La investigación publicada por Williams et al. (2025) en Antiquity, titulada From Land’s End to the Levant1, aborda de manera innovadora el antiguo problema del estaño en la Edad del Bronce. A través de un análisis multidisciplinar que combina métodos arqueométricos (isótopos de plomo y estaño, elementos traza), datos geológicos y arqueológicos, el estudio demuestra que los ricos yacimientos aluviales de estaño de Cornualles y Devon, en el suroeste de Gran Bretaña, jugaron un papel determinante en la transición hacia la metalurgia del bronce en Europa y el Mediterráneo oriental durante el segundo milenio a.C.
Los resultados obtenidos a partir de lingotes de estaño recuperados en naufragios frente a las costas de Israel y del sur de Francia permiten trazar con claridad su procedencia hasta los depósitos británicos. Este hallazgo es fundamental, ya que sitúa a Gran Bretaña no como un espacio periférico sino como un nodo activo en las redes de intercambio de larga distancia durante la Edad del Bronce. La adopción de bronce con estaño se inició allí hacia 2200–2100 a.C., mucho antes que en el continente, propagándose gradualmente hacia el este hasta alcanzar el Mediterráneo oriental entre 1500 y 1300 a.C. Este fenómeno, denominado por Vandkilde (2016) como «bronzización», implicó no solo un cambio tecnológico, sino también la estructuración de redes comerciales a gran escala, comparables a formas tempranas de globalización.
En este contexto, la península ibérica jugó un papel secundario pero no irrelevante. Aunque cuenta con depósitos de estaño, especialmente en la zona noroccidental (Galicia y norte de Portugal), la evidencia arqueológica indica que su explotación significativa no comenzó hasta fechas relativamente tardías, en torno al 800 a.C. Durante el periodo clave del Bronce Medio y Final, los análisis isotópicos realizados por el equipo de Williams et al. demuestran que los lingotes hallados en el Mediterráneo no proceden de yacimientos ibéricos, sino que presentan composiciones totalmente compatibles con los del suroeste británico.
Sin embargo, la península ibérica sí pudo haber funcionado como zona de paso en las rutas comerciales atlántico-mediterráneas. Las posibles conexiones fluviales e interiores —como las del Duero, el Tajo o el Ebro— habrían facilitado el tránsito de metales y otros bienes desde los centros productores atlánticos hacia los mercados del sur y el este del Mediterráneo. Así, si bien no fue un productor relevante en esta fase, Iberia participó en la articulación de un sistema económico y cultural más amplio, que sentó las bases para su posterior desarrollo metalúrgico durante la Edad del Hierro.
En definitiva, el artículo proporciona una nueva perspectiva sobre la distribución del estaño en la Edad del Bronce, resolviendo parcialmente un enigma histórico de larga data. La demostración de que el estaño británico alcanzó el Mediterráneo oriental transforma nuestra comprensión del papel de Europa atlántica en los procesos de innovación tecnológica, circulación de bienes y formación de redes sociales complejas en la Prehistoria reciente.
Bibliografía
- Williams, R. A., Montesanto, M., Badreshany, K., Berger, D., Jones, A. M., Aragón, E., … Roberts, B. W. (2025). From Land’s End to the Levant: did Britain’s tin sources transform the Bronze Age in Europe and the Mediterranean? Antiquity, 1–19. doi:10.15184/aqy.2025.41 ↩︎
