Ya está disponible el esperadísimo artículo1 sobre metalurgia del oro y la plata en el noroeste peninsular que firman Óscar García-Vuelta, Ignacio Montero-Ruiz, Brais Currás, Rubén Montes, Almudena Orejas, Damián Romero Perona, Inés Sastre y Ángel Villa Valdés.
Es un ambicioso trabajo que propone una alternativa interesante al estudio de la fabricación de objetos de oro y bronce en la segunda Edad del Hierro, a través de un estudio arqueométrico sobre cerámicas utilizadas para el procesado de metales preciosos en la segunda Edad del Hierro del noroeste peninsular.
La investigación intenta responder no sólo a cuestiones técnicas de fabricación o procedencia del metal sino también a aportar información al debate sobre la organización social de los pueblos y tribus del noroeste peninsular y sus posibles influencias mediterráneas.
Entre los materiales estudiados se encuentran algunos de castros astures como el de Llagú en Oviedo y el de Alava en Salas, (Asturias) y la Corona de Corporales (León).
Procedencia del oro y la plata
En cuanto al oro, se determina que la mayoría procede de origen aluvial, es decir, del procesado de arenas fluviales, algo que ya se suponía para este metal. Sin embargo la sorpresa la produce el origen de la plata. En el caso del castro de Alava, se pudo determinar a través de isótopos de plomo la procedencia de la plata que aparece en las cerámicas estudiadas:
«Sin entrar en discusiones de detalle, las gráficas excluyen una procedencia de la plata del Noroeste o de la zona cantábrica, regiones que, de momento, no tienen confirmada la explotación de los recursos mineros de plomo… En el estado actual de los conocimientos, la única zona con afinidad isotópica contrastada para las muestras de plata del Castro de Alava y la de época romana del Chao Samartín son los criaderos de la costa mediterránea, con las minas de Cartagena/Mazarrón y las minas de la isla de Ibiza.»
Estos datos confirman que la plata utilizada en Alava, Salas, procede durante la Edad del Hierro de intercambios comerciales con el sur peninsular y el Mediterráneo.
Qué podemos decir sobre la sociedad que trabaja estos metales
Según los autores, las evidencias arqueológicas manejadas en el estudio; procedencia de materias primas, características de las piezas cerámicas, etc… sugieren que la producción metálica de metales preciosos tiene una naturaleza descentralizada y doméstica, con estrategias de producción diferenciadas en cada uno de los asentamientos analizados. Estas estrategias son heterogéneas y marcadamente locales.
Hasta ahora se había defendido una producción metalúrgica autosuficiente, con herreros capaces de llevar a cabo todo el proceso. Pero la especial dificultad para la elaboración de algunas de las piezas áureas (torques fundamentalmente), parece indicar la existencia de orfebres especializados. Es probable que se trate de artesanos itinerantes que elaboran sus piezas en distintos castros del territorio.
Otro aspecto a reseñar es la existencia de restos de oro y plata en multitud de castros de todo el noroeste, desde grandes asentamientos hasta pequeñas aldeas fortificadas. Si a esto unimos la existencia de lingotes de oro y plata así como piedras de toque en todo este territorio, parece que estamos ante una generalización de la producción local.
De todo ello, hay que destacar la procedencia foránea de la plata, que se obtiene de intercambios con zonas lejanas al territorio. La evidencia apunta hacia un modelo de producción metalúrgica complejo, donde la autonomía local y la especialización itinerante coexistieron. La producción de oro parece haber sido una actividad local generalizada, mientras que la plata, un metal exógeno, se integró en las tradiciones locales a través de aleaciones y chapados.
BIBLIOGRAFÍA
- García-Vuelta, Óscar, Montero-Ruiz, I., Currás, B. X., Montes, R., Orejas, A., Romero Perona, D., Sánchez-Palencia, F. J., Sastre Prats, I. y Villa Valdés, Ángel (2025) «El procesado de oro y plata en la II Edad del Hierro del Noroeste peninsular: producción local e intercambio», SPAL – Revista de Prehistoria y Arqueología, (34.1), pp. 167–200. doi: 10.12795/spal.2025.i34.07.
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