Hoy nos paramos en uno de los objetos más importantes de la cultura celta. Un calendario escrito en caracteres latinos pero en lengua gala que contenía la distribución de los meses y días del año según el cómputo celta. Un calendario celta auténtico aunque pasado por el filtro romano. Desconocemos qué razón llevó a que se grabara en un objeto físico una parte del conocimiento druídico, pero lo cierto es que gracias a eso ha llegado hasta nosotros y podemos comprender un poco mejor su concepción del tiempo. Vamos a verlo.
El descubrimiento del calendario de Coligny
Cuál sería la sorpresa de Alphonse Roux, el agricultor que descubrió el calendario, cuando un día de noviembre de 1897 se encontró mientras araba su campo en Verpoix, en la parroquia de Coligny en Ains, junto a la antigua carretera de Lugdunum a Lons-le-Saunier, lo que parecía una cesta enterrada y descompuesta por el tiempo, que contenía 550 trozos de bronce enterrados a 30 cm bajo la superficie. Una vez en el Museo de Lyon, el conservador de la institución Paul Dissard se ocupó de la recomposición. Las sospechas se confirmaban. Los fragmentos pertenecían a dos objetos distintos: Una estatua galorromana de 1,70 metros de altura, fundida entre finales del siglo I a.C. y el II a.C (400 fragmentos). La estatua representa a una figura masculina que porta una laza en su mano derecha. Podría indicar una representación del dios Marte, pero seguramente se trata de un sincretismo con el dios celta Lug, que además es la que da nombre a uno de los mayores santuarios de ese dios en la Galia, justo a escasos km del hallazgo, en la ciudad de Lyon.
Un calendario conservado a medias (149 piezas, 126 de ellas con grabados).
Los caracteres grabados son latinos pero la lengua es gala. Tiene unas 2000 palabras, con 130 líneas por columna, es decir 2.200 celdas. Se trata del texto más largo con diferencia en lengua gala. Se han detectado sesenta palabras nuevas que no aparecían en la epigrafía, y cuyo significado se deduce por comparación con el gaélico insular por lo que su traducción de momento hay que tomarla con mucha precaución.
La destrucción de ambos objetos podría estar relacionada con una incursión llevada a cabo por el cacique germano Chrocus en 275 d.C. en la Galia oriental. Por la forma de los caracteres y la disposición del tablero parece corresponderse con un calendario público de los que se encuentran en varias partes del Mediterráneo. Esto vendría a contradecir la otra teoría, mucho más novelesca, de que fue un calendario escrito por los druidas como reacción a la difusión del calendario Juliano en tiempos de la conquista de las Galias.

La estructura del calendario
Parece razonable pensar tras su análisis que la base del mismo es el lustro. Un ciclo de cinco años o 62 meses de 29 y 30 días alternandose que indica claramente un esquema de un calendario lunar. Cada año consta de 12 meses (en muchos años, cinco de 29 días y siete de 30 días), pero dos meses intercalados de 30 días se insertan a intervalos iguales entre los ciclos de 5 años para corregir la desviación. El mes está dividido en dos mitades, 15 y 14 días o 15 y 15.
El año también parece estar dividido en dos mitades, verano e invierno y los meses intercalados se ubican al principio de cada periodo. Los galos, como muchos pueblos antiguos, comenzaban el día al atardecer, no a la medianoche (nychthemeron). Aquí va la relación de los nombres de los doce meses con la duración y el atributo de cada mes:
MEDIO AÑO OSCURO
1 SAMONIOS (30 días, matu), tronco céltico común *samo-, verano (Samain irlandés «All-Saints», sámhradh «verano», bretón hañv) interpretado como fin o resumen del verano (?), (noviembre)
2 DUMANNIOS (29 días, anmatu), tal vez «fumigación» (dumacha irlandes-medio «niebla») (Diciembre)
3 RIUROS (30 días, matu), «escarcha» (cf. reo irlandés, Welsh rhew, Bret. rev) ( enero)
4 ANAGANTIO (29 días, anmatu), «mes no viajero» de un tronco celta *agante, conductor, ( febrero)
5 OGRONIOS (30 días, matu), mes frío (cf. old-Irish úar, Welsh oer), ( Marzo)
6 CUTIOS (30 días, matu), posiblemente una palabra griega prestada Kooútios («Noviembre» en el calendario local de la ciudad de Chaleion), ( Abril)
MEDIO AÑO LUMINOSO
7 GIAMONIOS (29 días, anmatu), «invierno» (cf. old-Irish. gaim, geimred, Bret. goañv) interpretado como «fin del invierno» (?), ( mayo)
