Recreación 3D del castro de la Ercina. Universidad de Burgos.
Recreación 3D del castro de la Ercina. Universidad de Burgos.

Hace unos días salió en la prensa leonesa una interesante revisión a uno de los castros a los que suelo prestar más antención ya que presenta una serie de rasgos que lo conecta con los del centro-oriente de Asturias, a pesar de no ser astur y situarse en el noreste de León. En realidad es algo perfectamente lógico ya que hemos comentado en infinidad de ocasiones que en la península ibérica del primer milenio a.C. las fronteras arqueológicas son completamente difusas, y las referencias que nos suelen llegar de pueblos y tribus, parecen más administrativas que étnicas.

En este caso concreto se da una circunstancia interesante que nos habla de cómo los pueblos vecinos estaban interrelacionados entre sí. La Peña del castro de la Ercina es un yacimiento Vadiniense, es decir, cántabro. Situado en la cabecera del Cea y por lo tanto, en una zona fronteriza con los Vacceos. Esto lo constituye de por sí en un lugar interesante para conocer estas áreas de transición cultural entre dos zonas que presentan marcadas diferencias. También permite ver cómo en estos territorios de frontera aparecen poblados y gentes con unas características propias.

Improntas vegetales en el recubrimiento de barro de las paredes de las viviendas domésticas.
Improntas vegetales en el recubrimiento de barro de las paredes de las viviendas domésticas.

La más reciente recreación del castro hecha por la Universidad de Burgos, es la excusa para que Eduardo González, director de las excavaciones y quizá la persona que mejor conoce el asentamiento haga una serie de interesantes reflexiones sobre la vida en él. Por ejemplo, me llama la atención el cambio social experimentado a causa del contacto con tribus vecinas como los Vacceos, más romanizados que los cántabros y en los que se notaba una influencia mediterránea más intensa en el momento de la conquista. En las fases antiguas de la Ercina, Eduardo advierte de un carácter comunal de la vida en el castro, con espacios abiertos, mientras que en las fases finales se advierte una «parcelación» del espacio interno en forma de patios, mientras que a la vez, aparecen edificios claramente comunales.

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Puerta y viviendas del castro de la Ercina. Universidad de Burgos.
Puerta y viviendas del castro de la Ercina. Universidad de Burgos.

Sin entrar en que el motivo sea la influencia mediterránea en este aspecto, lo que denota es que la complejización de la vida en estos asentamientos corre paralela a la emergencia de una desigualdad social. Cuando hay espacios cerrados, inevitablemente se producen jerarquías dentro de ese espacio.

Recreación 3D del sistema de construcción de una vivienda de paredes curvas de la Ercina. Universidad de Burgos. Zócalo de una de las cabañas del castro.(Arqueoercina)

Dentro de esos espacios, la arquitectura doméstica es idéntica a la de los castros luggones y eso tiene sentido a tenor de unas buenas comunicaciones entre este espacio y el centro oriente asturiano a través de los pasos de montaña. Estos territorios tenían una larga tradición de intercambios culturales y comerciales desde el Bronce y en la Edad del Hierro no parecen disminuir. No es extraño que se produzca una identidad material en cuanto a las evidencias arqueológicas entre ambos sitios y probablemente en castros como este tengamos que buscar la penetración de elementos metalúrgicos meseteños hacia el territorio astur transmontano.

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