A veces, en una de estas salidas al monte a hacer fotografías, te encuentras con cosas que te llaman la atención en lugares insospechados. Este es el caso del grabado que os enseño en este post. Es un motivo que se repite con cierta frecuencia en los conjuntos de grabados sobre piedra de la montaña asturiana.
Tiene forma de cruz, pero en la parte inferior, la línea se bifurca en dos líneas cortas que se abren en diagonal desde el centro. Esto le da una apariencia de antropomorfo que lo distingue de lo que, a priori, parece el típico símbolo cristiano grabado por algún pastor o como resultado de la «cristianización» de alguna roca o piedra que hubiera tenido un significado pagano en el pasado.

Si aceptamos que no es un símbolo reciente, el hecho de que aparezcan asociados a asentamientos castreños, por ejemplo, les añade una nueva dimensión ya que, o bien nos habla de que el lugar ya estaba habitado en el Bronce, lo que es una maravilla, o nos lleva a que el grabado es de la Edad del Hierro, y pasaría a enriquecer el escasísimo corpus de plástica castreña.
Ya está notificado a patrimonio.
