Quizá es uno de los sitios más especiales de Breizh, al menos uno de los más espectaculares en cuanto a su paisaje. Quizá es donde tienes de verdad la sensación de estar en el fin de la tierra, el auténtico Finistère bretón. Os cuento lo que vimos en esta etapa de nuestro viaje a Bretaña.
La carretera hasta aquí discurre por tierras de colinas suaves y escaso relieve. Salpicado de granjas y pequeños pueblos de auténtico sabor a Bretaña. Si vas mirando el paisaje no es difícil ver algún dolmen entre la hierba recogida si vas en verano.

Por cierto, esta ruta hasta llegar al cabo es un parque temático de los “calvarios”, que son como los “cruceiros” de Galicia, Portugal y Asturies. Hay uno cada poco.

La historia de este sitio arranca en la Prehistoria. Estás en uno de los lugares clave del Megalitismo y de la Edad del Bronce. Dicen los historiadores que hasta aquí llegaban navíos fenicios en busca de estaño. Los mismos que habían venido cabotando bordeando las costas de Iberia. En las inmediaciones hay dos poblados de la Edad del Hierro, además la isla de Sein es conocida desde la Antigüedad por los romanos. Fueron ellos los que le dieron el nombre de Finisterre a esta región, y no es extraño como os contaré a continuación.

Información práctica
Lo primero que debes saber es que es un Grand Site National de Francia, es decir, que tienes que pagar por aparcar y por visitar el lugar. Como siempre, merece la pena. De hecho creo que se puede pernoctar en el parkin en la furgo y autocaravana, así que es como si pagaras un área de AC.
Los precios de las entradas los tienes en la web del lugar. Para entrar accedes al centro de visitantes y allí es donde sacas el tiquet. Te recomiendo la exposición y que veas los vídeos (tienes información en español). También las maquetas impresionantes del sistema de faros y señalización.
Date cuenta de que esto es el infierno de los naufragios. El estrecho de Raz es un brazo de océano que corre a bastantes millas por hora impulsado por las legendarias mareas de Bretaña. Además para complicar las cosas la Naturaleza ha sembrado el lugar de escarpados riscos que salen como cuchillas en la superficie. En las fotos lo veis un día de sol y con la mar en calma, pero si veis un mapa os dais cuenta de que está orientado al oeste, y de ahí en invierno viene toda la fuerza del Atlántico sin filtros, es decir, olas de 10 a 15 metros junto con todo lo dicho anteriormente.

Tranquilo, estás a 70 metros de altura sobre el nivel del mar. Es un lugar privilegiado para ir a ver un temporal marítimo de los de alerta negra, aunque dicen que el viento te puede tirar al suelo un día duro de invierno.
Un paisaje que no siempre fue asi
Precisamente este paisaje bestial fue la perdición del cabo. La afluencia masiva de turistas, incluso la construcción de hoteles acabó por dejar el sitio en tal estado de degradación ambiental que fue necesario cerrarlo y rehacerlo casi por completo.
Te voy a hacer un mega spoiler. Todo lo que ves tierra adentro es artificial, está todo tocado por el hombre y regenerado durante dos décadas hasta que ha vuelto a estar así.
Las visitas ahora son reguladas y el sitio está impecable, sobre todo teniendo en cuenta que por aquí pasan cerca de 900.000 personas cada año!
Dicen que lo ideal es verlo en invierno, aunque otra gente que lo ha visto dice que para quien lo quiera. Yo solo puedo hablar del verano y es una maravilla.
Desde aquí al sur
Aquí nos dimos cuenta de que al otro lado de la mar estaba la costa cantábrica si mirábamos al sur y la costa de Cornualles si mirábamos al norte. Fue una sensación rara. Muchas veces en casa, mirando al horizonte del Cantábrico piensas en las tierras que hay al norte, bueno, pues alguna de estas fotos están hechas desde ese punto más allá, y la verdad es que por primera vez eché de menos Asturies… (Se me pasó pronto cuando probé el kouign amann en Quimper pero eso os lo cuento en el próximo post)
