Vitrina de la chica de Fontenegroso. Museo arqueológico de Asturias.
Vitrina de la chica de Fontenegroso. Museo arqueológico de Asturias.

Hay varios autores que han abordado el papel de la mujer entre los pueblos prerromanos de la Península1. Estas aproximaciones se han hecho desde la perspectiva de la mujer en el mundo antiguo2 en general hasta el papel de la mujer en las relaciones intercomunitarias de la Península Ibérica durante los últimos siglos de la Edad del Hierro 3. Sin embargo para los astures no tenemos testimonios literarios directos que nos hablen de la relevancia de la mujer en el seno de su sociedad, aún así podemos extrapolar ciertas pautas si atendemos a las fuentes que nos han llegado sobre otros pueblos prerromanos de la época. Afortunadamente tenemos varios escritos que nos hablan indirectamente de la relevancia de la mujer en el contexto de los primeros siglos de Roma en el territorio, lo que constituye una fuente valiosísima de información, aunque sea indirecta, sobre estas sociedades y que nos proporcionan algunos conceptos interesantes que pasamos a analizar.

Los conceptos de matriarcado y covada

Cuando Estrabón se refiere a los pueblos del norte peninsular, menciona la supuesta ferocidad de sus habitantes, destacando con cierta sorpresa algunos episodios recientes de las guerras cántabras (en las que también participaron los astures) durante el reinado de Augusto. Según relata, los prisioneros, tanto hombres como mujeres, preferían la muerte, y la de sus seres queridos, antes que ser sometidos a la esclavitud. Esta actitud también fue notada con asombro por otros autores clásicos. Estos relatos contribuyeron a consolidar el tópico de una Hispania bárbara e indómita, una imagen que se volvió característica de los hispanos y, en este caso, particularmente de los cántabros.

El autor griego relata, que al igual que en otras sociedades bárbaras como los celtas, tracios o escitas, las mujeres demostraban un valor y valentía equiparables al de los hombres, algo que no encajaba con el rol de la mujer en las culturas greco-latinas. Expresamente, al hablar sobre los partos de las mujeres cántabras dice:

«las mujeres trabajan la tierra y, apenas dan a luz, ceden el lecho a sus maridos y los cuidan. A menudo, paren mientras están trabajando, lavan al recién nacido en la corriente de un arroyo cercano y luego lo envuelven»4 .

Tradicionalmente se ha venido interpretando en la historiografía que la covada, que es a lo que se refiere esta cita, fue practicada por todos los pueblos del Cantábrico y que es rastreable incluso en algunas zonas del mismo, como el territorio vasco.5 De esta cita de Estrabón varios autores a lo largo del siglo XX (destacaría a Schulten) infieren una especie de matriarcado entre estos pueblos que está siendo muy cuestionado en la actualidad. El carácter propagandístico de las fuentes parecen incidir en que el papel predominante de la mujer en la sociedad de la Edad del Hierro cantábrica es más bien un rasgo de salvajismo de estos pueblos desde el punto de vista de la cosmovisión mediterránea donde jugaba un papel secundario, por ejemplo dentro de la sociedad latina, al menos de puertas hacia afuera. Aún así no debemos pensar en que realmente entre estos pueblos la mujer no tenía ninguna relevancia en la sociedad. Podemos verlo a través de otros conceptos que veremos a continucación.

Exogamia

Uno de los elementos más significativos de las relaciones sociales en la Iberia protohistórica era la exogamia, es decir, la práctica de casarse fuera del grupo de filiación. Esta forma de matrimonio es considerada por muchos estudiosos, desde el antropólogo Claude Lévi-Strauss hasta Richard Fox, como uno de los fenómenos transculturales más importantes en las sociedades antiguas, pues constituía un mecanismo básico de alianza entre grupos. En el contexto ibérico, la exogamia no solo servía para establecer vínculos de parentesco, sino que también se empleaba como herramienta para formar alianzas políticas entre distintas comunidades. Los matrimonios mixtos permitían consolidar lazos de lealtad y cooperación entre grupos que de otra forma podrían haber estado en conflicto.

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En términos generales, las sociedades protohistóricas peninsulares practicaban este tipo de alianzas matrimoniales para fortalecer las relaciones entre diferentes comunidades. La prohibición del incesto y la obligación de buscar cónyuges fuera del grupo cercano no solo cumplían una función social, sino que, además, servían para crear vínculos políticos y diplomáticos. Según Lévi-Strauss6, el intercambio de mujeres entre comunidades fue una de las primeras formas de superar las relaciones exclusivamente basadas en el parentesco y llevarlas a un nivel más complejo, donde los matrimonios se usaban para crear relaciones de reciprocidad y mantener la paz entre grupos potencialmente hostiles.

