Un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ofrece una mirada sin precedentes sobre la desigualdad económica en sociedades preindustriales, a partir del análisis arqueológico de viviendas antiguas.
El proyecto forma parte de la iniciativa Dinámica Global de la Desigualdad (GINI), desarrollado por investigadores del Centro de Síntesis Colaborativa en Arqueología de la Universidad de Colorado Boulder. Con la participación de especialistas de todo el mundo, el equipo ha creado una base de datos arqueológica que contiene más de 55.000 registros de superficie de unidades habitacionales procedentes de yacimientos en América del Norte y del Sur, Europa, África y Asia.
Una base de datos global sin precedentes
La base de datos recopila información procedente de diversas fuentes arqueológicas, incluidas excavaciones tradicionales, técnicas de teledetección y análisis LiDAR. Se han incluido viviendas que datan desde hace aproximadamente 12.000 años hasta el pasado reciente, justo antes de la industrialización, y procedentes de lugares tan emblemáticos como Pompeya y Herculano, además de múltiples asentamientos rurales y urbanos de todo el mundo.
Aunque no representa la totalidad de los datos disponibles, el esfuerzo de muestreo global proporciona una muestra robusta para el análisis comparativo. Esta base de datos ha servido de fundamento para diez artículos incluidos en un número especial de PNAS, centrado en la arqueología de la desigualdad.
La vivienda como indicador de desigualdad
El estudio demuestra que la variación en la superficie construida de las viviendas es proporcional a la desigualdad de ingresos en las sociedades preindustriales, y puede utilizarse como estimador conservador de la desigualdad de riqueza.
Uno de los grandes aportes del trabajo es haber organizado la información en secuencias cronológicas regionales, lo que permite observar la evolución del “mercado inmobiliario” en distintas culturas a lo largo del tiempo. También se han analizado factores como el uso del suelo, los conflictos bélicos o la duración de la ocupación de los terrenos en relación con las diferencias de tamaño en las viviendas.
La desigualdad, un fenómeno no inevitable
Los resultados del estudio muestran que la alta desigualdad no fue una consecuencia inevitable del surgimiento de la agricultura. Tampoco dependió exclusivamente de factores ambientales o institucionales. Según los investigadores, la desigualdad surgió en aquellos contextos donde la tierra se volvió un recurso escaso y sujeto a monopolio, lo que permitió la concentración de riqueza.
Sin embargo, el estudio también destaca que algunas sociedades lograron evitar extremos de desigualdad mediante sistemas de gobernanza más inclusivos y equitativos.
Un enfoque arqueológico con implicaciones actuales
La investigación arqueológica revela que muchos de los desafíos globales contemporáneos —como el cambio climático o la inestabilidad política— están profundamente ligados a los niveles de desigualdad económica. En sociedades antiguas, los altos niveles de desigualdad estuvieron vinculados a una menor resiliencia frente a perturbaciones climáticas y a mayores riesgos de inestabilidad social.
Además, los investigadores sostienen que el registro arqueológico permite observar cómo las políticas e instituciones que limitan la concentración de la productividad económica pueden promover un desarrollo más equitativo.
Referencia del estudio
Kohler, Timothy A. Economic inequality is driven by population scale, land-limited production, and settlement hierarchies in the archaeological record. Proceedings of the National Academy of Sciences (2025).
DOI: 10.1073/pnas.2400691122
