Actualizado: 13 febrero, 2024

En Asturias existe una tradición que cuenta algo así como que en un pasado lejano unos hombres de la mar llegaron con sus embarcaciones a lo que hoy es Cudillero y fundaron un asentamiento pesquero y comercial. Según la historia eran vikingos, y crearon varios puertos a lo largo del Cantábrico donde reabastecían sus naves para seguir rumbo a Galicia y Andalucía, mucho más ricas y menos agrestes. Sigue contando esta leyenda, que los pixuetos, es decir, los pescadores, que se supone que eran los descendientes de los vikingos, destacaban por ser de tez clara, ojos azules, lo que los diferencia del resto de habitantes del pueblo (dedicados a tareas artesanales y agrícolas). Es cierto que en el pueblo hay dos barrios diferenciados, el caízu de los agricultores, y el pixuetu de los pescadores. Se mantuvieron separados durante mucho tiempo, ya que los segundos eran tratados como extranjeros. El habla pixueta, además, cuenta con elementos y palabras ajenas a la lengua que usaban el resto de habitantes del lugar…

Pixotos son también los habitantes de Figueras, en la ría del Eo, enfrente mismo de Castropol, otro lugar que puede haber sido un asentamiento Danés.

Bueno, hasta aquí la leyenda. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?

Pues probablemente poco. Lo primero que debemos preguntarnos es si hay alguna fuente escrita que confirme la presencia de vikingos establecidos en las costas asturianas. Sabemos que por lo menos hubo cuatro oleadas de ataques a la Península que afectaron al Reino de Asturias. El 1 de Agosto del 844 una flota vikinga fue vista enfrente de Gijón. Parece que se abastecieron de agua en las cercanías de la villa pero no entraron a saquear tierra adentro, y Gijón era poco más que una aldea de pescadores. Iban rumbo a Galicia, donde se dedicaron al pillaje siendo derrotados por Ramiro I a los pies de la torre de Hércules y expulsados hacia el sur, donde siguieron rumbo después de perder 70 naves según las crónicas.

Te puede interesar   Ruta de los molinos del ríu Profundu, Villaviciosa. Un paseo por la mitología asturiana

En tiempos de Alfonso III la capital del reino, Oviedo, contaba con una torre de defensa que actualmente no existe y que estaba anexa al palacio real. Tenían miedo a los normandos que, por otro lado, nunca llegaron a la ciudad. Creo que en realidad, el verdadero peligro eran los piratas musulmanes, que hasta la toma de Lisboa dominaban la costa peninsular. Se conserva epigrafía que habla de ese miedo a los nórdicos en la capilla de Alfonso II.

Pero entonces ¿hubo vikingos asentados en Asturias?

Sabemos que Alfonso II se enfrentó a los musulmanes en el 795 con un ejército compuesto de vascones, astures y al-magus, los mismos al-magus que asolarían años después las costas de Al-Andalus, es decir vikingos. ¿Existían relaciones de amistad entre el reino astur y mercenarios vikingos?. Tendemos a pensar que las expediciones nórdicas siempre son de saqueo y olvidamos que también fueron unos excelentes mercenarios y comerciantes, además buscaron nuevas tierras donde asentarse seguramente firmando pactos de hospitalidad con las monarquías cristianas que verían en ellos fuerzas útiles en un periodo de conflictos como son los siglos VIII y IX en el norte de la Península Ibérica.

También sabemos que en el siglo XI, reinando Alfonso V, se tienen noticias de un natural de Gozón, Félix de Agelaci, que forzado al destierro (posiblemente tras una rebelión nobiliaria) huye con los Lordomanos (vikingos).

«et fuit ad alias terras in barcas de Lodmannos […]» / «Y huyó a otras tierras en embarcaciones de Lordomanos (normandos)»

A su regreso, obtiene el perdón y se asiente en Eiras, identificado con San Jorge de Heres. De hecho, cerca existe los topónimos Gelad y Xelaz, muy parecidos a Agelaci en la zona. También en esa parte de la costa asturiana se guarda la tradición de que había habitantes de tez clara y pelo rojizo característicos de una raza más del norte. Si huyó en naves lordomanas es porque estaban asentadas en el entorno del Cabo Peñas. No se ha localizado su base por el momento aunque es más probable que las naves procedieran de Galicia.

Te puede interesar   Candelaria y las fiestas de comienzos de febrero. El Imbolc hispano

Por tanto podemos suponer que hubo algún asentamiento vikingo en la costa asturiana o en sus proximidades, pero no tenemos ninguna pista de que fuera en Cudillero salvo la tradición local.