8 SIMIVISONNIS (30 días, matu), posiblemente «media primavera», ( Junio)
9 EQUOS (30 días, anmatu), tal vez una forma dialectal Q-Celta de epos «caballo» refiriéndose al «tiempo de parto», ( Julio)
10 ELEMBIVOS (29 días, anmatu), tal vez refiriéndose a ciervos o conejas (el galés «elain«), posiblemente una palabra griega prestada del calendario del ático «Eláphios, Elaphebolión», (agosto)
11 AEDRINIOS (30 días, matu), tal vez «ardor» o «ardiente» (cf. old-Irl. áed » fuego «, Welsh aidd «ardor», Lat. aestas «verano»), ( Septiembre)
12 CANTLOS (29 días, anmatu), «song» (cf. Welsh cathl » song «, Bret. kentel «lesson»), posiblemente significa «celebración», ( Octubre)
DOS MESES INTERCALADOS
Debido al estado fragmentario del calendario, los nombres de los dos meses intercalados no pudieron ser reconstruidos con certeza:
12bis QUIMONIOS ? Este nombre está tomado del último verso de la línea gnómica y del final de este mes: » del presente año se elevó a 385 debido a Quimonios». Este mes precede a Samonios (30 días, matu), ( Octubre bis)
6bis RANTARANOS o BANTARANOS, una reconstrucción basada en el quinto renglón de un verso gnómico dedicado a este mes, cuyos dos primeros versos dicen «ciallos b-es sonnocingos».
La última palabra podría interpretarse como «la marcha del sol». Este mes adicional se inserta entre Cutios y Giamonios (30 días, matu), ( Abril bis). Algunos autores nombran este mes «Ciallos b.is», ya que estas palabras están grabadas en mayúsculas como los otros nombres de mes. Cada día de estos meses intercalados está marcado con el nombre de un mes regular en la forma genitiva, primero en orden cronológico (de Samonios a Cantlos, luego de Samonios a Riuros, en la primera quincena), luego con saltos y repeticiones en la segunda quincena.
Los escasos restos visibles permiten deducir que la estructura de Quimonios no debería ser muy diferente. Añadiendo un primer mes intercalado al comienzo del primer año, y un segundo mes a mediados del tercer año, lo que equivale a la inserción de un decimotercer mes cada dos años y medio, se obtiene, en el círculo de treinta años que fue considerado por los galos como un «siglo», como lo afirma Plinio el Viejo (Galia. «saitlon«, latín «saeculum«, bretón «hoazl» una vida), un desplazamiento de un mes entre el calendario lunar y el solar. El retraso de 4.789 días en un círculo de 5 años (5×365.2422 – 1831), aumenta a un cambio de 28.734 días en un siglo de 30 años. El siglo galo podría haber sido marcado, en opinión de P-M. Duval y G. Pinault (Keltia 1985), por la caída de uno de estos dos meses intercalados para restablecer la coincidencia con el ciclo solar, lo que daría cuenta de la mención sonnocingos – traducida como «marcha del sol», donde «sonno» es por «sol» (cf. galés. huan) y «cing-» para «correr, proceder» (cf. «cíngido» irlandés antiguo «él va», un tallo posiblemente encontrado en «Vercingetorix») – grabado en la introducción del segundo mes intercalario.
Por consiguiente, dentro de un ciclo de 5 años con un número constante de días (1831), la duración de los años individuales fluctúa (385, 353, 385, 353, 355). 1 ciclo de 5 años 5 años x 12 + 2 lunas 62 lunas 1 «siglo» 5 ciclos de cinco años x 62 + 61 lunas 371 lunas 30 años tropicales 30 x 12,37 371 lunas 30 años tropicales 30 x 365.242 10 957 días 371 lunas 371 x 29.530 10 956 días.
Estructura del mes de Samonios entero. Los días y meses, alternancias propiciatorias Las palabras «matu» (del celta matos, bretón loco) y «anmatu» (an, marca de lo contrario) indican ciertamente los períodos (días y meses) que son a la vez favorables o desfavorables. El mes de Eqvos, anotado «anmatv», rompe la regularidad de la alternancia. Los fragmentos en los que se inscribieron tres de las cinco ocurrencias de este mes no han sido encontrados. De los dos que sí lo fueron, Eqvos cuenta con 30 días. Como para el tercer año, cuando el fragmento que lleva Eqvos está perdido, el encabezamiento del mes intermedio sugiere una duración de 385 días, se concluye que esta tercera ocurrencia de Eqvos también cuenta 30 días. El misterio de esta aparente irregularidad puede ser explicado por la hipótesis planteada en 1924 por el irlandés Eoin Mac Neill de que Eqvos suele durar solamente 28 días, especialmente en el primer y cuarto año, para los cuales no hay ninguna inscripción disponible.

