↩︎
  2. Santos, F. D. (2003). Dos inscripciones romanas en la cuenca del Bedón y los orgenomescos de la costa oriental de Asturias. Bedoniana: anuario de San Antolín y Naves, (5), 65-68. ↩︎
  3. Santos, F. D. (1959). La lapida romana de Torrevega (Llanes) y los orgenomescos de las inscripciones. Boletín del Instituto de Estudios Asturianos13(38), 367-371. ↩︎
  4. González, J. M. (1953). Sector cluniense del litoral asturiano en los escritores antiguos. Archivum: Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, (3), 63-78. ↩︎

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