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Astorga es una ciudad con un patrimonio arqueológico excepcional. El ayuntamiento es consciente de ello y se está aprovechando como un motor turístico y cultural que atrae a multitud de visitantes cada año. La propia ciudad cuenta con un plan urbanístico que tiene en cuenta este potencial y que condiciona incluso la forma de edificar en la ciudad. Por ejemplo, los edificios no suelen tener garaje en el subsuelo, y a cambio se permite a las constructoras edificar un piso más hacia arriba.

Otro ejemplo de este especial cuidado tuvo lugar cuando llegó el momento de derribar el viejo edificio que albergaba las instalaciones de la policía local de la ciudad. Un antiguo palacio que estaba adosado a la muralla. En 2011 se comenzó a edificar sobre el solar del viejo edificio un nuevo cuartel, separado de la muralla, lo que permitió crear el actual Mirador de la Vega.

No obstante, la obra lleva un considerable retraso, ya que desde entonces ha sufrido diversos parones. Por eso es noticia que el consistorio haya licitado la fase final de la obra y parece que va a quedar concluida en verano del año que viene.

La buena noticia es que el Ayuntamiento ha confirmado que en los sótanos del edificio se va a habilitar una zona expositiva o depósito arqueológico que podrá ser visitable. Se trata de una colección epigráfica municipal que ya estuvo expuesta hasta 2002 en el Museo de los Caminos, en la catedral, donde tuve oportunidad de visitarla, pero que actualmente está en un almacén municipal. El ayuntamiento ha dicho que  «En la misma se podrá contemplar la importante colección epigráfica romana (lápidas funerarias con datos esenciales, cargo, oficio…, del fallecido), una de las más importantes de España, la cual, además de su valor patrimonial, tiene un gran interés didáctico y de comprensión de la sociedad astorgana de los primeros siglos de nuestra era»

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La colección municipal de epigrafía romana cuenta con 36 piezas, mas las nueve que forman parte del Museo Romano. Hay unas cuantas más que son propiedad de la diócesis de Astorga. En 1840 la colección se agrupó en un jardín público conocido como «la sinagoga», en el ángulo suroccidental de la muralla. Se recogieron en él todas las inscripciones que estaban depositadas hasta entonces en antiguo ayuntamiento de la ciudad. Debido a su exposición a la intemperie se observó el progresivo deterioro de las piezas que fueron de nuevo trasladadas al nuevo Ayuntamiento en 1901, donde estaban a disposición para su estudio. En 1910 se trasladaron al Palacio Episcopal, lugar donde estuvieron hasta 2002.

La mayoría del conjunto epigráfico son lápidas funerarias de época romana. Se trata de un número importante de piezas, que junto con la colección del Museo de León, que cuenta con 130 lápidas y aras, convierte a la provincia en un referente nacional de este tipo de piezas arqueológicas. Las otras dos colecciones de este calibre están en Mérida y Tarragona.

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