El nuevo número del Boletín de Humanidades y Ciencias Sociales del RIDEA, el 195, incluye un completo repaso a las investigaciones arqueológicas en el yacimiento de Llanera escrito por la arqueóloga que dirige el proyecto, Esperanza Martín1 y del que os hago aquí una pequeña síntesis de lo que más me llama la atención.
Las intervenciones relacionadas con el proyecto arqueológico que se está llevando a cabo en este lugar, comienzan en 2015 y sólo se han interrumpido en los años de la pandemia, retomándose en 2021 y 2022. En ese tiempo se ha documentado un centro de población de época romana vinculado a los ejes viarios romanos de la Asturias central. Por un lado la vía entre Lucus Asturum y la capital del conventus lucense, es decir Lucus Augusti, y por otra la vía Carisa que tiene un trazado norte sur que comunica la costa astur con la meseta.
En el artículo queda reflejada la sistemática prospección de la zona en la que los distintos testimonios populares e intervenciones arqueológicas previas apuntan como el lugar donde se ubicaba esta población. Para ello se empleó LiDAR y georradar que vinieron a confirmar que la zona a excavar tenía un potencial arqueológico importante.
En 2018 se excava un conjunto termal que se encontró arrasado por la actividad agraria y por el reaprovechamiento de sillares durante un largo periodo de tiempo. En la parte occidental se documentó una piscina, una gran canalización y una sala hipocaustada también de grandes dimensiones. El resto de salas estaba arrasado por el arado prácticamente hasta la base. La cronología de las termas se establece por el material cerámico entre el siglo I y el IV d.C.
En 2021 se excava una vivienda con distintas estancias. Una casa con pozo cuyas estancias parecen corresponder a distintas fases constructivas, al menos tres si hacemos caso a los materiales de los basureros y a la superposición de los diferentes muros.
Para alguien interesado en la cultura astur, llaman la atención en el trabajo frases como: «Se han recuperado restos de negativos de envarado y algunos fragmentos de barro con improntas vegetales»… «la escasa presencia de tégula podría indicar en la última fase constructiva cubiertas vegetales»… o cuando se menciona la presencia de una punta de aletas de tipo atlántico de bronce en el nivel de preparación del suelo. La olla con el ave en el hoyo de la habitación 3, por no hablar del denario de plata republicano del II a.C..
La explicación de algunos de ellos, según la autora, es que se trata de depósitos propiciatorios, en el caso del denario, como el más claro de la olla con los huesos del ave, que también está presente en el mundo indígena. ¿Es probable que estemos hablando de una élite astur-romana viviendo en este espacio a principios del siglo I d.C.?. ¿Se dieron en Lucus elementos indígenas en su arquitectura en el momento de su fundación?… En su momento José Manuel González apuntaba a una fundación de Lucus Asturum en el llano tras la conquista y como punto de relevancia en la red de comunicaciones citada al principio.
El elemento más significativo de aquella campaña sin duda fue el descubrimiento del pozo, relleno de material y sellado con las propias piedras del brocal que fueron arrojadas intencionadamente. Conservados en estado anaeróbico gracias a estar sumergidos en la lámina de agua se encontraron restos de maderas como mangos de herramientas, restos de poda, y otros componentes de la cubierta del pozo. Además una pequeña jarra lucense de entre la tercera y cuarta centuria.
La excavación completa de este pozo es fundamental para comprender el sentido de la edificación en todas sus fases.
En las conclusiones, Martín señala la presencia de otras termas descubiertas en los años 80 en la finca de la Castellana, cuyos materiales están en el Museo Arqueológico, que viene a confirmar la hipótesis, planteada varias veces en diversos trabajos sobre Lucus, de que se trata de un hábitat disperso, compuesto por construcciones que no están dispuestas en forma de retícula, aunque se adivine una cierta alineación viaria en las excavadas hasta ahora.
Lo que está claro es que, con el tiempo, a Lucus llegaron mercancías de calidad, como el tipo de vajilla documentado en esta vivienda, pero también por el abundante consumo de productos como la ostra, que denota un cierto poder adquisitivo. Los materiales arqueológicos hablan de comercio con la costa, pero también por el interior con productos, además de los de procedencia regional, de mercancias de la Galia o el valle del Ebro y Tarraco, sobre todo en época temprana, que se ve sustituido por producciones de Lucus Augusti en una fase más tardía, casi en exclusiva.
Os recomiendo la lectura del artículo, que comienza con una interesante síntesis de las intervenciones arqueológicas realizadas en la zona hasta el momento y donde se proporcionan una gran cantidad de datos nuevos sobre este interesante yacimiento del centro de Asturias. En el perfil de Esperanza de Academia tenéis más artículos sobre este sitio.
Notas al pie y bibliografía
- Hernández, E. M. (2021). Intervención arqueológica en territorio de Llanera. Nuevos avances en el conocimiento de Lucus Asturum. Boletín de Humanidades y Ciencias Sociales del RIDEA. nº 195. pp 181-208