Uno de los ejemplos más relevantes de matrimonios mixtos en la Iberia protohistórica es el caso de Viriato, el famoso líder lusitano que se casó con la hija de Astolpas7, un potentado lusitano. Según el relato de Diodoro de Sicilia, esta boda no fue solo un evento privado, sino que tuvo implicaciones políticas significativas. En el contexto de las luchas contra Roma, las nupcias de Viriato sirvieron para consolidar alianzas con otras élites locales y asegurar apoyos que le permitieran mantener su resistencia contra el poder romano. Este matrimonio no fue un caso aislado; era común que los líderes locales utilizaran los enlaces matrimoniales para reforzar sus redes de poder. De hecho, las ceremonias matrimoniales no solo eran eventos privados, sino que podían ser grandes acontecimientos públicos que involucraban a la comunidad entera, especialmente cuando se trataba de figuras de la aristocracia.

Además, es importante resaltar que en la Iberia protohistórica, el matrimonio no solo tenía un significado social y familiar, sino que también funcionaba como una herramienta de legitimación política. Las bodas entre líderes y figuras destacadas de diferentes tribus o comunidades creaban un vínculo que iba más allá del simple parentesco: implicaba un compromiso mutuo entre dos grupos para apoyarse en tiempos de conflicto o de necesidades económicas. Este tipo de alianzas eran comunes no solo entre comunidades locales, sino también entre pueblos de diferentes etnias, como los celtas y los íberos.

Un ejemplo destacado de estos matrimonios mixtos de carácter político es la boda de Asdrúbal Barca y Aníbal con mujeres iberas. Según las fuentes clásicas, Asdrúbal se casó con la hija de un rey ibero, y este matrimonio le permitió ser proclamado general con plenos poderes por parte de los indígenas, lo que subraya el valor estratégico de estos enlaces. Asimismo, Aníbal se casó con Imilce8, una mujer de alta alcurnia de Cástulo, sellando así una importante alianza entre los cartagineses y los íberos, lo cual facilitó la expansión cartaginesa en la península. Estos matrimonios no solo fortalecieron las relaciones diplomáticas entre los cartagineses y los pueblos ibéricos, sino que también les proporcionaron aliados locales en su lucha contra Roma.

La instrumentalización de la figura femenina en la diplomacia

Además del matrimonio, las mujeres también jugaban un papel importante en la diplomacia de la Iberia protohistórica. A menudo, eran utilizadas como instrumentos de negociación política. Un claro ejemplo de esta instrumentalización es la captura de mujeres pertenecientes a la élite enemiga, como esposas o hijas de jefes tribales, que luego eran usadas como rehenes para forzar acuerdos o alianzas. La figura femenina, en este contexto, actuaba como una moneda de cambio en los conflictos intercomunitarios y entre los invasores romanos y los pueblos indígenas.

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Uno de los episodios más conocidos en este sentido es el relato de Escipión el Africano, quien, tras la toma de Cartago Nova en 209 a.C., capturó a la prometida de Alucio9, un jefe celtíbero. En lugar de mantenerla como rehén, Escipión decidió devolverla a su prometido, ganándose así la lealtad de Alucio, quien, en agradecimiento, ofreció a Escipión 1.400 jinetes de su séquito para unirse al ejército romano. Este acto de generosidad estratégica no solo le permitió a Escipión fortalecer su posición en la región, sino que también subraya cómo las mujeres podían ser utilizadas como instrumentos para ganar apoyo político y militar.

Otro ejemplo relevante es la devolución de la mujer e hijos del rey ibero Edecón por parte de Escipión, un gesto que también selló una alianza con los edetanos, un pueblo ibero de gran importancia en la región. Este tipo de intercambios eran comunes en la diplomacia romana, y las mujeres capturadas a menudo jugaban un papel central en las negociaciones entre los romanos y los pueblos locales.

Además de ser utilizadas como rehenes, las mujeres también eran empleadas como regalos políticos para sellar acuerdos. Escipión, nuevamente, es un ejemplo de esta práctica. Tras la captura de la prometida de Alucio, Escipión podría haberla tomado como un trofeo de guerra, pero decidió devolverla intacta a su prometido, ganándose así una mayor admiración y respeto entre los celtíberos. Este tipo de gestos diplomáticos demostraba el poder de la mujer como un símbolo de honor y lealtad en las sociedades de la Edad del Hierro.

La mujer como mercancía en la Iberia protohistórica

Otro aspecto fundamental del papel de la mujer en la Iberia protohistórica era su consideración como mercancía. En algunos casos, las mujeres eran intercambiadas como bienes valiosos, al igual que los animales o los productos agrícolas. Esta práctica refleja una realidad económica y social en la que las mujeres podían ser vistas como recursos valiosos que podían ser intercambiados para obtener beneficios materiales o satisfacer necesidades específicas de una comunidad.