Una serie de anotaciones de días («ivos») tienen un número variable de días, de 5 a 9. Sin embargo, estos «ivos» se alargan 2 días en el segundo año alrededor del mes incompleto «Eqvos». Este conteo tendría la ventaja de dar un lustre de 1831 días, muy cercano a las 62 lunas de 1830.89 días. El nycthemerus galo, llamado «latis» (plural «lates»), se compone de una noche seguida de un día, y no al revés. El cambio de fecha se produce al atardecer. Los meses se dividen en dos quincenas, con días numerados del uno al quince, o catorce para el segundo. Cada quincena está separada por la palabra «atenoux», que ha sido pensada como un «ateno VX», en el sentido de una nueva quincena (en bretón, galés e irlandés quince, XV, se dice que es cinco diez, VX) ; sin embargo la numeración del último día de cada quincena se anota como «XV». Esta palabra se entendió por primera vez para designar la luna llena , pero Plinio el Viejo indica que los galos comienzan su mes el sexto día de la luna creciente, que corresponde al primer trimestre. Al estar situado quince días más tarde, «atenoux» indicaría así el último trimestre y el paso a la mitad «oscura» del tiempo. Los meses de veintinueve días terminan con una indicación «divertomv» que puede significar sin final, implicando sin día final . Dos indicaciones recurrentes, «prinni lovdin» y «prinni laget», parecen dar las fechas propiciatorias para hechizos.
Los trazados triples, ¿qué son? En varias partes del calendario aparecen unas marcas constituidas por tres trazos verticales, uno de ellos más largo que los otros está como tachado. Estas marcas triples aparecen generalmente, pero no siempre, sobre tres días contiuos, y en ese caso el trazado grande se desplaza una posición cada día. Su significado es desconocido pero parecen indicar un acontecimiento, o evento que se desplaza de un lustro a otro. Tres lustros hacen un «medio siglo», un periodo de quince años, es posibles que los eventos marcados por estos trazos triples hayan servido como referencia del año dentro del siglo galo, de la misma manera que un mes equos de treinta días o un mes intercalado permiten ubicar el año en el lustro. Esto explicaría la existencia de una triple marca aislada, que marcaría un solo evento por siglo (30 años), como en el caso de los calendarios romanos y griego.
La reconstrucción está sometida a debate por varias razones. Si con los fragmentos que han sido rescatados asumimos la misma distribución de meses cada año del ciclo, es decir cinco de 29 días y 7 de 30 días con un mes intercalado de 30 días al principio del año 1 y en la mitad del año 3, el calendario resultante no se ajusta a los periodos de luna y estaciones. La media de días del año resulta de 367 días, excesivo por 1 3/4 días, y al final del ciclo de cinco años hay un exceso de 9 días. La media del mes también es excesiva a causa de la preponderancia de los meses de 30 días. El ciclo de cinco años termina con 4 días extra. Estas discrepancias son muy grandes para los académicos actuales que generalmente consideran esta reconstrucción como fallida. Después de solo cuatro ciclos o 20 años, el calendario falla en más de un mes sobre las estaciones anuales y el calendario pasa de ser uno basado en la luna nueva a justo lo contrario, uno basado en la luna llena. Correcciones Para eliminar el exceso de 4 días por ciclo de 5 años, los académicos han sugerido que en los años 2 y 4 del ciclo, el mes de equos debería tener 28 días en vez de 30 como en el resto de meses del ciclo.
