Publicaciones: La capilla de San Patricio en Pancar, Llanes. Un atisbo al purgatorio irlandés desde Asturias

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En el número 44 de Asturies. Memoria encesa d’un país, que editamos en Fundación Belenos, os vais a encontrar con un artículo mío del que os dejo un pequeño resumen en este post. A través del templo llanisco hago un viaje al tiempo de la emigración a América pero también a la interconexión de esas raíces atlánticas que nos unen a los pueblos ribereños de la costa celta europea.

Concretamente, en este trabajo analizo la capilla de San Patricio de Pancar (Llanes) como un caso singular dentro del patrimonio religioso asturiano, tanto por su excepcional dedicación a un santo irlandés como por su estrecha vinculación simbólica con la tradición del Purgatorio de San Patricio. A lo largo del texto combino documentación histórica, fuentes hemerográficas y reflexión simbólica para contextualizar el origen, la construcción y el significado cultural de este conjunto formado por capilla y cueva.

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La historia de la capilla se inicia a finales del siglo XIX con la figura de Gaspar de la Vega Isla, emigrante asturiano asentado en Nueva York, cuya devoción a San Patricio se desarrolló probablemente en el contexto de la numerosa comunidad irlandesa de la ciudad. En su testamento de 1889 dejó estipulado que parte de su patrimonio se destinara a la construcción de una capilla en Pancar, dotada de capellanía, con el objetivo de atender espiritualmente a los vecinos sin necesidad de desplazarse a Llanes.

Tras su fallecimiento en 1893, el proyecto sufrió importantes dificultades. Su viuda, Guillermina Casaprima, logró anular la cláusula principal del testamento, reduciendo de forma notable los fondos disponibles. Sin embargo, tras su muerte en 1895, una parte del capital volvió a quedar vinculada a la fundación de San Patricio. Aunque los recursos fueron muy inferiores a los previstos inicialmente, resultaron suficientes para poner en marcha la obra.

El cumplimiento efectivo de la voluntad del fundador fue posible gracias a una suscripción popular entre los vecinos de Pancar, complementada por aportaciones de indianos y miembros destacados de la comunidad local. Las obras comenzaron en 1922 y la capilla quedó concluida en 1923. El edificio responde a un estilo neogótico, con planta rectangular, nave cubierta con bóveda de cañón y una estética sobria pero esbelta, acorde con las corrientes historicistas de la época.

La inauguración de la capilla supuso un cambio relevante en la vida cotidiana del pueblo, al permitir la celebración regular de los cultos y los sacramentos. En su interior se instalaron imágenes de San Patricio y San Pedro, a las que se sumaron posteriormente otras advocaciones populares como San Roque, la Virgen del Carmen y la del Rosario. Subrayo especialmente la presencia de la antigua imagen de San Roque, utilizada durante siglos en procesiones contra las epidemias y trasladada a Pancar tras su sustitución en Llanes, lo que refleja la importancia social y protectora atribuida a estas imágenes por las comunidades rurales.

Uno de los elementos más singulares del conjunto es la cueva situada bajo la capilla, conocida tradicionalmente como la Cueva de San Patricio. Defiendo que este topónimo es anterior a la construcción del templo, tal y como se recoge en el propio testamento de Gaspar de la Vega. La cueva, de dimensiones reducidas pero de fuerte carga simbólica, desempeñó además un papel práctico durante la Guerra Civil, sirviendo de refugio a los vecinos y de escondite para imágenes religiosas.

A partir de este espacio, establezco un paralelismo con el Purgatorio de San Patricio en Irlanda, uno de los lugares más emblemáticos del imaginario cristiano medieval. Repaso la tradición literaria asociada a este lugar, desde el Tractatus de Purgatorio Sancti Patricii de Henry de Saltrey hasta su difusión en la literatura española moderna, con especial atención a Calderón de la Barca y a la lectura crítica de Benito Jerónimo Feijoo. Interpreto estos relatos como una cristianización de antiguos motivos paganos irlandeses relacionados con el viaje al Más Allá, lo que explicaría algunas contradicciones doctrinales señaladas por los autores ilustrados.

Amplío el análisis situando la capilla de Pancar dentro del marco más amplio de la escasa pero significativa presencia de San Patricio en España, mencionando casos como la colegiata de Lorca o las celebraciones documentadas en la Florida española en el siglo XVII. Estas referencias permiten relacionar la devoción al santo con los contactos históricos entre España e Irlanda y con los procesos de emigración atlántica.

Concluyo el trabajo con la celebración del centenario de la capilla en 2023, destacando el papel fundamental de la comunidad local y de la Asociación Cultural San Patricio de Pancar en su conservación y proyección futura. Entiendo este espacio como un ejemplo de continuidad comunitaria, donde tradición, memoria emigrante y apertura internacional se combinan para mantener vivo un patrimonio que sigue teniendo sentido en el presente.

Podéis leer el artículo completo (en asturianu) en la revista Asturies nº 44

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Me apasiona la historia de Asturias y los astures en todas sus facetas. Pateando museos y yacimientos. Excavando cuando puedo y divulgando como mejor sé.

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