Un ejemplo literario de esta práctica proviene del Pseudo Aristóteles, quien en sus «Relatos maravillosos» narra que los habitantes de las islas Gimnesias10 (las actuales Baleares) valoraban tanto a las mujeres que ofrecían hasta cinco vacas por una sola mujer a los mercaderes. Este relato, aunque anecdótico, subraya la importancia de la mujer como bien de intercambio en algunas sociedades de la península. En estos casos, la mujer no solo era valorada por su capacidad reproductiva, sino también como un bien comercial que podía incrementar el prestigio o los recursos de una comunidad. Además de su valor como mercancía, las mujeres también eran utilizadas en contextos comerciales y políticos más amplios, sirviendo como nexo de unión entre diferentes comunidades. Las mujeres podían ser intercambiadas no solo como parte de acuerdos comerciales, sino también como una forma de consolidar alianzas políticas. Este intercambio de mujeres tenía implicaciones tanto económicas como diplomáticas, ya que las uniones matrimoniales entre diferentes grupos también facilitaban el intercambio de bienes y recursos entre comunidades.

Como hemos visto, la mujer desempeña un papel complejo en las relaciones intercomunitarias de la Iberia protohistórica a tenor de las fuentes literarias. Lejos de ser una figura pasiva, la mujer ocupaba un lugar central en la diplomacia, la política y la economía de las comunidades peninsulares. A través de los matrimonios mixtos, la captura de rehenes y el intercambio comercial, las mujeres desempeñaban un papel clave en la consolidación de alianzas y en la construcción de redes de cooperación entre grupos. Las mujeres no solo eran fundamentales en las estrategias de supervivencia y expansión de las élites locales, sino que también actuaban como agentes de integración y cohesión en una sociedad profundamente interconectada. A través del análisis literario de los textos antiguos podemos intuir cómo la figura femenina era instrumentalizada para alcanzar fines políticos, militares y económicos, reflejando la importancia de las relaciones sociales en la configuración del poder.

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Conclusión

No obstante hay que añadir algunos matices. Las fuentes que nos han llegado se crean en un contexto de conflicto por lo que priman aspectos como diplomacia y la consideración como la mujer como mercancía, que al fin y al cabo no es más que una forma de extorsión. En momentos de paz la exogamia debió ser una práctica común entre los astures ya que lo es en todos los pueblos de la Edad del Hierro. Quizá estemos ante los fundamentos de la aparición de nuevos linajes y la implicación que tiene sobre la división de clanes (gentilitas) de parte de la sociedad astur de la segunda Edad del Hierro, así como del proceso de conquista del territorio prerromano por las distintas tribus.

En este contexto debemos distinguir también entre las mujeres pertenecientes a una élite y las mujeres que no. En los ejemplos que hemos visto dentro de las sociedades ibéricas, todas ellas están relacionadas con caudillos, bien sea como esposas o hijas. Mientras que en el grueso de la sociedad juegan un papel silencioso.

El núcleo de la sociedad astur era la familia de sangre, es decir, el matrimonio, hijos y abuelos. En ese contexto, algunas de las referencias que nos han dejado autores latinos, la mujer jugaba un papel central de esa sociedad, pero no sólo en el ámbito doméstico como hemos visto, sino también en la guerra, como vemos a través de la creciente cantidad de tumbas y contextos rituales con panoplia militar cuya protagonista pertenece al género femenino y, finalmente, con el papel que hemos visto en un contexto de conflicto como son las guerras contra lusitanos, iberos y celtíberos en la iberia prerromana.

Bibliografía

  1. Garrido González, E. M. (1986). La mujer en el mundo antiguo: actas de las V Jornadas de Investigación Interdisciplinaria: Seminario de Estudios de la Mujer. ↩︎
  2. Franco, H. G. (1999). La imagen de la» mujer bárbara»: a propósito de Estrabón, Tácito y Germania. Faventia21(1), 55-63. ↩︎
  3. Moreno, E. S. (1997). La mujer en las formas de relación entre núcleos y territorios de la Iberia protohistórica. I. Testimonios literarios. Espacio, Tiempo y Forma, (10), 285. ↩︎
  4. García García, I., & Gozalbes Cravioto, E. (2010). El parto de las mujeres cántabras en la obra de Estrabón. Index de Enfermería19(1), 64-68. ↩︎
  5. Caro Baroja J. Los pueblos de España. Barna: Barcelona, 1946. ↩︎
  6. Strauss, C. L. (1985). Las estructuras elementales del parentesco (Vol. 1). Planeta-De Agostini. ↩︎
  7. Ruiz, E. R. El amor y el matrimonio entre los iberos. Espacio Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, (7). ↩︎
  8. Domínguez-Monedero, A. J. (1986). La campaña de Aníbal contra los Vacceos: sus objetivos y su relación con el inicio de la segunda guerra púnica. Latomus45(Fasc. 2), 241-258. ↩︎
  9. Férez, J. A. L. (2022). Indíbil, Mandonio, Lérida, ilerdita, ilergetes y Segre en la literatura griega (II). Myrtia37, 105-126. ↩︎
  10. Pons, M. O. (2008). La intervención de Q. Cecilio Metelo sobre las Baleares (123 a 121 a. C.). Condiciones previas y sus consecuencias. Pyrenae, 7-45. ↩︎

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