medieval ship from 13th century
medieval ship from 13th century
Actualizado: 2 febrero, 2024

Las referencias a movimientos de gentes entre los territorios del norte de España y las naciones del marco atlántico europeo se puede rastrear en las fuentes literarias desde la Antigüedad. Sin embargo el motivo de este post es enumerar algunas referencias a paso de gentes entre el norte de la Península Ibérica y las islas en los años posteriores a la invasión musulmana.

Por fuerza es un trabajo de síntesis de otro más extenso que estoy desarrollando en este momento y que sigue en elaboración, a medida que voy incorporando referencias nuevas que encuentro en el camino.

Contacto comercial entre las naciones de la céltica atlántica

La tan repetida afinidad histórica entre pueblos de las costas del mar Céltico y el Cantábrico tiene su base histórica en un estrecho contacto humano (comercial y migratorio) que ha tenido lugar a lo largo de los siglos. Pero sin duda, este movimiento de gentes ha sido intenso en momentos de crisis en alguno de esos territorios. No es extraño, las tierras de las orillas de las naciones celtas atlánticas han estado en contacto marítimo desde hace milenios, favorecidas principalmente por dos factores, el alejamiento de las zonas centrales de poder en sus diferentes naciones, y unas comunicaciones terrestres deficitarias, además de una secular pobreza de recursos.

La mayor parte de ese comercio se basó en una cadena de transferencias comerciales con los vecinos más próximos, pero tenemos referencias históricas de viajes a más larga escala entre las naciones del ámbito costero atlántico de forma continuada.

Quiero decir con esto que, entre las comunidades costeras, no es infrecuente el movimiento de gentes entre unas y otras regiones, en busca de pesca y comercio, y por tanto, la mar, lejos de constituir una barrera infranqueable significó una vía de escape en momentos difíciles de la historia de estas naciones.

En la época tardoantigua en la península Ibérica las crisis fueron varias, ya que los conflictos entre Suevos, Godos y Alanos fueron constantes, pero la crisis más profunda tuvo un nombre. Esa gran crisis se llamo Islam.

Una invasión total del territorio hispano por una potencia extranjera

La invasión musulmana de la Península Ibérica tuvo lugar en el año 711. Las crónicas que se hacen eco de los años inmediatamente posteriores cuentan con más o menos detalle el momento de confusión que se vivió tras la caida de la monarquía goda y la llegada de gentes de Africa en gran número apoyados por facciones cristianas que habían traicionado a don Rodrigo. Las crónicas cristianas y musulmanas de la época e inmediatamente posteriores, abundan en la idea de que las tierras más al norte de la Península se convirtieron en refugio de godos e hispanos que escapaban de los ejercitos sarracenos. Otros por el contrario prefirieron quedar sujetos a la autoridad de los “moros” antes que abandonar sus tierras.

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La historia de lo que sucedió en esta época la encontramos en las crónicas de los reyes y obispos medievales, que fueron compilados en las crónicas generales de España sobre todo a partir del siglo XVI por los cronistas oficiales de la Corona Española.

En realidad este artículo empieza con Florián de Ocampo.

En 1543, el cronista oficial de la corte de Carlos V publica su Crónica General de España. Una obra monumental que quedaría inacabada por su primer autor y rematada posterior mente por Ambrosio de Morales.

Ocampo contaba como había “saqueado” las bibliotecas de gran parte de los principales monasterios de la Península en busca de manuscritos y crónicas para elaborar su compendio histórico. Se le acusa no obstante de tomar como ciertas, las obras de conocidos “fabricantes de manuscritos” como Juan de Viterbo, e incluso cronistas que ni siquiera existieron realmente como Iuliano

En el libro primero, el autor entre otras cosas, pone de manifiesto los contactos de gentes entre el norte de España (incluye todo el territorio Cantábrico) por la mar, recogiendo narraciones de pasos de gente entre estos territorios en las dos direcciones, aunque mayoritariamente de sur a norte.

