Oviedo es una ciudad que ofrece un atractivo turístico innegable para el visitante. No es sólo por su arquitectura o su gastronomía, sino también por su posición en el centro del territorio asturiano que la sitúa a un paso de cualquiera de las alas de la región, así como de la montaña o la costa. Vale, me gusta mi ciudad, me encanta de hecho.
En la ciudad se vive el pasado: capital del reino de Asturias, la Catedral, el Prerrománico, origen del Camino de Santiago, y mil rincones por descubrir … Es un pasado que no deja de ser la historia oficial del origen medieval de la región que hoy conocemos como Asturias.
Sin embargo, desde hace años, están surgiendo visiones alternativas en lo referente al origen de Oviedo. Versiones disonantes con la fundación monástica del siglo VIII en las que algunos hallazgos puntuales retrotraen ese origen a unos cuantos siglos atrás, concretamente al siglo IV d.C. en plena época romana. En el post que os enlacé arriba comentaba precisamente que uno de los problemas que hay para conocer el pasado de esta ciudad, y de la gran mayoría, es precisamente que no se excava, porque hay pocas o muy pocas oportunidades de hacerlo.
Precisamente por eso cuando veo que existe la posibilidad de que lleve a cabo una excavación arqueológica en su suelo me pongo alerta. Y en este año cabe la posibilidad de que se excave en alguno de los sitios clave para este propósito.
Los dos proyectos que pueden ofrecer datos arqueológicos interesantes son los terrenos de La Vega, donde se ubicaban los talleres y dependencias de la fábrica de armas, y la parte del Oviedo antiguo conocida como Martillo de Santa Ana, donde en el solar perteneciente al Arzobispado, está prevista la construcción de un nuevo museo.
La fábrica de Armas de la Vega.
Es un terreno con muchísima historia. Seguro que si sois de Asturias habréis oído que hay un intenso debate sobre el uso que se le puede dar a este enorme terreno, cuyo valor patrimonial es innegable al mantenerse los enormes talleres y dependencias de lo que fue la fábrica de Armas, que estuvo funcionando hasta hace unas décadas.
Lo cierto es que su ubicación a la entrada de la ciudad, en la entrada desde la autovía que viene de Gijón y Avilés, la convierte en un punto vulnerable ante usos que no serían adecuados al nivel de protección que merece, y ahí está el conflicto.
Si para la arqueología industrial tiene importancia, para los medievalistas tiene más valor aún. Si os fijáis en el plano de ubicación de estos terrenos veréis que forman un conjunto con la iglesia prerrománica de Santullano, una de las más conocidas y probablemente más significativas con sus pinturas, del arte asturiano. Una iglesia que está en activo, y de cuyas formas se dice que son prácticamente las de una basílica romana, más que prerromana.
Este terreno, que anteriormente estaba unido al de La Vega fue cortado en dos por la autopista en los años 70. No se tuvo en cuenta para nada el valor patrimonial de lo que se estaba destruyendo, y desgraciadamente prevaleció la necesidad de dar una salida a la ciudad en dirección a Gijón por este punto, que el valor arqueológico del conjunto.
Volvamos a la Vega. En 1794 se ordena la construcción de una fábrica de armas en Oviedo que pasó por diversas ampliaciones desde centro de recepción de los trabajos que hacían los armeros en sus casas a un enorme complejo de la industria de armamento que se mantuvo hasta 2012. Creo que es la historia de la fábrica de la Vega más resumida que se haya hecho nunca, perdonadme, pero en realidad lo que me resulta más interesante es que se construyó sobre el antiguo convento de Santa María de la Vega. Seguro que no os suena mucho, pero si os digo Las Pelayas, actualmente en San Vicente, en Oviedo, os dais cuenta. Cuando se desamortizó el terreno del convento de la Vega, las monjas fueron trasladadas al convento de San Pelayo, cuya iglesia y dependencias siguen en activo.
