Uno de los artículos más esperados del proyecto de investigación que se está llevando a cabo en el castro leonés de La Ercina. Lo es por la riqueza del registro arqueológico documentado y por tratarse de un castro que, a pesar de estar tradicionalmente adscrito al mundo cántabro, presenta una cultura material idéntica a la del centro-oriente de Asturias, lo que conecta a los asentamientos transmontanos astures con esta zona de la montaña.

Peña del Castro es un asentamiento con una secuencia de ocupación larguísima. Ya os hablé de él en varios posts, pero por resumir diremos que las primeras evidencias apuntan al siglo X a.C. pero tras una remodelación en torno al siglo VI a.C. vivirá su momento de esplendor a partir del III al I a.C.
El artículo de Eduardo González Gómez de Agüero1, se centra en dos tipos de objetos; por un lado aquellos que tienen una finalidad como adornos o partes de las prendas de vestir y por otro lado las armas. En cuanto a los primeros hablamos de fíbulas, pendientes, cadenas, alfileres, cuentas… un abundante corpus de objetos que, en ocasiones, tienen sus paralelos al otro lado de la cordillera cantábrica, como por ejemplo en la Campa Torres, yacimiento con el que comparte similitudes notables en cuanto a tipologías metálicas. Ya en su momento Maya apuntó la relación, a su vez, de aquellos materiales con los del castro de Las Rabas y otros de territorio cántabro. En otros casos, como por ejemplo en las pulseras, aparecen tipologías plenamente meseteñas del mundo vacceo (necrópolis de Las Ruedas).

En el artículo, que os enlazo, tenéis una profusa descripción y bibliografía sobre todos los materiales, pero me gustaría mencionar la parte del trabajo dedicada al aspecto social que se deduce de la presencia de estos objetos, ya que me parece una buena ilustración de lo que sucede en los castros astures transmontanos que, como digo, pertenecen a la misma esfera de poblados fortificados y entidades sociales.
El autor incide en que el final de la Edad del Hierro es un momento en el que varios factores económicos, como por ejemplo la acumulación de excedentes agrícolas, provoca cambios en la sociedad de estos asentamientos que se manifiesta en otros aspectos como la arquitectura o la producción metálica. Concretamente, la variedad y riqueza estilística y decorativa de las piezas documentadas, parece indicar una diferenciación social que se manifiesta en la apariencia de quienes forman parte de estos grupos, y también del género al que pertenecen. Las fíbulas y los cinturones tienen un papel clave en este sentido. Algo que vemos precisamente en lugares como la Campa Torres, Llagú o Moriyón, al norte de la cordillera.

A pesar de la introducción de innovaciones meseteñas, lógicas por otra parte en un territorio de fácil comunicación, lo cierto es que las decoraciones de este castro se adscriben plenamente al ámbito cantábrico, no al del mundo sedimentario meseteño. Se interpretan como producciones locales que imitan modelos foráneos y en los que se aplica el estilo artístico local. Puede ser el reflejo de la dialéctica de dos mundos, en un momento que sabemos que lo meseteño estaba en expansión hacia el occidente peninsular y que tiene su reflejo en la cultura material.
Estos procesos de cambio son la expresión de la división social en clanes y grupos familiares que está llegando a su máximo apogeo en este momento en la cultura astur y cántabra, y es fascinante como tiene su reflejo en la cultura material.
Os recomiendo la lectura de este artículo, sin duda.
Bibliografía
- de Agüero, E. G. G. (2024). Ornamentos corporales, apliques decorativos y armas de la II Edad del Hierro hallados en la Peña del Castro (La Ercina, León). Zephyrvs, 94, 39-65. ↩︎