Esta conjetura es posible porque el final de Equos en los años 2 y 4 no aparece en ninguno de los dos fragmentos. Como base a esta conjetura está el que a ese mes se le designa como anmatu (no bueno) cuando tiene 30 días, mientras que el resto de meses de 30 días del ciclo aparecen denominados como matu (bueno) y los de 29 días aparecen también como anmatu otra vez (no buenos). Interpretaciones alternativas Podemos, sin embargo, preguntarnos si es realmente pertinente equiparar Samonios con noviembre, Dumannios con diciembre, etc: – La raíz celta «sam» en «Samonios» significa «verano» (bretón hañv, galés «haf», viejo-irlandés «sam») y se ajustaría mejor a los meses de junio o julio. Si el equivalente irlandés «Samain» se aplica a noviembre (entendido, como resultado de un cambio de sentido, como «una reunión que recapitula el período de verano», como afirma Christian-J. Guyonvarc’h y su esposa Françoise Leroux, pág. 37 de sus «Fontes celtiques», Universidad de Ouest-France, 1995); si «Samha» se aplica al primero de noviembre en el irlandés moderno, no puede negarse que «Meitheamh», al igual que el galés «Mehefin» y el bretón «Mezheven», se refiere al mes de junio, lo que significa «midsummer» (medio-samonio-s).
Del mismo modo, el «Cétamuin» viejo-irlandés se refería a mayo, al igual que el «Cyntefin» galés, que significa «comienzo del verano» (kentu-samonio-s); – «riuros» podría significar «gordo, abundante» (Old-Irish «remor» corpulento, grueso, gordo, galés «rhef» grueso, corpulento, grande, grande) y se refiere a agosto-septiembre, el tiempo de la cosecha; – «ogronnios» recuerda la raiz celta «ougro-» que significa «frío» y se ajustaría mejor a «octubre-noviembre»; – «giamonios» parece ser el ancestro del bretón «goañv» que significa invierno y se aplicaría convenientemente a «enero-febrero»; – «aedrinios» que podría compararse con el «aed» irlandés, fuego, se adapta mejor a abril-mayo que a septiembre… –
En cuanto a los meses cuyos nombres aparentemente se toman prestados de los calendarios griegos «Cutios» y «Elembivos», se aplican en el idioma original respectivamente a octubre-noviembre (calendario locrio de Chaleion: «Kooutios»), y marzo-abril (calendario del ático: «Elaphebolion»). Así pues, el paleógrafo galés John Rhys (1840-1915) en 1905, luego el erudito irlandés Eoin McNéill (1867-1945), en 1926 y, después de ellos, Jean-Michel Le Contel y P. Verdier, en 1997, sugirió comenzar el año (Samonios) alrededor del solsticio de verano (pero Joseph Monard, en su «Histoire du calendrier gaulois», publicado en 1999, aboga por un comienzo del equinoccio de otoño, por asociación con el Samhain irlandés, exigiendo que Samonios se desplace un cuarto de año). En la teoría de Rhys-McNéill, la entrada «Trinuxamo» o «Trinoxtion Samonii Sindiu» («Tres noches de Samain hoy»), el 17 de Samonios, apuntaría a la luna llena (PL) que está más cerca del solsticio de verano (el actual día de San Juan en verano). El 17 de Giamonos, que está marcado «NS DS» sería la luna llena más cercana al solsticio de invierno. La frase gala antes mencionada se traduce por comparación con una inscripción latina del siglo I d.C. de Limoges que menciona un festival de 10 noches (decamnioctiacon) de Apolo Grannus: «Postumus Dumnorigis filius, Vergobretus, aquam martiam decamnoctiacis Granni de sua pecunia dedit» (El Magistrado Postumus, hijo de Dumnorix, donó a su costa una fuente marciana (? …a los artistas de las «Diez Noches de Grannus»).
La idea de una «mitad oscura» alternando con una «mitad brillante» del año desaparece y la sucesión de meses sería: QUIMONIOS 1 SAMONIOS (verano) Junio (17 Samon Luna llena del solsticio de verano) 2 DUMANNIOS (fumigación) Julio 3 RIUROS (mucho) Agosto 4 ANAGANTIO (no de viaje) Septiembre 5 OGRONNIOS (frío) Octubre 6 CUTIOS (Locrian: Noviembre) Noviembre RANTARANOS 7 GIAMONIOS (invierno) Diciembre (17 giamon Luna llena del solsticio de invierno) 8 SIMIVISONNIS (primavera) Enero 9 EQUOS (caballo) Febrero 10 ELEMBIVOS (\u00c1tico: Marzo\/Abril) Marzo 11 AEDRINIOS (calor) Abril 12 CANTLOS (canto) Mayo
Una cosa que mucha gente no conoce es que hay más calendarios galos que el de Coligny. Por ejemplo el galo-romano de Villars d’Héria que aunque no puede ser reconstruIdo, parece seguir el mismo patrón. Se trata de siete fragmentos de metal que cuentan con inscripciones similares.
BIBLIOGAFÍA
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