Este convento de La Vega se fundó en 1153 en los terrenos que habían pertenecido al rey Alfonso VII a las afueras de la ciudad. Fue doña Gontrodo, conocida concubina real, la que propuso la fundación del mismo. Su familia poseía grandes propiedades en el centro de Asturias y un contacto estrecho con el monarca. Por cierto, de Gontrodo Perez y Alfonso VII nació Urraca, la Asturiana. La primera «reina de Asturias». Gontrodo tomó el hábito del cenobio de Santa María de la Vega, fundado por ella misma como digo, probablemente para retirarse a vivir allí. Del convento aún se pueden ver la Capilla de Santa Bárbara y el claustro.
Si te preguntas qué puede tener de interesante respecto al origen de la ciudad este sitio, te diré que el convento de La Vega se edificó probablemente sobre el palacio de uno de los reyes asturianos que le dieron a la ciudad el rango de capital de Asturias. Hablo de Alfonso II.
En las crónicas medievales, cuando se cuenta la fundación de San Julián de los Prados, se detalla que se erigió a un estadio, es decir, unos 180 metros del palacio de Alfonso II. Más tarde, en época de Alfonso III las crónicas dicen que en torno a Santullano había un monasterio que tenía, entre otras dependencias, triclinios, baños, etc. Es decir, las que podríamos encontrar en un palacio regio como el que se supone que edificaría Alfonso II.
Varios medievalistas asturianos han concluido que estas edificaciones se encontrarían en los actuales terrenos de la fábrica de La Vega.
Actualmente, la previsión es que se hagan unas catas arqueológicas para determinar el riego que podrían suponer los cambios previstos en el patrimonio histórico del conjunto. De ellas se ocupará la Universidad de Oviedo.
El segundo lugar es el Martillo de Santa Ana
Se trata de un espacio que actualmente ofrece una apariencia ruinosa. Un viejo solar de más de 1000 metros cuadrados que pertenece al Arzobispado de Oviedo y en el está previsto que se levante un Centro de Arte Sacro. Yo soy muy fan de los museos, me parece lógico que si el terreno le pertenece a la Iglesia y cree que es necesario tener un lugar de este tipo lo impulse. Por otro lado los vecinos no están convencidos de que ese sea el mejor uso para este espacio, que tiene un potencial muy grande para convertirse en una gran plaza abierta que un conjunto abarrotado, como es el barrio antiguo de la ciudad podría necesitar, además proponen que se use para el museo cualquiera de los otros edificios que prácticamente están en desuso en las inmediaciones del solar.
Volviendo a lo mío, imaginaros el potencial arqueológico que puede tener este sitio. Está ubicado intramuros de la vieja ciudad, en el mismo sitio donde se levantó el asentamiento medieval. Pero si miramos más atrás, esta a menos de 100 metros de la fuente romana de la Calle la Rúa, en el Museo de Bellas Artes. Es sin duda la mejor oportunidad que tendría cualquier arqueólogo para descubrir de una vez por todas si hay vestigios romanos bajo el suelo medieval de la ciudad. ¿Hacemos apuestas? 😀
El problema es que el solar ya se ha intentado construir en varias ocasiones, y el Arzobispado y el Ayuntamiento de la ciudad no se acaban de poner de acuerdo para darle un uso. ¿Será esta la definitiva?
¿Y si se descubre algo?
He escuchado esa pregunta con voz temerosa incluso por parte de algunas personas. Si se descubre algo sólo pueden ser buenas noticias. La ciudad tendría más información sobre su pasado. Los carbayones (ovetenses) seríamos más conscientes del verdadero pasado de esta ciudad que tanto nos gusta, y que es nuestra, no lo olvidemos.
Los proyectos que hay para ambos sitios no tendrían que ver comprometido su desarrollo. En el caso de que se aconsejara su musealización, está la consabida solución de las criptas arqueológicas, que tan buen resultado para el turismo están dando en distintas ciudades, como Astorga o León, por ejemplo. Son verdaderos motores turísticos que a la gente le encanta visitar, y serían un complemento perfecto, en el caso del Martillo de Santa Ana para el futuro museo que proyectan construir.
Es evidente que hay que proteger nuestro patrimonio, y es inteligente además de protegerlo sacarle un rendimiento que sirva para aumentar el potencial turístico de la ciudad.