El habla pixueta

Se ha considerado que el habla de los pixuetos tenía unas características que la hacían diferenciarse de la lengua del resto de Asturias, incluso de los  propios vecinos de Cudillero que no se dedican a la pesca, los caízos que os decía arriba. Pero la investigación en el ámbito de la llingua asturiana ha permitido determinar que no se distingue en absoluto del resto de la variedad occidental del asturianu salvo las expresiones y nombres propios de la actividad pesquera y una cerrazón en el uso de los diptongos, que tiene paralelismos en otras áreas de la Asturias central, asi que tampoco es diferente del todo.

La toponimia es otro factor a tener en cuenta para determinar los asentamientos vikingos. Sabemos que en Escocia, Irlanda, etc, dejan un patrón de nombres de lugar que en el caso de Cudillero no existe, o ha sido eliminado por completo. Pero en Galicia tenemos varios asentamientos confirmados, al menos temporales y tampoco la han dejado.

Traineras y lanchas de pescadores en el puerto de Cudillero, año 1914. Archivo de Modesto Montoto del Museo del Pueblo de Asturias.
Traineras y lanchas de pescadores en el puerto de Cudillero, año 1914. Archivo de Modesto Montoto del Museo del Pueblo de Asturias.

Pero como toda leyenda tiene algo de verdad. La teoría es que pudieron ser bretones o irlandeses.

La leyenda habla de gentes que vinieron de la mar, lo de vikingos parece un añadido posterior, y se asentaron en el codo (Cudillero) que hace la costa, y que la hace casi invisible desde la mar y desde tierra por lo abrigado del puerto.

Juan Luis Álvarez, cronista oficial de Cudillero cuenta que los primeros pobladores fueron pescadores provenientes de otros puertos del cantábrico o de otras costas más al norte. Llegarían aquí escapando precisamente de los vikingos. Cita a Juan Antonio de Bances y Valdés en el siglo XIX en Antigüedades de Pravia, donde dice que las embarcaciones pixuetas eran muy similares a las irlandesas pero sin cubiertas (tiendas). Eran de 10 a 12 tripulantes.

Te puede interesar   Candelaria y las fiestas de comienzos de febrero. El Imbolc hispano

También considera como indicio que en el bajo de las casas de Cudillero había siempre un telar al lado de la ventana, en el bajo de las casas. Algo inusual en estas latitudes, pero muy frecuente entre los bretones e irlandeses, lo que unido a que el asentamiento había sido fundado por gentes de la mar, y que su fisonomía era de tez clara y pelo rojizo daría fundamento a la historia.

El pixuetu sí que parece incluir términos que parecen proceder de las costas bretonas o francesas, como pote, fada, vixu, calamieras, pesca de rochel, o sable (la forma autóctona asturiana de referirse a la playa). Sin embargo como dije en el artículo sobre comercio entre el cantábrico y el arco atlántico, la adopción de términos franceses en el mundo de la pesca puede provenir de la aceptación de las leyes de Layrón, que eran aceptadas por todos los navegantes y pescadores de las hermandades de la costa

Lo cierto es que tenemos constatada la presencia de bretones en las costas asturianas y gallegas desde el siglo V con el obispado de Britonia, así que debía ser una ruta conocida más que de sobra. Además la toponimia nos ha dejado bretones en varios lugares de Asturias por lo que esta explicación parece más probable.

El tema de los vikingos en Asturias yo creo que pasa por investigar más el tipo de pequeños asentamientos comerciales o mercenarios y buscar si en la costa queda algún vestigio de ellos. Seguro que en el futuro tenemos noticias de ellos, ya que tengo la sensación de «haberlos haylos» por las pistas que han quedado en las crónicas y en la tradición oral.

BIBLIOGAFÍA

Fernández Conde, F.J. y Torrente Fernández, I. (2007) Los orígenes del monasterio de San Pelayo (Oviedo): aristocracia, poder y monacato. Territorio, Sociedad y Poder, Nº 2, 2007 [pp. 181-202]
LLORENTE, Floriano: Colección diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo, pp. 72-74
VELASCO, Manuel. (2009) Breve historia de los vikingos. Ediciones Nowtilus
VV.AA. (2000) Cudillero. Diccionario geográfico de Asturias. Ed. Prensa Asturiana. Oviedo pp. 344-346

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí