«El único temor, que el cielo caiga sobre nuestras cabezas». Seguro que conocéis esta famosa frase por los cómics de Asterix y Obélix pero me apuesto algo a que pocos conocen que es una frase totalmente verídica atribuida a los galos por varios autores clásicos, pero también a otras culturas de la Antigüedad.
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Un juramento antiguo
Por ejemplo Tito Livio en el libro III de Ad Urbe Condita dice que:
Se vieron sobrepasados por un diluvio de lluvia, seguida por una fuerte tormenta de granizo acompañada con el estruendo de los truenos y los destellos cegadores de los rayos. El rayo caía por todas partes a su alrededor, parecía como si estuviese apuntados contra los hombres, pues resultaron alcanzados no solo los soldados rasos, sino también sus jefes. Y así se hundía y caían, sin saber cómo, mientras huían a ciegas entre los escarpados riscos y eran perseguidos de cerca por los tracios; los bastarnos se decían que los dioses eran la causa de su huída y que los cielos estaban derrumbándose sobre sus cabezas….
En este caso los bastarnos son una de las seis confederaciones de pueblos que se describen en Germania en tiempos romanos, sin embargo, el conocimiento de éstos de los entresijos de esas confederaciones es lo suficientemente difuso como para que se mezclen tribus galas y germánicas dentro del mismo grupo. También es cierto que entre los pueblos de frontera la permeabilidad cultural es evidente desde el principio de la historia.
De todas formas, creo que la frase que nos ocupa proviene de los griegos. Henri Hubert en «los celtas y la civilización céltica» comenta un hecho histórico. En el 335 a.C. estaba Alejandro Magno de expedición en el país de los getas y recibió allí a delegaciones de los pueblos del Danubio. Cuenta que llegaron celtas procedentes del golfo de Jonia… «Alejandro les dispensó una buena acogida. Entonces fue cuando les preguntó, en un banquete, qué era lo que más temían en el mundo. Parece que le respondieron «Que el cielo nos caiga sobre la cabeza». Estrabón dice que la escena había sido contada por Ptolomeo, hijo de Lagos, quien añadía que los celtas de las orillas del Adriático habían establecido con él lazos de amistad y de hospitalidad.»
D’Arbois de Jubainville hablando sobre este hecho cree encontrar su confirmación en el juramento que los celtas le hicieron a Alejandro. «si no cumplimos este acuerdo, que el cielo caiga sobre nosotros y nos aplaste, que la tierra se abra y nos engulla, que la mar se levante y nos arrase». En el libro de Leinster, en un pasaje del Tain Bo Cuailgné los héroes del Ulster le prometen a su rey «el cielo está sobre nosotros y la tierra debajo y el mar en torno nuestro. A menos que el cielo caiga con sus lluvias de estrellas allí donde acampamos, o a menos que un terremoto desgarre la tierra, o a menos que las olas del mar vengan a cubrir los bosques del mundo viviente, no cederemos».
En Asturias tenemos nuestra propia versión
A nun ser que “caiga’l cielu y s’espete nos barganales”. Traducido al castellano es algo así como “a no ser que se caiga el cielo y se clave en los barganales (un tipo de vallado de madera en el campo). La frase se usa en varios contextos, como se pudo determinar por las aportaciones entre varios miembros del grupo.
El Diccionariu de la Llingua Asturiana (DGLA) recoge en la palabra bárgano el uso de esta frase: Tamién pue cayer el cielu y espetase pelos bárganos se dice para deshacer la argumentación de quien pone problemas a todo.
Bárganos son varas de madera, palos, etc. y barganal es simplemente el cierre hecho en los prados de esa manera.
Xuan Bello, uno de los escritores en llingua asturiana más conocidos de la actualidad (y uno de mis favoritos), comentaba que él lo había oído en este contexto. Prefiero citarlo:
Taba falando con un señor, entrugándo-y por cuentos de los antiguos, y como siempre salió’l tema de la Guerra Civil y el deséu de que nun volviera otra. «¡Diba ser como si nos cayere’l cielo enriba», dixo como si aquello fora lo peor que podía pasar. Y rápido, chisgándome un güeyu, afirmó: «Menos mal qu’equí tenemos barganales pa que s’espete». Yá daquella recordé lo que dicía Xulio César de los galos, que lo que más mieo-yos metía yera que-yos cayera’l cielu enriba.
«Estaba hablando con un señor, preguntándole por cuentos de los antiguos, y como siempre salió el tema de la Guerra Civil y el deseo de que no volviera otra. “Iba a ser como si nos cayera el cielo encima”, dijo como si aquello fuera lo peor que podía pasar. Y rápido, guiñándome un ojo, afirmó “menos más que aquí tenemos barganales para que se clave”. Y entonces me acordé de lo que decía Julio César de los galos, que lo que más miedo les daba era que se les cayera el cielo encima. Yo aporté una carta al director enviada al periódico el comercio en 2008 donde se usaba en este contexto:
si ye namás una declaración populista en viendo que lo único que nos queda yá por ver ye que caiga’l cielu y s’espete pelos bárganos.” (fin de la cita)
Esta entrada se publicó por primera vez en celtica.es el 25 de marzo de 2020