Posiblemente una de las visitas más cómodas que hagas a un castro. Se encuentra situado en el monte do Castro, a 147 metros de altura, cerca de la terminal portuaria de Vigo, así como del mercado de A Pedra y el casco viejo de la ciudad. Cerca quiere decir no al lado, y como buen monte hay que subir unas cuantas cuestas. Si vas andando desde el puerto, hay un paseo interesante por la zona vieja de la ciudad y tienes escaleras mecánicas para ayudarte en el ascenso. Lo mejor es aparcar cerca, cosa que puedes hacer sin demasiado problema.
En este lugar puedes ver 2000 años de historia ya que el castro es sólo una parte. En la cima está la fortaleza del siglo XVII que sirvió de bastión defensivo a la ciudad de Vigo. En esta fotografía de principios del siglo XX se ven los restos de la misma en la parte superior. El castro ha sido excavado en distintos momentos del siglo XX y la musealización actual es de 2010.
El castro fue fundado entre los siglos II y I a.C. y fue abandonado de forma pacífica para reubicar el asentamiento en la zona baja, más cerca de la costa. No se trata de un castro pequeño. Lo que se ve actualmente expuesto es sólo una pequeña parte de un poblado que cumple las características de un oppidum ya que debió ocupar todo el monte.
Está muy bien situado para el control de la ría y de los recursos disponibles en el entorno, así como para el comercio marítimo. No era el único. En el sector de la ría que hoy ocupa la ciudad de Vigo y alrededores hay documentados cinco castros. En la orilla contraria otros cinco, incluido el Monte do Facho. Probablemente no todos estuvieron poblados al mismo tiempo, pero estamos ante un sector del territorio galaico con una potente ocupación en la Edad del Hierro. Este castro, por su datación tardía respecto a otros del entorno, debió concentrar la población en el final de la época castreña de esta zona de Galicia.
Cuando llegas, llaman la atención el conjunto de viviendas recreadas según lo que sería el castro en época romana. Las viviendas están edificadas en piedra, y a lo largo de toda la extensión visitable tienes varias plantas y muros recrecidos de algunas de las casas originales. No son el único tipo de edificios ya que se ven algunos talleres e incluso una sauna castreña. Destaca también el trazado de las diversas infraestructuras hidráulicas de canalización y almacenamiento de agua.
Os voy dejando unas fotos y debajo os comento qué estamos viendo.
En esta foto se aprecia el carácter urbano del yacimiento. Como os dije se encuentra en las proximidades del casco viejo de la ciudad. Su entorno está totalmente urbanizado actualmente.
Al entrar en el recinto vallado del yacimiento, lo primero que ves son las recreaciones de casas castreñas y romanas del yacimiento. Se trata de construcciones nuevas, no de reconstrucciones de otras que hubiera bajo ellas. Se ha intentado recrear el mobiliario y las casas del último periodo constructivo del castro próximo que llega a epoca altoimperial. Todas son visitables.
Al igual que en la Campa Torres se encuentra una recreación de una casa de época romana que permite ver la distinta arquitectura de dos mundos opuestos, el atlántico y el mediterráneo.
Una cosa que me gustó especialmente es este recurso destinado a personas invidentes o con dificultades visuales que les permite tocar las formas de las viviendas y disfrutar de la recreación.
El sector que se expone actualmente es una mezcla entre viviendas y talleres. En esta parte del castro el agua tiene una importancia clave. Probablemente por el carácter «industrial» de este barrio, con lugares destinados a diversas actividades, como forja, cuero, etc… En la foto veis las profundas canalizaciones talladas en el granito que compone la roca madre de este castro.
En esta serie de fotos se ve la distribución de las edificaciones de esta parte del castros. Probablemente viviendas, almacenes, etc. El urbanismo castreño, aparentemente caótico, forma calles sinuosas que son especialmente útiles en un entorno de pendientes y afloramientos rocosos como suele suceder en muchos de estos asentamientos. Es un aprovechamiento del espacio que requiere de una preparación del terreno, en forma de terrazas que se tallan en la roca o se rellenan antes de edificar. Las paredes han sido recrecidas en algunos casos, respetando la diferenciación entre musealización y altura original.
La recreación de las viviendas está muy conseguida. La sensación es de realismo, no de parque temático, no sé si me entendéis. Lo cierto es que hay cosas que chirrían un poco cuando las ves, pero en general es un recurso didáctico muy bueno que permite hacerse una idea de cómo podía ser la vida en estas edificaciones que siempre nos dan la sensación de ser demasiado pequeñas para nuestros parámetros actuales.
Una cosa que suele pasar inadvertida cuando vemos un castro es todo lo que podría haber alrededor de las casas castreñas. Es impensable que en estas edificaciones tan pequeñas no se usaran los espacios intermedios entre las viviendas. En realidad, sobre todo en una fase más tardía, tenemos que pensar que las casas son agrupaciones de estas estructuras, y entonces entendemos que la suma del conjunto ofrece una perspectiva más cercana a la realidad del día a día de estas viviendas.
Estas recreaciones corresponden a un periodo tardío, en el que la presencia de materiales mediterráneos que llegaban a un castro costero como el de Vigo, tenían varios siglos de tradición. En el vestíbulo de una de las viviendas encontramos estas ánforas romanas pero a mí me llamó más la atención el entablamiento que hace de suelo. Se ha planteado esta solución constructiva en algunos castros del ámbito galaico, sobre todo en los que la fase de petrificación ya está presente. En los astures transmontanos no se ha detectado nada similar.
El interior de las viviendas es una apuesta a cómo sería la distribución de este espacio. Resulta extrañamente cómodo y funcional, pero en realidad sabemos poquísimo de cómo era la vida dentro de estas paredes. Lo cierto es que en la exposición el efecto es de un sitio en el que se podría vivir.
Otro aspecto interesante en los castros de paredes pétreas es la posibilidad de dos alturas dentro de las viviendas. Aquí lo han resuelto con un altillo al que se accede por esta escalera. Su uso estaría destinado al almacenamiento de aperos o de otros elementos liberando espacio útil en la planta baja.
En definitiva, es un recurso didáctico excelente. La musealización del espacio excavado responde sin duda a la finalidad de proteger y divulgar el conocimiento de este espacio que dio lugar a la ciudad de Vigo. Os recomiendo la visita, y que la complementéis con el espacio Salinae, situado a cinco minutos en el que se han recuperado las salinas romanas y tardoantiguas de la ciudad. Dos visitas gratuitas que os serán un complemento perfecto a una visita por la zona.
Hola.
Muy buen artículo sobre El Castro de Vigo.
Solo corregirte que que en el título pones «CASTRELOS» y no es correcto. El título correcto sería «O CASTRO» que es el nombre del monte-mirador del centro de Vigo donde está asentado.
Castrelos es una parroquia en otra zona de la ciudad (Conocido por su parque, Pazo y jardines de uso público ).
Además de O Castro y Salinae, añadiría la VILLA ROMANA TORALLA en la playa de Canido.
un saludo
Gracias por la corrección Fernando. Confundí los dos parques pensando que eran uno.