Nos dice Ocampo en relación con el tema de este artículo :”Vinome tambien a la memoria, que quando los Alarabes y Moros Africanos ganaron las Epañas en tiempo de dó Rodrigo rey de los Godos, muchos Epañoles salieron huyendo por diueras partes del mundos muchos otros anduuieron pidiendo socorros en Grecia y en Francia y en Alemaña, puesto que nadie se los dio de los quales algunos aportaron en aquella Isla (se refiere a Irlanda)  , como lo veremos en el tercero volumen de la gran historia (que no escribió nunca o no llegó a publicarse).Y dado que despues tornaron en Epaña, pudo ser que muchos quedasen alli mezclados con los naturales, hasta vieren que paraua la persecucion de los Moros,donde resulta le la parétela de los Yrlandecos y los Epañoles”.

El mismo Ocampo cuenta en otro párrafo que él mismo pasó a Irlanda y vivió de primera mano la cálida recepción de los irlandeses en estos términos 

“Acuerdome yo que siendo llegado con fortuna de la mar en una villa de la tal isla nombrada Catafurda (¿Waterford?), los moradores della con otros que de fuera venian, mostrauan mucho placer con los españoles que por allí nos juntamos, y nos tomaban por las manos en señal de buen conocimiento, diziendonos decender ellos de linage español….”

Como digo, no hay tomo tercero de Ocampo que trataría de las cuestiones relativas a la conquista de los musulmanes hasta su derrota definitiva por los reyes católicos. Así que la vía de Ocampo estaba agotada.

Fray Jaime Bleda, un enemigo visceral de los moros.

Tuve que buscar esa referencia por otra parte, y me encontré con la obra de Bleda, que además nos da pistas sobre los orígenes de la procedencia de esta hipotética migración a las islas en época altomedieval. Bleda, escribe después que Ocampo, y lo cita, sin embargo, aporta un punto de vista diferente. 

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En Coronica de los Moros de España, diuidida en ocho libros. el calificador de la Inquisición de Valencia, fray Jaime Bleda, nos deja constancia de estos movimientos de gentes. 

“Los que desampararon la tierra, anduvieron desterrados por las provincias vecinas, pidiendo socorro a los Griegos, Alemanes, Franceses, y a Ingleses, aunque ninguno se lo dio. Asi lo dize el santo Obispo Odoario, que se hallo presente a todos estos trabajos, como lo refiere Morales. El Venerable Beda, viendo la affliccion, y miseria de los, que habían ido a Inglaterra, y andavan por alli perdidos con sus hijos, y mujeres. Como agora van por Madrid los pobres Irlandeses, escribio, como se ha dicho, exortando a muchos Principes Christianos a la guerra contra los Moros de España: mas ninguno le creyo, como tampoco ahora hay, quien socorra a los pobres Ingleses. En Irlanda había hasta agora muchos nombres de Españoles, que huyeron alla dede eta perdida, y no de de la gránde sequedad de Epaña, como algunos piensan, aunque aya sido verdadera, sino desde fu detruicion, de de el año sietecientos y catorze, o quinze, que fueron los mas terribles y espantosos años, que tuuo España, desde el tiémpo de aquella gran seca suya, si fue verdadera … Pero muchos mas acudieron a Francia, que a otra parte, por estar mas vezina; y el Emperador Ludouico los trato benignaménte, y dio tierras que labrar, y las mesmas franquezas, que gozauan los Franceses, librandolos de todo tributo.  Lo mesmo les acaecio a los Españoles en la entrada de otros Barbaros en esta tierra, en las persecuciones de los Alanos, Vuandalos, Sueuos, y Godos, en las quales desampararon tambien la tierra, huyendo de la tyrania, y dexando la casa en las manos del ladron , como lo dize Orosio, ”(Bleda, p.170)

Es decir, que los españoles que habían salido de España en busca de ayuda externa no la encontraron pero tampoco fueron expulsados de esos territorios. También sabemos que no fueron embajadas sino movimientos de gentes, a los que se les entregaron tierras y quedaron sujetos a los reyes de las naciones a las que acudieron.

Fuentes literarias sobre migraciones entre el Cantábrico y las islas británicas en época tardoantigua y medieval
Crónica Albeldense. Crónica Albeldense. http://www.vallenajerilla.com/albeldense/index.htm

Ya en 1604 el pere Antoni Beuter nos decía algo parecido, y  en esta referencia encontramos las causas del escaso apoyo que recibieron en las cortes europeas.

“…Mas no desamparo del todo el señor a su pueblo. Ca muchos se fueron a Francia y Italia, y Alemaña, pidiendo socorro a los príncipes cristianos, lo que no alcanzaron por las guerras que entonces yuan encendidas entre ellos, no haviendo Emperador en Italia, y haviendose alzado en Constantinopla Anastasio contra Philippo que matara al Emperador Iustiniano y su hijo Tiberio, como dice el Palmerio en su Coronica. Verdad es, que poco despues se movieron algunos Principes a querer cobrar España como diremos, Mas por entonces no hallando el socorro que pedían, quedaronse derramados por las provincias do se hallaron. De algunos se dice que passaron en Inglaterra… Otros se quedaron fortalecidos en los montes Pyrineos y sus gajos, que enctran en las Asturias.”

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Como se ve, no es ajena a los historiadores españoles de los siglos XVI y XVII la idea de que se movieran gentes a través del golfo de Vizcaya 500 años antes del momento en que escribieron sus crónicas,  en dirección a las naciones vecinas, con las que ya tenían relaciones comerciales desde antiguo, como ya tratamos en otra parte. No era para menos, precisamente en esos siglos el contacto comercial entre las pesquerías vascas y la isla de irlanda era muy intensa, es más, como vemos, el propio Ocampo visitó Irlanda en uno de sus viajes.

No está claro cuándo comenzaron los marineros vascos a pescar en la costa de Irlanda, pero las ordenanzas de 1553 de la cofradía de pescadores del puerto vasco español de Bermeo indican que los hombres de allí ya pescaban en aguas irlandesas para entonces. Además, en una demanda sobre el viaje de pesca del barco Bárbara de San Sebastián a la costa irlandesa en 1506, los testigos declararon que los pescadores de ese puerto «han estado acostumbrados a ir a pescar [en Irlanda] desde tiempos inmemoriales».

Conclusión

Tenemos historiadores que escriben al final de la Edad Media y principios de la moderna que aseguran que los habitantes de la Península Ibérica pasaban a las costas de Irlanda e Inglaterra en la época de la conquista musulmana del territorio.

Existen muchas más referencias a este periodo, pero hay que cogerlas con pinzas. Por ejemplo Ocampo en esta materia cita a Viterbo y a Iuliano, ambos dos fraudulentos por diversas razones. No obstante, como intento explicar en este post, existe una base histórica para creer que esos contactos eran frecuentes por lo que no sería de extrañar el viaje. Otras fuentes simplemente citan a Ocampo y aportan poco más por lo que no las he incluído.

Ese paso de gentes debió ser intenso ya que en la propia isla de Irlanda encontramos antes de 1547 a gente que dice descender de españoles y recordemos que la debacle de la Gran Armada española no fue hasta 1588, que es la razón que muchos dan a que exista la tradición del parentesco con los irlandeses.

Es más, 3 siglos antes de la invasión musulmana de España, los bretones pasaron desde Gales a Asturias y Galicia en un contingente que debió ser tan grande como para que se organizaran el obispado de Britonia, por lo tanto no debemos recelar del paso de gentes en los años oscuros de nuestra Edad Media.

Supongo que las leyendas medievales del Libro de las Invasiones tienen una base histórica cuando aseguran que los españoles poblaron el sur de la Isla en tiempos inmemoriales. En otro post me referiré a esas leyendas.

BIBLIOGRAFÍA

OCAMPO, Florian, 1547. Crónica General de España.

BEUTER, Antoni P. 1604. Primera parte de la Coronica general de toda Espana y especialmente del Reyno de Valencia. Valencia

BLEDA, Jaime. 1618. Coronica de los Moros de España, diuidida en ocho libros. Por el padre presentado fray Iayme Bleda, predicador general de la orden de predicadores, calificador de la inquisicion de Valencia. Valencia: Impresión de Felipe Mey

Artículos en la web

Ireland History. The spanish basque fisheries in the XVI century

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