Les paxarines d’Uviéu, una tradición de las que has visto toda la vida y que sólo descubres lo extraña que es cuando la cuentas.
El día de San Mateo (21 de Septiembre) la gente se arremolina a la puerta de la catedral en torno a una mesa sencilla sobre la que hay unas pequeñas figuras hechas de masa de pan. Las hace la familia Cartón, que cogió el testigo en los años 60 del siglo pasado.
Están hechas de harina, huevo y azafrán. Aunque son comestibles, no son para eso, sino que se trata de amuletos que se colocan en los poyetes de la ventana para proteger las casas de los rayos durante las tormentas.

La catedral ese día se llena de gente que va a la misa pero también que busca les paxarines y el agua bendita de la hidra que supuestamente vino de Jerusalén y que era una de las que tenían en las bodas de Canaan. Es un día en el que los carbayones (ovetenses) nos mostramos un tanto supersticiosos.
Le pregunté a uno de los vendedores por la historia de esta costumbre y me dijo que hace 400 años tuvo lugar una especie de milagro en el templo. La hidra se movió sola (daos cuenta de que es un pesado cuenco de piedra). También aparecieron unas figuras que son las que se hacen. Les paxarines conmemoran ese milagro. Lo que no me supo explicar era por qué servían contra las tormentas o daban la salud.
También me dijo que se hacen con tres formas. La gallina con huevos, dentro de un cesto, que es la original, el San Mateo, (una figura humana) y el perro.

Me vino a la mente otra “páxara”, la de la cerámica de Faro, también de Oviedo y pensé que teníamos una extraña fijación con ese animal y la superstición en esta ciudad 😄.
En Galicia, en San Andrés de Teixido, otro santuario lleno de supersticiones (en el buen sentido de la palabra) se hacen los sanandresiños que son figuritas de pan hechos de masa sin fermentar que también son amuletos.
¿Conocíais esta tradición?