El catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo acaba de publicar un interesante artículo que viene a matizar la clasificación cronológica establecida para el primer milenio a.C. en el territorio Asturiano. Santos Yanguas se adentra en una paradoja epistemológica característica de la Edad del Hierro asturiana, y es la inexistencia de un registro de hierro consistente en el territorio en eso que la historiografía ha llamado Hierro I o primera Edad del Hierro. Son muchos los autores que se han ocupado del estudio del proceso de introducción de nuevo metal en el territorio transmontano, y en general, la conclusión es que aparece entre el 500 a.C. y el cambio de Era, es decir, podríamos seguir llamado Edad del Bronce a la segunda mitad del primer milenio a.C. en vez de Primera Edad del Hierro.
Es un problema conceptual, pero va más allá. Acertadamente, Yanguas expone que este hecho se produce como un intento de homogeneizar estos procesos históricos en toda la cuenca occidental del Mediterráneo, sin tener en cuenta que cada zona tiene unas particularidades específicas. La región asturiana, ha tenido sus peculiaridades que la distinguen del registro del hierro en Galicia, donde la presencia de navegantes fenicios influye en su expansión temprana o el el mundo cántabro en el que el contacto más directos con los núcleos productores de la meseta oriental tienen el mismo efecto. De hecho deberíamos distinguir entre astures transmontanos y cismontanos en este sentido ya que los procesos de expansión del hierro en la Meseta son distintos al Cantábrico.
Propone que a partir de la documentación arqueológica la Edad del Hierro en el ámbito geográfico de Asturias no se iniciaría hasta aproximadamente el siglo IV a.C., momento en que se daría origen a la configuración inicial del hábitat castreño como asentamiento estable.
Añadimos que hay un desfase cronológico interno entre el sector más occidental del territorio asturiano y el centro-oriental, coincidente con el territorio de las dos etnias que acaban cristalizando en la Edad del Hierro, los Pésicos y los Luggones, cuyos procesos de etnogénesis parecen responder a procesos también diferenciados.
Por otro lado Santos Yanguas rechaza la validez del concepto de Protohistoria para definir al primer milenio a.C. y el final del segundo. Lo considera una idea imprecisa que choca con la necesidad de cronologías que requiere la historia. Propone ampliar el concepto de Historia Antigua a un momento anterior a la conquista romana, llevándolo a la consolidación del poblado fortificado como hábitat de estas tribus transmontanas. «La eclosión de los recintos castreños, tanto desde el punto de vista físico como humano, no sería más que el resultado de la fusión entre los elementos autóctonos ya existentes y los procedentes del aporte, no solo demográfico sino también socio-cultural, originario de Centroeuropa a partir de mediados del milenio I a.C.»
Os recomiendo la lectura de este interesante artículo, como ejemplo de que hay una lectura alternativa de los periodos históricos que no son otra cosa que constructos artificiales establecidos por la historiografía.
Yanguas, N. S. (2024). La Edad del Hierro y el inicio de la Historia Antigua de Asturias. Espacio Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, (37), 53-86.
